Revista Música
THANK CHRIST FOR THE BOMB -The Groundhogs, 1970. Crítica del álbum. Reseña. Review.
Por Bluemonday @BlueMonday1971La música de The Groundhogs había bebido desde sus inicios en 1962 en Londres de grandes como Sonny Boy Williamson, Jimmy Reed, Little Walter o John Lee Hooker, conscientes de la explosión del blues en Inglaterra en la primera mitad de la década de los 60. Pero todo cambiaba a una velocidad endiablada en aquellos años, y el superdotado Tony McPhee, la cabeza pensante del grupo, advirtió que el público comenzaba a perder interés en el blues, y el premonitorio "Blues Obituary" que publicaban en 1969 marcaba el fin de una época. Los Groundhogs iban a continuar con aquellas construcciones de blues alterado, pero los temas a partir de ese momento se iba a endurecer.
Evidentemente el sonido general de "Thank Christ For The Bomb", el tercer álbum de The Groundhogs, colocado en 1970, está impregnado de esa esencia del blues británico con la que nacieron, pero aquí hay ciertos aspectos que evidencian una evolución hacia algo parecido al hard rock merced a las composiciones, los arreglos y la musicalidad propuesta por Tony McPhee, el alma mater de la banda, un talento poco reconocido sin nada que envidiar a muchos de sus contemporáneos. Ese enraizamiento en el blues rock británico no llega a desaparecer en "Thank Christ For The Bomb", pero ya no ocupa el lugar principal que ocupó en sus "Scratching the Surface" de 1968 y en el ya mencionado "Blues Obituary" de 1969.
En el plano lírico nos encontramos seguramente ante el trabajo más redondo de los Groundhogs, y es que el sarcasmo, la ironía y la historia sirven de base para una feroz crítica social a cargo de Tony McPhee, compositor de cabecera de la banda. A ello se añade una maestría musical poco común, cercana a la excelencia y absolutamente original. Es cierto que su figura, la de Tony McPhee, merece un estudio aparte. Su ingenio, su talento y su polivalencia fueron la guía que condujo a su banda a convertirse en objeto de culto, porque a pesar de fabricar temas que gozaron de cierta difusión nunca fueron un éxito comercial.
Como productor McPhee bordó su labor en "Thank Christ For The Bomb", algo para lo que sería definitiva su grabación por primera vez con una máquina de ocho pistas, lo que dotó al álbum de un sonido multicapas que permitiría a los Groundhogs acercarse a algo parecido a un hard rock progresivo en el que la guitarra, por supuesto la de Tony McPhee se convirtió en su principal protagonista. Y ojo, el ingeniero de "Thank Christ For The Bomb" fue un tipo llamado Martin Birch, ni más ni menos que el productor, ingeniero y mezclador de algunos de los mejores trabajos de bandas como Fleetwood Mac, Deep Purple, Rainbow, Black Sabbath o Iron Maiden entre muchas otras.
Aquel sonido de la guitarra eléctrica con un ritmo de soporte casi acústico dotó a The Groundhogs de ese toque duro que elevó su relevancia, algo en lo que la voz de McPhee también fue fundamental. El sólido bajo de Peter Cruickshank y la dinámica y sutil batería de Ken Pustelnik compusieron un combo rítmico de quilates que se las apañó para soportar con precisión y pasión los vericuetos compositivos e interpretativos de un McPhee completamente desatado. Buenas letras, melodías interesantes y arreglos excepcionales para un álbum redondo de rock duro hecho con mucho estilo.
"Strange Town" abre el disco y permite escuchar como es el nuevo asalto de los Groundhogs, trío en exploración permanente merced al vuelo libre de la inmensa guitarra de McPhee o la batería de Pustelnik, algo que les colocaría en la misma dirección que la Jimi Hendrix Experience. Un tema sobre alienaciones con McPhee exponiendo su voz más cercana a la de Jack Bruce. Después una brillante "Darkness Is No Friend" deja paso a "Soldier", un corte que aborda el tema de las guerras con una base rítmica que construye un sonido absolutamente pegadizo.
"Thank Christ for the Bomb" es un corte absolutamente magistral, un tema que comienza como una balada de blues acústico que de pronto se transforma en una alucinante improvisación de acid blues. Una composición en la que los Groundhogs muestran de manera meridiana de que son capaces. "Ship on the Ocean" y su ritmo trepidante conducen a "Garden", corte que contiene uno de esos solos de guitarra eléctrica que deberían ser de escucha obligatoria, un solo metido dentro de una maravillosa, incansable y casi improvisada progresión.
"Status People" se conduce por un riff de bajo lento y simple y casi no parece terminar de arrancar, casi algo predeterminado para allanar el camino a "Rich Man, Poor Man", uno de los cortes más destacados de "Thank Christ For The Bomb", antes de "Eccentric Man", probablemente el mejor tema del álbum, un corte que llegó a ser versionado por Queens Of The Stone Age, algo que da una idea de lo influyentes que han sido los Groundhogs y de la opinión que un monstruo de las seis cuerdas como Josh Homme mantiene de un guitarrista como Tony McPhee.
Deefinitivamente "Thank Christ For The Bomb" fue el inicio de el periodo más duro de los Groundhogs, un periodo que culminaría con el "Who Will Save the World? The Mighty Groundhogs" que la banda de Tony McPhee publicaría en 1972 y que tendría en el "Split" de 1971 uno de sus máximos exponentes. Una banda magistral y difícil de categorizar. ¿Folk blues progresivo británico?, ¿hard progresivo de reminiscencias bluesy?, blues rock progresivo?...la verdad es que ante la magnitud de su sonido las etiquetas son lo de menos para unos tíos que lograron lo que por aquel entonces parecía imposible, escapar de las comparaciones con Cream y convertirse en una entidad única llena de personalidad.
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