Que un disco de The Beatles sea una de los discos más famosos de la historia pues no es ninguna novedad.
En 1965 el grupo evolucióna en pocos meses con respecto a Help! y lo deja reflejado de forma evidente y palpable.
Mucho tuvo que ver en esta evolución los encuentros con Bob Dylan y también el comienzo de su consumo de marihuana.
Las letras empiezan a ser mejor trabajadas. El amor ya no es el motor principal de los temas.
Hasta la portada, aun saliendo ellos, parece que ya nos indica que vamos a encontrar un cambio dentro. Una imagen psicodélica para la posteridad.
El pelo más largo y ya no visten de traje.
Y dentro pues éxitos a cascoporro.
Girl, Michele, Drive My Car, Nowhere Man, Norwegian Wood (incorporación por primera vez de un sitar), In My Life.
Y las que fueron menos conocidas, pues también gozadas de principio a fin.
Lennon y McCarteny seguían dando en el clavo, uniendo calidad, comercialidad y evolución sin perder un ápice de magia. Al contrario, parece que mejoraban a pasos agigantados.
Sonidos más Folk Rock.
Harrison por su parte contribuye con dos temas que también van indicando que poco a poco va cogiendo soltura y confianza a la hora de componer. Aunque siempre le fue difícil meter temas en los discos del grupo.
Esta vez vuelven a ser todos temas compuestos por ellos. No hay versiones.
Un trabajo que esta vez tuvieron tiempo para madurar y hacer con tranquilidad. Sin giras por medio y con los estudios Abbey Road a su entera disposición, los chicos desplegaron todas sus posibilidades. O parte. Porque aún les quedaba mucho por decir.
George Martin sigue dejando esa magia en los arreglos y en la producción. Sólo el piano que mete en la inolvidable In My Life vale un mundo.
Que vendió, que arrasó, es algo conocido por todos. Que para algunos es su mejor álbum también.
Pero eso es lo que menos me importa a mí.
Lo importa es que es un maravilloso disco. Que han pasado más cincuenta años y sigue sonando fresco y brillante.