Revista Cine

Texto 51: John Woo y su inaudible música.

Publicado el 14 enero 2013 por Loquecoppolaquiera @coppolablogcine
Por eso, en parte, utilizo tantos ángulos de cámara y tantas velocidades. Si la música llega al clímax, voy a necesitar un plano a cámara superlenta para que se ajuste y así sucesivamente. Entonces, una vez que la película ya está montada, esa música desaparece. O hago que compongan otra banda sonora o dejo la escena sin música, sólo con el diálogo. Sin embargo, en cierto sentido, la música sigue estando ahí. Sigue ahí como un fantasma, como algo invisible -o inaudible, para ser exactos- que confiere una vida propia a la escena. 
John Woo
A la vista de este texto uno no puede por menos de quedarse estupefacto sobre el nivel de sofisticación y retorcimiento que algunos directores alcanzan a insuflar a sus películas. John Woo podría haber santificado los fotogramas de sus películas al Dios de los indios apaches, o podría haber vestido a sus actores con ropas imbuídas de esencias tropicales, podría haber inspirado a los objetos con el amor de 900 gatos orientales; pero al final, toda esta parafernalia vacía concluye en las mazmorras de la superchería más anodina. Los sentidos del hombre son la medida de todas las cosas. El mundo imaginado de una inaudible música pertenece a la categoría del círculo-cuadrado. Uno puede tener sus ritos y sus consagraciones. John Woo se pasa.
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS

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