(c) Vincent Van Gogh. Arlés 1888
Vincent Van Gogh siempre se sintió atraído por las luces nocturnas. Intentó plasmar, de una manera magistral, con singular impresionismo las distintas temperaturas de color que ofrecía la noche. La agitación nocturna le ofrecía una caleidoscópica visión, muy propia de la creatividad del holandés; y nos descubrió una impresión como soñada de un espacio público rodeado de siluetas extrañas, reflejos bucólicos y lo más importante: profundidad de campo a través del juego vertiginoso de colores cálidos y fríos.Esa esencia impresionista de Van Gogh no sólo resultó atractiva para muchos fotógrafos que encontraron la noche y el color a dos aliados contundentes de potencia visual. También estimuló a reflexionar sobre las historias que pasan en los espacios públicos que sólo ocurren cuando llega la noche y ese doble juego resultó muy tentador.“Las luces cambian, caliente o fría, chocando bellamente en una combinación de temperaturas de color” sugiere Patrick Sachmann con respecto a su proyecto Un Jour, La Nuit.
(c) Patrick Sachmann. Paris, 2005
“Esta serie también está influenciada por ideas de territorio e identidad: una identidad nocturna que se sitúa en la fugacidad, en la calidad fugaz del momento”.Por otro lado, esa búsqueda de impresionismo nocturno le viene al dedillo a Gueorgui Pinkhassov para explorar la dramática historia de los indocumentados y refugiados ilegales que sobreviven en las afueras de Paris.
(c) Gueorgui Pinkhassov. Paris, 2016
Desde atrás de las ventanas de los autobuses, y con la noche como protagonista, Carlos Prieto descubrió, a través de este proyecto, una Barcelona muy diferente a la ciudad que todos estamos acostumbrados a ver, lejos de los estereotipos, entre juegos de neones, peatones y colores.(c) Carlos Prieto. Barcelona, 2017
Hasta pronto!
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