Revista Música

The alan parsons project – parte ii (1982-1987)

Publicado el 25 septiembre 2016 por Perendengon

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Hola Graminoleños.

Hoy vamos a seguir con la historia de The Alan Parsons Project, completando la última edición de “La Graminola” en la que os conté todo lo acontecido en su primera etapa. Lo dejábamos justo en el momento en el que con la publicación de “The Turn Of A Friendly Card” el grupo había dado un pequeño giro a su trayectoria y se acercaba cada vez más al éxito no solamente con sus discos al completo sino también con cada una de las canciones que los componían. Para ello debemos situarnos en el año 1982, el gran año de Alan y Eric.

Sería en ese momento cuando publicarían “Eye In The Sky”, el disco que les encumbraría definitivamente, con el que batirían todos los records de ventas, uno de los mejores discos de ese año y, posiblemente el mejor disco de su carrera. Cuanto menos el de mayor éxito y con el que sus canciones arrasarían una tras otra en las listas de éxitos de todo el mundo.

El disco no sería concebido de manera conceptual como sus anteriores trabajos y junto a su música cuidada y modernista nos dejarían una serie de sencillos que triunfarían y de que manera. Sobre todos ellos lo haría el tema que da nombre al disco.

El comienzo del disco es espectacular. Tras una breve introducción instrumental, titulada “Sirius”, en la que ya se pueden escuchar algunos acordes de lo que está por venir, sin interrupción alguna llega el primer sencillo número uno de The Alan Parsons Project, “Eye In The Sky”. Una auténtica maravilla.

La voz de Eric Woolfson tendría el privilegio de adornar el primer gran éxito, a nivel de sencillo, de The Alan Parsons Project, siendo éste el pistoletazo de salida hacia una serie de éxitos que irían llegando uno tras otro, tanto en lo que a este disco se refiere como a los que vendrían a continuación.

Además, cuando Eric interpetaba una balada, le daba un toque muy personal con su voz. Daba la impresión de que la música del grupo encontraba el aderezo adecuado cuando él era el vocalista, algo de lo que podemos disfrutar en un preciosista tema, dulce y complejo a la vez, titulado “Silence And I”.

Por si fuera poco, una imagen que aperecía en la portada del disco se convertiría en todo un fenómeno. Estoy hablando del “Ojo de Horus”, una imagen que simboliza el orden y la perfección y a la que se atribuyen poderes protectores, sanadores y purificadores. Ese ojo en el cielo se convirtió en una de las imágenes de la época.

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Pero no todo el protagonismo vocalista lo tendría Eric Woolfson. Otro de los temas destacados de este disco llevaría el sello de la voz de otro de los habituales, Elmer Gantry, que aportaría, y mucho, en el éxito titulado “Psychobabble”.

Por supuesto no podía faltar ese tema instrumental que adquiriría una popularidad tremenda y que si bien no sería publicado como single, si que conseguiría convertirse en uno de los temas más destacados del disco. En este caso esa canción llevaría el título de “Mammagamma”.

Dado el éxito cosechado con esta nueva fórmula a la hora de crear sus discos, dos años después, en 1984, repetirían el éxito con un disco que seguiría la senda marcada. Su título “Ammonia Avenue”, y en él buenas canciones y, como primer sencillo, la canción de toda la carrera del grupo que a mí personalmente más me gusta.

Cierto es que atrás habían quedado sus tiempos de rock sinfónico para dar paso a una etapa más cercana al pop rock, consiguiendo con esta evolución mantener a su público habitual y acercar su música a mucha más gente, pero escuchando canciones como esta maravillosa “Don’t Answer Me”, otra vez en la voz de Eric, creo que el cambio mereció muchísimo la pena.

A los habituales vocalistas de sus distintos discos, el dúo siempre estaba abierto a incorporar a alguno nuevo. En esta ocasión el afortunado sería Chris Rainbow, que sería también cantante del grupo Camel y que sería el protagonista de una preciosa balada titulada “Since The Last Goodbye”. Rainbow fallecería en el año 2015.

Las ventas de “Ammonia Avenue” superarían incluso las obtenidas con “Eye In The Sky”. Estaba claro que la nueva manera de crear sus discos era la adecuada y les llevaba a lo más alto. Por fin publicaban tres o cuatro sencillos de cada disco y las listas se inundaban de sus éxitos, tales como este “Prime Time”, una canción que podía haberse incluido perfectamente en el anterior disco por su coincidencia de sonido, interpretada por Woolfston.

Está claro que el éxito de “Don’t Answer Me” eclipsó de alguna manera al resto de las canciones que componen el disco. Pero esto no quiere decir que éstas no tengan una calidad tremenda, sobre todo una de ellas que a mí me parece uno de los mejores temas de esta segunda etapa del grupo.

Me estoy refiriendo a “You Don’t Believe”, que interpetada por Lenny Zakatek es una auténtica joya.

No tardarían mucho en publicar su siguiente trabajo, ya que en 1985 saldría al mercado “Vulture Culture”, un disco que no era sino la continuación de “Ammonia Avenue”. En un principio este último iba a ser un disco doble, pero finalmente se optó por publicar dos discos por separado, por lo que “Vulture Culture” podría considerarse su secuela.

El single de presentación de este disco llevaría el título de “Let’s Talk About Me” y la parte vocalista correría a cargo de David Paton, que formara parte durante un muy corto periodo de tiempo de los mismísimos Bay City Rollers.

Como no podía ser de otra manera, “Vulture Culture” era un trabajo continuista de “Ammonia Avenue”, aunque con un par de importantes diferencias. La primera de ellas sería el retroceso en cuanto a ventas, a pesar de que la crítica especializada consideró que era un disco con mayor calidad, pero lo cierto es que las canciones que lo componían no engancharon tanto como las precedentes.

La otra novedad radicaría en el menor protagonismo de Eric Woolfston a la hora de interpretar las canciones, algo que se haría todavía más evidente en el siguiente disco del dúo. A pesar de ello no faltaría un tema adornado con su voz, titulado “Separate Lives”.

Si bien en Europa todavía tuvo una mejor acogida, en Estados Unidos el disco pasaría de puntillas, convirtiéndose en el trabajo de The Alan Parsons Project con menor número de ventas en ese país. A pesar de ello, algunas de las canciones que lo conforman tienen calidad suficiente como para haber sido recibidas con mayor entusiasmo, como por ejemplo “Days Are Numbers”, interpretada por el habitual Lenny Zakatek.

A finales de 1985 saldría al mercado el siguiente disco del dúo, un trabajo que se apartaría un tanto de lo hecho hasta el momento y que significaría un grandísimo retroceso en cuanto a ventas, popularidad y éxito, pudiendo considerarse como el trabajo más flojo de toda su carrera. Su título, “Stereotomy”.

Además existe una curiosa casualidad que pudiera explicar de algún modo ese bajo rendimiento del disco. Hemos podido comprobar como en el momento en el que Eric Woolfson toma las riendas a la hora de poner voz a las canciones del grupo el éxito les llevaría a convertirse en una de las principales bandas del momento. Casualidad o no, el caso es que en “Stereotomy” Woolfson no interpreta ni uno solo de sus temas, limitándose a hacer los coros a la voz de John Miles que es quien canta todos ellos. No deja de ser curioso.

El único tema del disco que gozaría de cierta popularidad sería el que le da nombre.

Tras esta pequeña decepción, el grupo decidiría tomarse un pequeño respiro. Hasta ese instante habían salido a disco por año, llegando incluso a publicar en el año 1985 dos discos, lo que posiblemente sería una de las causas de su descenso en popularidad. De esta forma, hasta el año 1987 no llegaría su siguiente trabajo, con protagonismo español.

The Alan Parsons Project retomarían la senda de los discos conceptuales de sus primeros tiempos con un trabajo dedicado al arquietecto español  Antonio Gaudí, recuperando parte del camino perdido y, como no podía ser de otra manera, consiguiendo un considerable éxito en nuestro país.

Tratándose de un disco dedicado a Gaudí no podía faltar una canción titulada “La Sagrada Familia”, que abre el disco, siendo interpretada, una vez más, por John Miles.

Como podemos ver la grandilocuencia de esta composición recuerda a las de sus primeros tiempos, buscando recuperar el éxito que con su anterior trabajo no llegaron a lograr. Una vez más la participación vocalista de Eric Woolfson fue menor, siendo John Miles, como venía sucediendo en los últimos tiempos, el que llevaría sobre sus espaldas prácticamente todo el peso a la hora de cantar.

Si bien es cierto que en esta ocasión Woolfson podría desquitarse de su nula participación en “Stereotomy”, sacándose la espina interpretando “Closer To Heaven”.

A pesar de esta excepción, el peso de las tareas vocales recaería como venía siendo habitual últimamente en John Miles, que nos dejaría otro de los temás más destacados y conocidos de este disco. Me estoy refiriendo al “modernista” “Money Talks”.

Lo que queda claro es que los sencillos que se fueron publicando de este disco no alcanzarían el éxito que habían logrado los de sus anteriores trabajos, pese a lo cual habría que destacar uno de ellos que sería interpretado por un vocalista no habitual y que años después, con otro rol en el mundo de la música, se ha convertido en alguien importante.

Estoy hablando de Geoff Barradale, que le pondría voz al tema más exitoso del disco, titulado “Standing On Higher Ground”. Como cantante no tuvo demasiada transcendencia, pero años después se convertiría en el manager de uno de los grupos más destacados del panorama indie, los Arctics Monkeys.

Después de “Gaudí”, la intención del dúo era continuar por la senda de los discos conceptuales, siendo en esta ocasión el elegido el padre del psicoanálisis, el austriaco Sigmund Freud. Sin embargo, lo que nadie sospechaba es que esto iba a convertirse en el principio del fin.

El disco llevaría el título de “Freudiana”, pero durante su preparación hubo bastantes diferencias entre Alan Parson y Eric Woolfson hasta el punto de que terminarían por romper su relación. The Alan Parsons Project ya eran historia. De manera amistosa decidirían separarse y continuar cada uno su camino. Finalmente, “Freudiana” sería publicada como una ópera, sin autores concretos y con todas las composiciones realizadas por Woolfson con un Parson que únicamente colaboraría en una de sus canciones.

Tras su separación, Eric Woolfson se dedicaría a colaborar con otros artistas y a publicar algunos discos poco promocionados y formados por música únicamente instrumental con grandes arreglos orquestales, mientras que Alan Parsons, siempre con el permiso del primero, retomaría la actualidad del grupo a partir del año 1993, rodeándose de un grupo de buenos músicos, saliendo de gira interpretando las canciones de siempre bajo el nombre de “The Alan Parsons Live Project”.

No deja de ser curiosa esta nueva etapa de Alan Parsons, cuando tanto él como Woolfson siempre evitaban lo que podían sus actuaciones en directo, ya que pensaban que en ellas se perdía la pureza de su sonido al ser demasiado costoso el traslado de todo lo que necesitaban para que su música se escuchara como siempre. Evidentemente, los adelantos actuales, modernos sintetizadores, ordenadores y demás multimedia hacen todo más fácil que por aquel entonces.

Todo parecía indicar que The Alan Parsons Project nunca volvería a publicar un disco nuevo, pero eso no sería del todo cierto. En el año 2014, saldría al mercado una caja con todos los discos del grupo, incluyendo uno que inicialmente se grabaría en el año 1979 pero que nunca sería publicado por una historia de enfrentamiento entre Parsos y Woolfson con su casa discográfica. El título de este disco es “The Sicilian Defence”.

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La historia es la siguiente:

Las relaciones del dúo con la casa discográfica no eran las mejores por aquella época y Alan y Eric no estaban dispuestos a renovar el contrato que tenían con ella, pero estaban obligados a publicar un nuevo disco. Ese disco sería este “The Sicilian Defence”, realizado con pocas ganas y para quitarse el trámite del medio, resultando un trabajo muy alejado de lo realizado hasta ese momento y con una calidad ciertamente inferior.

Dado que el disco no era del gusto de sus autores y que la casa discográfica se percató de que podía terminar siendo una auténtica decepción, ambas partes renegociaron sus condiciones contractuales, beneficiosas para todos y el disco no sería finalmente publicado.

Pero los artistas proponen y las casas discográficas disponen, por lo cual, hace apenas un par de años incluirían en esa caja de la discografía completa el famoso disco, un trabajo conceptual basado en el mundo del ajedrez en el que todas las canciones, a excepción de uno, tienen nombres de movimientos ajedrecísticos. Ya os digo yo que no es nada del otro mundo, aunque la impronta de siempre está ahí. Os dejo con la única canción que tiene un título reconocible: “Elsie’s Theme”.

A Alan Parsons la inclusión de este disco en esa caja no le hizo demasiada gracia pero no tuvo más remedio que resignarse. Lamentablemente, Eric Woolfson no sería testigo de esta publicación ya que en el año 2009 fallecería tras una larga lucha contra el cáncer.

Y hasta aquí llega la historia de este grandísimo grupo que fueron The Alan Parsons Project. Calidad a raudales de un dúo que supo compenetrarse a la perfección, rodearse de los mejores músicos de estudio y de grandes voces, creando unas canciones inolvidables que con el toque especial que le daban los arreglos de Andrew Powell acercaron más que nunca la música a la auténtica magia.

Hasta la próxima, Graminoleños.

JUAN JOSÉ GOMARIZ


THE ALAN PARSONS PROJECT – PARTE II (1982-1987)

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