Witness for the prosecution (Billy Wilder, 1957. EEUU): maravillosa adaptación de Agatha Christie con uno de los finales más atropelladamente fascinantes de la Historia del Cine y otra muestra más de la brillantez de Billy Wilder, con lo más granado del star system de la época, un inolvidable Charles Laughton y una Marlene Dietrich haciendo de, pues eso, de Marlene Dietrich. Tras sufrir un problema de salud, los empleados de un abogado le aconsejan que sólo acepte casos fáciles, pero aceptará defender a un hombre, en apariencia inocente, acusado de haber matado a una acaudalada viuda por su dinero. El único testigo de la defensa será la mujer del hombre, pero en la sala del juicio se sucederá una mentira tras otra. Wilder mezcla, con gigantesco acierto, el courtroom dramacon el suspense (incluyendo sutiles flashbacks) a lo Hitchcock y el subgénero whodunit,e incluso la comedia irónica, en uno de los más grandes films de los 50, propio de uno los cineastas de mayor altura de la época y que pertenece tanto a Wilder, quien realiza un entretenimiento de lo más sólido, como a Laughton, cuya actuación es superlativa. Esencial.