No puedo decir que “The Blacklist”sea una basura sobrevalorada (aunque a veces lo piense), sobre todo porque me he tragado los 22 capítulos de su recién acabada 1º temporada. Pero lo que tampoco tengo nada claro es que vaya a darle una segunda oportunidad (a pesar de su bestial éxito de audiencias). Imagino que dependerá de la saturación de series que tenga cuando empiece de nuevo. Pero tiene muchas probabilidades de acabar en el mismo lugar que “The following”
“The blacklist” es un producto de entretenimiento muy del estilo americano: protagonistas guapos, acción soft, mezclas de tramas profesional-personal, y guiones no muy elaborados con una sucesión infinita de casos a resolver que finalizan cada semana. El resultado es un producto sin dolor, sin drama, sin sangre, sin sexo…sin alma
Uno de los problemas desde mi punto de vista es la excesiva longitud de la temporada. 22 capítulos de serie, son demasiados: Primero porque el desarrollo es repetido en todos ellos hasta llegar a hacerlo predecible: presentación del malo, aparición de James Spader ayudando al FBI, te pillo, no te pillo, te pillo y final entermezclando la parte humana de los personajes. Pero sobre todo porque una cadena como la NBC dá prioridad a otros eventos (en este caso los juegos de invierno de Sochi) posponiendo durante semanas la emisión de sus series (igual que ocurrió con parenthood). El resultado: 7 meses aguantando las mismas paridas de la agente Keen.
La elección de los actores además me parece un desastre absoluto (salvando a James Spader, claro). Megan Boone, nuestra protagonista, fracasa en resultar creíble en el papel de dura agente del FBI. Detrás de su cara angelical y su pésima forma de correr no imagino que nadie se crea su papel. Ni siquiera las pocas heridas que se le infringen parecen reales y por supuesto no dañan su maquillaje. No convence ni cuando llora ni cuando sufre ni cuándo ríe. En todo caso el papel de su marido-espia parece infinitamente más convincente y parece mejor el desarrollo del personaje en la trama, sobre todo el último tercio de la serie, cuando queda claro que todo su objetivo es vigilar a la prota. No puedes por menos que empatizar con él y esperar que aparezca para darle un poco de interés a esta relación
Peor si cabe es Diego Klattenhoff, aquel amante de Morena Baccarin en Homeland, es un Kent (el muñeco) convertido en actor americano robotizado. Decir que interpreta un papel es un insulto al gremio de actores. Tal vez sea el prototipo de hijo-novio-yerno US, pero su deambular por la serie, igual que ocurría en Homeland, no aporta nada a la serie ni le hace ganar un solo punto. Completamente infumable
¿¿Qué salva a Blacklist? Probablemente los villanos semanales que le dan un poco de sal y pimienta a los capítulos, sobre todo en la presentación de los mismos. Otra baza a su favor es precisamente lo que para mi es uno de sus puntos débiles: es fácil, ligera y llevadera.
Esto y por supuesto James Spader, que está muy bién. El salto interpretativo es tan enorme que no hace mas que dañar a sus lastimosos compañeros. Imagino que en algún momento del principio de la serie, los productores o creadores debieron pensar: “¿porqué no nos dejamos de ostias y le convertimos en el protagonista?”. Su relevancia desde el primer capítulo se va engrandeciendo en la misma medida que se va reduciendo el crédito del resto de actores. Pero incluso una temporada tan larga deja dudas sobre el valor de Spader, no tanto por su talento como por la escasa capacidad para gestionarlo.
De todas formas su papel gana enteros cuando se quita la mascara de filántropo al servicio del FBI y a partir de los capítulos de Anslo Garrick (el 11 creo) empieza su venganza y queda patente que lo único que quiere es quitarse rivales en el mundillo del crimen con mayúsculas. Pero incluso esto deja un regustillo a final fácil: está demasiado bien informado de todo, anda demasiado libre y todo parece demasiado simple y meloso
En fin, que The Blacklist es del tipo de serie que mas odio: trata de ser lo que no es, y por supuesto se queda a mitad de nada. Trata de ser una serie de acción pero sus personajes son irreales, lights y edulcorados, trata de meter con calzador tramas paralelas que difícilmente son plauxibles e interesantes y enmascara todo con un popurrí de baladas country y planos cortos a lo MTV que no ayudan a empatizar ni con la historia ni con los personajes.