Guardo por aquí las reflexiones que la psicóloga Ana María Valenzuela compartió como notas en Facebook, sobre la Jornada Crianza en Red, celebrada en Barcelona el pasado 16 de marzo.
Tetas libres y alternativas
Por Ana María Valenzuela, de Psicología Positiva en Acción
Un título un poco escandaloso, pero creo que va en la línea de sus protagonistas.
Ayer preguntaba qué tienen en cómun Ileana Medina, Mª del Mar Jiménez y Alejandro Busto.
Cuando Ileana Medina empezó a escribir en Tenemos Tetas, buscaba un título pornográfico, provocador. Ella también es provocadora. Y le encanta abrir mentes ajenas a nuevas ideas, mientras difunde las suyas. Habló de cómo las grandes instituciones han dejado de ser portavoces de las ideas, y de cómo la red de redes se ha transformado en millones de micrófonos retransmitiendo cada uno la propia realidad. De cómo la Nueva Era, o Post-modernidad, o como quiera que esto se llame, tiene como reto equilibrar lo visible y lo invisible (el yang y el yin, lo masculino y lo femenino).
Me encantó su división entre lo heroico e histórico arriba, y las mujeres silenciosas que lavan platos y cocinan para que los hombres puedan hacer historia. Y cómo las mujeres se han ido a lo externo y visible, porque eso estaba tan valorado que hasta ellas empezaron a desvalorizar lo femenino, dejando lo interno e invisible tan vacío y deshabitado, que el mundo va a la deriva en cuanto a valores y economía.
El reto es volver a habitar lo interno e invisible, y sacarlo a la luz: darle importancia al ámbito de lo cotidiano y a las emociones y además, abrirlo a los hombres.
Lo de "volver a la cocina" también lo dijo Mª Mar Jiménez, de El Blog Alternativo. Ataviada con un delantal de diseño y delante de un puchero de barro de los de antes (el caldero de las brujas, dijo ella), nos explicó que existe una conspiración en la sombra para destruir todo lo bueno de la humanidad, pero que las mujeres tenemos el poder de cambiar las cosas. Reivindicó la alquimia y el amor que las madres ponen en sus hijos cuando cuidan. Volver a cocinar con amor, reivindicar esas cocinas de cine (y no los mini-office que tienen nevera y microondas para calentar comida precocinada). Volver a poner amor y conciencia en lo cotidiano. Cambiar estilos de vida, ir más despacio. Poner atención. En definitiva, yo creo que reivindicó la crianza como forma de resistencia al Club Bildelberg. Una idea revolucionaria.
Alejandro Busto es psicólogo y se dedica a decir a los 4 vientos lo que piensa. En su día a día, trabaja con directivos y empleados de grandes empresas, que lo contratan para dar cursos teóricos de Inteligencia Emocional (por ejemplo). ¿Y qué pasa con la práctica? En la práctica la gente no se moja, y los que se mojan lo dicen con la boca pequeña. Alejandro le puso a su gabinete Ceibe, que en gallego significa libre, aunque mi madre, gallega, me preguntó qué significaba esa palabra. Creo que a él le gustaría que todos los hombres fueran libres de mojarse emocionalmente y decirlo. Él ya habita confortablemente el lado oculto, y lo compagina con el lado visible. ¿Algún otro hombre se anima?
Alejandro e Ileana están hartos de la crianza con apellidos: crianza natural, crianza con apego, crianza consciente... al final, lo que resulta de esto, es que hay un bando (el de los buenos) y un bando (el de los equivocados) que andan a la brega sobre si lo mejor es una cosa o la otra. Cuando lo mejor es estar atentos a lo que nos dicta el corazón y el instinto, y criar hijos sanos y felices.
Por cierto, que esto de la felicidad, que a mí me encanta y a Martin Seligman también, tiene mucha miga. Resulta que en su último libro, el sr. Seligman entrevisó a un psiquiatra que lleva muchos años haciendo un estudio sobre el tema de la felicidad. Y parece ser que la felicidad, sobre todo, se relaciona con la capacidad de amar y ser amado. Y como nos recordó Ileana, el Dr. Michel Odent lleva años investigando sobre la capacidad de amar y ser amado, y la ha relacionado con el modo de nacer y ser criado en los primeros meses. Y volvemos a a crianza con apellidos.
De estas tres ponencias rescato dos cosas: que sus tres protagonistas tienen ideas muy claras y saben comunicarlas y las emociones positivas que salieron por todas partes: crecimiento, optimismo, felicidad, saboreo, atención consciente... puede que no se las nombrase así, pero ahí estaban igualmente.
Crianza en Red- SUA
¿Qué tienen en común Mónica Álvarez, Mª Àngels Claramunt, Rosa Sorribas, Rafaela López, Marta Gual, David Lay y Mónica Felipe-Larralde?
Ellos son personas que se lanzaron a la red en busca de soluciones. Crearon foros, webs, estudios e iniciativas ciudadanas que dieran respuesta a sus necesidades e inquietudes, que sirvieran de apoyo y lugar de encuentro para otros como ellos. Son pioneros en sus campos, con todo lo que ello conlleva de bueno y de malo.
Mónica y Àngels se conocieron en la lista de El Parto es Nuestro. Àngels había tenido varias pérdidas gestacionales tempranas, y deseaba hablar de ello. Nadie parecía estar dispuesto a darle voz a su dolor, hasta que apareció Mónica, que también sabía en carne propia lo que era eso de perder un embarazo en el primer trimestre. Juntas fundaron el foro Superando un Aborto, también conocido como SUA (nombre femenino y fuego en vasco).
La suya fue una comunicación emotiva. Quien más quien menos, hemos pasado por un aborto o conocemos a alguien que ha sufrido uno. ¿Quién nos valida el dolor? Cuando nada queda, queda el amor en el corazón. Ver el vídeo con los rituales de despedida, aquellas fotografías de embarazadas felices que acabaron llorando, ecografías enmarcadas con rostros de bebés que nunca llegaron a nacer, patuquitos, postales y cartas escritas... aún se me llenan los ojos de lágrimas y dolor por lo que no llegó a suceder.
Mi reflexión es que el duelo es siempre un proceso largo, y aún me sorprendo cuando constanto lo largo que puede llegar a ser.
El duelo es siempre por nosotros. Somos nosotros lo que nos dolemos. Nos duele la ilusión perdida, los sueños truncados, el futuro distinto a como lo soñamos...
Pero parece que el duelo por un hijo tiene una dimensión tan enorme, tanto más grande que otros tipos de duelo... porque pérdidas y duelos tenemos todos los días, y no andamos planteándonos si nos duele que hoy llueva en lugar de hacer sol (cuando ayer hizo sol y hoy no está sucediendo), no nos planteamos con dolor si algunas cosas podrían ser más de lo que ya son (como si nos tuviera que doler tanto una paella que podría haber quedado más sabrosa).
Lo que sucede, creo yo, es que un día sucede a otro día, y tomamos como natural que hoy llueva y otro día no. Una paella se termina y nadie le da mayor trascendencia. Pero una vida humana (sobretodo humana, que vivimos en un mundo antropocéntrico), es algo tan milagroso a nuestros ojos, tan deseado, tan esperado, tan compartido, tan propio, tan una misma, que cuando termina nos planta de golpe la realidad de la propia finitud.
Cuando yo veo todos esos bebés que no fueron, veo al mío que no fue, veo a los míos que sí son, veo mi alegría y mi pena, pero sobretodo, me veo a mí. Y eso es lo que más me hace llorar. Porque yo lloro mis lágrimas y mis emociones. Soy incapaz de saber con seguridad lo que siente otra persona. Hago el esfuerzo de aproximarme desde mi propia emoción a la emoción del otro. En un ejercicio de empatía, lloramos todos y nos consolamos los unos a los otros.
Con cada nueva historia, con cada nuevo apoyo, con cada nueva revisión a las propias emociones, nos podemos hacer más sabias y más fuertes. Ofrecer esa sabiduría a otras es lo que hacen cada día en http://superandounaborto.foroactivo.net