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Terror tecnológico

Por Soniavaliente @soniavaliente_

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Últimamente ve poco la tele. Total, para lo que hay que ver: El récord mundial de imputados en Valencia, el proceso de la Infanta, las novedades de los ERE falsos de Andalucía, la declaración de Jordi Pujol en la Audiencia Nacional…

Ante este panorama, ella se echa al monte de la ficción. Pero no al de los títeres que, como está el patio, igual acaba en el trullo por enaltecimiento de La bola de cristal. Se refugia en los brazos de Netflix, el paraíso de las series, para no pensar.

La primera temporada de Black Mirror, como amante del género distópico, se le hizo corta. Está viendo la segunda, como un regalo. El segundo capítulo le hizo pensar. Una serie inspirada en el terror tecnológico, plausible, que tenemos al lado.

Terror tecnológico

Frame de "White Bear", Black Mirror. Fuente: Netflix

El capítulo “White Bear” es un híbrido de El Show de Truman, My little eye, Los juegos del hambre, El incidente, La naranja Mecánica y The Walking Dead y El proceso, de Kafka. Así todo junto, a lo burro. Resuelto de un modo magistral.

Una señal instalada en los repetidores de las televisiones a nivel mundial ha dejado a la población anestesiada. Tan solo son espectadores. Ni sienten ni padecen. Y se limitan a asistir pasivamente a la violencia que les rodea. Capturándolo todo con sus smartphones. ¿Les suena de algo?

Desfile de imputados, imágenes de drones de Kobani, la que fuera la tercera ciudad de Siria en importancia devastada, reducida a cenizas, oleadas de refugiados llegando a Europa, el niño Aylán ahogado en una playa de Turquía, los debates a la presidencia de Estados Unidos. Rubio que aboga por no cerrar Guantánamo. Y Trump y su peinado apostando por aprobar el ahogamiento simulado para los sospechosos de terrorismo. Y nosotros pegados a la tele, viéndolas venir. Y, en el exterior, haciéndonos selfies. Terror tecnológico del bueno.


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