Testimonios en tierra de nadie
Underground es la aproximación que el novelista Haruki Murakami hizo de los atentados del metro de Tokio del 20 de marzo de 1995. El libro fue publicado en Japón en 1997 y fue traducido al español a finales del año pasado por Tusquets Editores. Aquel día de 1995 miembros de la secta budista Aum Shinrikyō (verdad suprema) liberaron gas sarín en varios suburbanos de la capital japonesa. El ataque tuvo una gran repercusión por lo inesperado de algo así en una sociedad tan segura como la nipona y porque causó la muerte de 13 personas y afectó en diverso grado a varios miles.Lo que llamó la atención del autor fue leer el testimonio de la esposa de una víctima sobre la incomprensión con que la sociedad trataba a su marido, el cual acabó perdiendo su empleo. Murakami decidió salir de su terreno de trabajo habitual, la novela de ficción, e intentó dar voz a la mayor cantidad de víctimas que fuera capaz de reunir para que expresaran lo que les sucedió ese 20 de marzo de 1995 y sus sentimientos al respecto.
Uno de los principales puntos de interes del libro es mostrar cómo la sociedad japonesa afronta el terror y que el lector pueda conocer algo más sobre la psicología de aquel país. En la búsqueda de las víctimas es donde se puede encontrar la primera diferencia sobre cómo afrontan la sociedad japonesa y española el terrorismo. En nuestro caso hemos tenido una mayor experiencia de convivencia con este tipo de actos y mientras aquí algunas de las víctimas del terrorismo han tenido importantes posiciones dentro del debate público siendo figuras ampliamente conocidas, Murakami tuvo una gran dificultad para localizar a las víctimas del atentado del metro e incluso en algunos casos a pesar de haberlas localizado estas se negaron a hablar del asunto. Las razones eran una mezcla de querer pasar página y desconfianza hacia los medios de comunicación.
Murakami incluye 62 testimonios en Undergraound, aunque unos pocos no son de víctimas sino que pertenecen a expertos en distintos campos relacionados con el atentado como medicina, servicios de urgencias, psicólogos o abogados. El principal defecto de las entrevistas es que se centran demasiado en la vida previa a los atentados y en los hechos del 20 de marzo dejando apenas espacio para los sentimientos y reflexión que estos suscitaron, con lo que se pierde la capacidad de profundización. Ademas, el número de testimonios es excesivo ya que algunos de ellos son poco relevantes y se comente una gran reiteración entre unos y otros.
La parte final del libro incluye otra serie de entrevistas que el autor hizo con posterioridad a la publicación de Underground titulada El lugar que nos prometieron. En estas los entrevistados son miembros de la secta Aum Shinrikyō. Lo que, en principio, podría haber sido muy interesante por mostrar qué lleva a una persona a cometer algo tan inimaginable para el resto de la sociedad se pierde porque ninguno de los entrevistados participó en los atentados y ni siquiera estaban al tanto de su preparación. En Aum Shinrikyō había distintos estratos y los ataques fueron encargados sólo al círculo de confianza más cercano a su líder Shoko Asahara. En ningún momento se habla de la su motivación ni de qué esperaban conseguir con ellos.
Con este enfoque el loable propósito de Murakami de dar voz a las víctimas queda en una tierra de nadie pareciendo estar destinado a ser un formato periodístico pero siendo ejecutado por un novelista que no tiene la intención de hacer un reportaje ni nada parecido. Sus principales defectos son la ya mencionada falta de profundidad en cómo los japoneses reaccionaron ante el suceso y la falta de antecedentes y contexto para el lector extranjero que no tiene conocimientos previos sobre Aum Shinrikyō, su ideología ni sus actividad anterior.