Todo está ya en internet desde hace años.
Nuestras comunicaciones, información personal (más o menos voluntariamente depositada ahí), nuestros correos, compras, transacciones bancarias… Todo registrado, depositado en “la nube” o servidores online de los que no tenemos el control en absoluto.
Confiamos en grandes corporaciones para los más elementales procesos de comunicación, intercambio, información y demás. Hasta ahí todo está más o menos aceptado (aunque no creo todavía que la mayoría de las personas sepa bien lo peligroso que eso es…).
También sabemos que la tecnología informática online controla y gestiona los suministros de luz, de gas, petróleo, transacciones bancarias, el comercio internacional, las bolsas de todo el mundo, las infraestructuras, el sumunistro y transporte de alimentos, medicamentos… En suma: Absolutamente todo.
Hoy en día no hay que temerle tanto a una sequía, una devastación alimenticia o un problema vírico biológico, porque todo ello, aunque problemático, sólo afectará a una parte reducida de la población. Quizá a un país incluso, pero dificilmente a nivel global.
Lo que sí podría acabar con todo, devolviéndonos a la edad media, de golpe, sería cualquier error, ataque, descuido, virus o modificación que afectase a los sistemas informáticos conectados en Red.
La globalización es tan peligrosa como débil. Un verdadero gigante con pies de barro. Y las potencias mundiales han tomado buena nota de esto. De hecho, llevan años en secreto desarrollando y preparándose para el nuevo campo de batalla. Un nuevo lugar en el que las contiendas tienen ya lugar: Internet.
Hace unas semanas la megacorporación Sony sufrió un ataque por parte de hackers que la puso en jaque: Secretos industriales, productos, servicios y películas no estrenadas filtradas, información personal y confidencial de estrellas de Hollywood al descubierto o secuestrada por los propios cibercriminales…
La cosa llegó a tal extremo, que en tiempo récord, el FBI ya apuntaba su dedo acusador a Corea del Norte (afirmaban que sin la infraestructura y financiación de un gobierno, este ataque no habría sido posible) y el propio Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, habría hace unos días la nueva era de la ciberguerra, al afirmar que su país sabría responder de manera adecuada y por el mismo medio (internet) a Corea del Norte.
Y así, como suelen suceder las cosas de verdadero calado, pasó desapercibido un hecho impresionante y peligroso a partes iguales: Que el futuro ya está aquí. Que ya no es necesario desplazar tropas a lejanos países para acabar con sus regímenes o gobiernos, ni para tomar el control de su economía o recursos:
Para eso ya está internet y los especialistas en esta materia. Soldados de élite que siempre estarán a salvo y con sueldos elevados en cómodos búnkeres totalmente equipados y desde los que pueden desarrollar ataques de verdadera importancia, siendo invisibles e imperceptibles.
Al otro lado, como no, tanto gobiernos opuestos y regímenes totalitarios (sin importar la ideología) que no parecen tener recursos para alimentar a su población, pero que no dudan en poner encima de la mesa, cientos de millones de dólares para cargarse de tecnología de última generación y pagar a hackers de élite a sueldo con los mismo fines.
También los terroristas islámicos han percibido el cambio y se han adaptado a éste de manera sorprendentemente rápida. Siguen escondidos en montañas a las que sólo se puede acceder a pie, pero cuentan con los equipos necesarios para llevar a cabo este tipo de operación de ciberguerra.
¿Ejemplos?.
Por si no has seguido las noticias o no has profundizado en la materia, te pondré unos cuantos:
– Los grupos terroristas yihadistas de medio mundo están en comunicación y coordinan a sus células latentes en Occidente a través de mensajes cifrados mediante el uso de la red Tor o la Deep Web (el 90% del internet real que Google no encuentra ni enlaza… Es decir, el verdadero iceberg del que sólo conocemos el 10% que es el internet que utilizamos y que nos parece enorme).
– Estados Unidos ha creado el Cibercomando de Defensa con un presupuesto anual que deja a muchas agencias tradicionales del gobierno USA a la altura de una oficina de correos. Ahí no trabajan soldados de cabeza rapada y gatillo rápido, sino los mejores ingenieros de software que el MIT y Sillicon Valley produce cada año, así como los mejores hackers que USA puede pagar y que otro país no ha contratado ya.
– La OTAN lleva años también haciendo los deberes y cuenta con su propio Comando de Ciberdefensa. En Madrid (España es un país miembro y aliado) cuentan con uno de sus centros de operaciones y desde él se han hecho declaraciones de que su cometido no es sólo la defensa sino, potencialmente y en caso necesario, el ataque mediante el uso de tecnologías de software contra objetivos estratégicos internacionales. Traduciendo: Plantas nucleares, aeropuertos, comunicaciones, medios de comunicación e infraestructuras básicas de cualquier país o régimen considerao oponente.
– La NSA, el FBI y la CIA llevan más de década y media desarrollando programas espía (como el ya olvidado y muy superado Predator) que se infiltra, espía, recolecta y analiza todas las comunicaciones mundiales, ya sean escritas, por voz o datos.
Y esto es tan sólo una pequeñísima muestra de lo que, además, se atreven a revelar y a reconocer públicamente. De modo que podrá el lector inteligente imaginar lo que ahora mismo se está desarrollando y, lo que es peor, probándose o ejecutándose en Internet a niveles de ataque, espionaje y defensa cibernética.
Pero todo lo anterior ni siquiera es el máximo peligro. Lo verdaderamente peligroso es lo que en el argot de la seguridad nacional se conoce como “tirador solitario”. Un hacker, un especialista que vaya por libre y que tenga un motivo personal para planificar y llevar a cabo un ataque que ponga en jaque, quizá, el sistema económico internacional a través de acabar durante varios días con las operaciones en una bolsa como la de Nueva York… O algo similar.
Alguien que sea tan genio como loco y que, de un plumazo y con una obra maestra de software y unos conocimientos matemáticos únicos, sea capaz de acabar con décadas de prosperidad, reduciendo medio occidente a la nada por colapso.
El terreno de juego ha cambiado. Mientras seguimos mirando a los cielos creyendo que la amenaza son los drones o los chemtrails… El campo de batalla es digital y se compone de nodos y autopistas clandestinas de la información conformadas por impulsos de unos y ceros.
Quien domine ese lenguaje, (el lenguaje de las máquinas) será el verdadero peligro. Y ese peligro es invisible.
Escrito por nuestro colaborador Alquimista
TWITTER: @alquimistaverda