Asistimos en estos últimos años a una proliferación de denuncias de plagios en tesis doctorales, que son especialmente difundidas por los medios de comunicación cuando se trata de personas con una relevancia política. Hay voces que claman por un mayor control en la elaboración y defensa de una tesis, pero estaría bien que la sociedad conociera los procedimientos que se siguen hasta que una memoria de investigación se traduce en una tesis doctoral.
Ceremonia d en la Universidad de Leyden el 7 de julio de 1721
Debo decir en primer lugar que esta reflexión que comparto con los lectores de Matemáticas y sus fronteras está motivada en buena parte por la visión del último Consejo de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid (enlace, https://www.youtube.com/watch?v=oyABv-6j8_Y). En él, se trataron los dos casos de plagio que han salido en los medios (veáse, por ejemplo, esta noticia de El Mundo La Complutense investiga la tesis plagiada de un directivo de la Camilo José Cela).
En el interesante debate que se mantuvo en esta reunión, se habló de la inflación de tesis sufrida en 2016 (veánse sus declaraciones en este artículo de ABC, Dos expertos analizan la tesis plagiada en la Complutense y darán conclusiones en 15 días: “El rector de la Complutense, Joaquín Goyache, estima que los cambios legales – derivados de la implantación del Plan Bolonia – provocaron una multiplicación exponencial del número de tesis, lo que pudo generar que se relajaran los controles.”). Alguno sugería que el uso de programas informáticos detectores de plagio serían una solución al problema.
Recordemos como se inicia una tesis. El doctorando, junto con el director de la tesis, debe someter un proyecto de tesis a una comisión universitaria, y este es el primer control que debe hacerse. Si se trata de una tesis vinculada a un contrato FPI o FPU (una “beca de doctorado”, se diría antes) o similar, ese proyecto irá también en la solicitud. Esto implica un control muy exhaustivo por parte de comités de expertos en el tema en cuestión, de manera que si el proyecto es deficiente, ahí se terminará. Es más, una vez iniciada la tesis, hay que enviar en estos casos informes anuales de lo que se ha hecho, de las actividades del doctorando, con informes elaborados por este último y por su director, y validados por el responsable del centro. En cualquier caso, si se tarta de una tesis doctoral fuera de estos cauces, los controles son similares, y se imponen desde las Escuelas de Doctorado.
¿Qué ocurre una vez terminada la memoria a satisfacción del doctorando y su director? La tesis suele ser presentada en una suerte de prelectura pública en el deparatemnto en cuestión, y ahí se podrá ver su valía o sus deficiencias. Item más, la tesis se deposita en la universidad durante un tiempo para que cualquier profesor pueda examinarla. Y no acaba aquí la cosa, porque a continuación se debe someter a la Comisión de Doctorado la propuesta de un tribunal y un ejemplar de la tesis. Y una vez aprobado el tribunal y aceptada la la lectura de la tesis, ésta es defendida públicamente y el doctorando debe además responder a cuantas cuestiones le sometan los miembros del tribunal (se supone que 3 o 5 expertos en el tema), e incluso cualquier doctor presente en la sala.
Visto todo esto, uno se puede preguntar: ¿cómo se puede colar una tesis plagiada? ¿en un contexto en el que además se tiene acceso a bases de datos especializadas de todo tipo? La única manera de que se cuele un plagio es si hay una complicidad tanto de individuos como institucional. Porque de otra manera sería completamente imposible que estas tesis hubieran llegado siquiera a leerse.
La conclusión, al menos la mía, es que no hacen falta aumentar los controles, los tenemos ya, y si es imprescindible que las universidades y los que tengan autoridad sobre el tema, intervengan con sanciones para los que hayan permitido estas situaciones.
Para terminar con una sensación positiva, digamos que la mayoría de las tesis doctorales son trabajos consistentes, unos mejores que otros, por supuesto (y esto se mide objetivamente por la novedad de los resultados y las publicaciones resultantes). Pero esas pocas manzanas podridas hacen mucho daño a las instituciones universitarias y conviene aplicar medidas duras contra los que no siguen las buenas prácticas de la investigación.
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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias).