Revista Opinión

Terrorismo literario

Publicado el 31 marzo 2013 por Ruben85 @Rumenez
Después de llevar unos cinco meses en Madrid, he de decir que frecuento un centro comercial, que es muy funcional, a parte de tener lo que todo edificio de iguales características ofrece (tiendas de ropa, de zapatos, de telefonía, restaurantes, comida rápida, juegos y diversión para niños, etc.), tiene la particularidad de ofrecer servicios más relevantes y necesarios (un supermercado, una farmacia, una oficina de correos, etc.), e incluso hasta ofrece bricomanía y productos de segunda mano.
Nunca sentí afinidad por los centros comerciales, no me va el rollo consumista, no obstante lo frecuento como el que más, aunque he de decir que compro en el supermercado y poco más. El caso es que cuando voy, siempre voy cargado con libro y cuaderno y en un banco, me siento a leer o escribir. Como es de suponer soy el único en todo el centro comercial que lee allí; no es que todo el mundo vaya a comprar, pues ofrece internet gratis y por las cercanías jóvenes y no tan jóvenes se conectan de gratis a la red. Pero lo que si es verdad es que en los cinco meses que llevo visitándolo no vi a nadie dedicarle siquiera una ojeada a un libro en el interior del edificio comercial.
No soy yo el único que se ha dado cuenta. De hecho, me he fijado que los diferentes vigilantes que pasean de un lado a otro se quedan mirándome: como extrañados, como desconfiando, como pensando: "¿Qué le pasa a este? ¿Será un ladrón? ¿Será un loco? ¿Estará preparando el asalto a alguno de los comercios?"
Puede que sea un poco de paranoya incluso, pero a veces cuando pasaba muy de cerca de donde yo me suelo sentar, acariciaba con una mano la porra que descansa en su cinturón por si las moscas, yo le saltaba encima y me diera por lanzarle un ataque de Kung fu.
Imagino que en su mente vigilantística pasarán pensamientos de que yo no soy de fiar, el hecho de que vaya armado con un cuaderno y un libro lo dice todo, no genera confianza, ni seguridad. Si portara un móvil, una tableta, o cualquier otro chisme electrónico (incluso un libro electrónico podría dar el pego), probablemente pasaría de largo sin inmutarse de mi existencia, me tomaría como un consumista más de los muchos que le dan de comer; sin embargo, el hecho de que lleve un libro, puede ser una señal de peligro para él (no olviden que un vigilante de seguridad tiene un sexto sentido para encontrar malhechores) ¿Y quien sabe si en el interior de un libro puede hallarse una bomba de destrucción masiva?
Terrorismo literario

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