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Textos inéditos de grandes escritores, una aventura y un logro

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Textos inéditos de grandes escritores, una aventura y un logro

Rescatar textos inéditos de grandes escritores es siempre una aventura y un logro.

Una aventura porque, en función del estado de los materiales hallados, el trabajo filológico que reclaman puede ser ingente y, al cabo, pudiera darse a la luz un producto poco fiel a la intención de quien lo concibió. Un logro, porque, aun así, puede merecer la pena.

Textos inéditos de grandes escritores, una aventura y un logro

No cabe duda de que es tentador intentarlo con la insigne Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851- Madrid, 1921), más aun cuando la novela inédita, Selva, se publica por vez primera en 2021, año del centenario de su muerte.

Como anuncia el editor José María Paz Gago en el prólogo, el recorrido del texto desde su descubrimiento, en 1971, no fue fácil: habla de dos versiones, desorden de capítulos, correcciones a mano con letra incomprensible en la parte mecanografiada, alto deterioro de los papeles, borrones, falta de páginas y capítulos y un largo etcétera. Con diversos intentos de recuperación frustrada de otros especialistas de por medio, que pormenoriza.

El libro reúne dos novelas policíacas de Pardo Bazán, una de ellas, La gota de sangre, publicada en 1911, en vida de la autora, y la segunda, que la autora comenzó probablemente a escribir en 1912, con el título provisional de Selva, el apellido del detective madrileño protagonista de ambas. El volumen las agrupa bajo el nuevo título Los misterios de Selva para dar cuenta de la incursión de la ilustre escritora gallega en el género en dos ocasiones, género en el que fue mujer pionera absoluta que se sepa, pues, como indica Paz Gago, se adelantó en una década a Agatha Christie.

Pardo, buena lectora de Conan Doyle, pero no satisfecha con el perfil de Sherlock, al que consideraba superficial, diseñó un detective castizo madrileño al que quiso dar una adecuada profundidad psicológica y humana, adaptada a su gusto personal y pensada para el lector español. Su Ignacio Selva, al que ella llama El Aficionado por no ser profesional criminalista aunque con mayor olfato que muchos policías, es un hombre desorientado en la vida, que encuentra su verdadera vocación en desentrañar casos misteriosos y criminales con éxito. Soltero vocacional, aunque con tentaciones difíciles de resistir, joven hidalgo, aunque no aristócrata, se codea con la aristocracia madrileña y europea que pasa por la capital del país y frecuenta sus ambientes, lo que da pie a Pardo para abrirnos las puertas a la vida social y familiar de la nobleza y airear trapos sucios, probablemente con intención crítica y humor en ocasiones. La intención crítica se mantiene también como leitmotiv en las frecuentes alusiones que hace al Madrid de la época, del que subraya su provincianismo en muchos aspectos, en comparación con otras metrópolis europeas modernizadas y avanzadas.

El final de La gota de sangre, en el que se anuncia el propósito de Selva de pasar largo tiempo en Londres y otras capitales europeas para perfeccionar sus dotes detectivescas al abrigo de los que considera maestros, y el principio de Selva, en el que aparece El Aficionado recién regresado a Madrid, hacen pensar en la intención de la autora de dar continuidad al personaje Selva y a sus casos. Sin embargo el hecho de que entre su legado no aparecieran más proyectos de novela policial, teniendo en cuenta que empezó con Selva en 1912 y que Pardo Bazón murió en 1921, abren la incógnita de si desechó su probable intención inicial por razones que se nos escapan.

La voz narradora, en primera persona, de La gota de sangre da paso en Selva a otra omnisciente, con mucho diálogo intercalado, en el que, sobre todo Selva y su amigo, otro hidalgo, Leonardo Chaves, dirimen sobre sus puntos de vista en temas variopintos, entre otros la relación entre realidad y ficción... El amigo, claramente diseñado para sacar a la luz la deseada profundidad psicológica y humana del personaje principal, incita a largas conversaciones que sacan a relucir el pensamiento del detective y activan la empatía del lector. Ello, como dice el editor en el prólogo, provoca que "algunos pasajes resultan excesivamente digresivos lo cual puede hacer perder dinamismo a la acción".

Pero nada puede diluir la maestría escritora de una maestra consagrada; la lectura merece la pena y Pardo Bazán está en estos textos con toda su fuerza e identidad.

José María Paz Gago nos dice que "A pesar de que hay detrás un complejo trabajo ecdótico, no es esta una edición filológica ni crítica sino [...] una edición "reconstructiva" para uso y disfrute del público lector. [...] se han reorganizado los capítulos y se han incluido mínimas modificaciones de nombres o de fechas para dar coherencia narrativa al conjunto [...] se han hecho algunas actualizaciones ortográficas, de acentuación y de puntuación, sin prescindir de los modismos y peculiaridades estilísticas - laísmos, por ejemplo - tan propias de la escritora". Cabe objetar, sin embargo, que las modificaciones ortográficas no se han consumado por igual de modo sistemático y convendría una revisión para futuras ediciones.

El trabajo es muy de agradecer. Recomendable el producto.

Emilia Pardo Bazán
Los misterios de Selva
Edición y prólogo de José María Paz Gago
Ensenada de Ézaro Ediciones, 2021, 236 pp.

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