En un principio este disco iba a ir en la sección de impepinables, pero después de volver a escucharlo tras muchos años en el baúl de los recuerdos, no me parece un disco de diez. Eso si, es un álbum que merece la pena volver a rescatar.
The Boo Radleys siempre fueron los raros del Brit-Pop, ya que tanto su música como su actitud, no encajaban con esa escena. Ellos iban más allá y le daban tanto al shoegaze como a la psicodelia sesentera. Lo malo es que la gran mayoría de la gente los recuerda por aquel Wake Up Boo!, que estaba bastante bien, pero que realmente no era su rollo.
Este Giant Steps fue todo un éxito de critica en 1993 y muchas revistas especializadas lo metieron en su top 3 de lo mejor del año. La verdad es que no era para menos, ya que en estas 17 canciones consiguen el equilibrio perfecto entre los dos estilos que mencionaba antes, y el pop con toques de los Beach Boys que dejarían ver en sus siguientes discos. Y es que esa mezcla se hace irresistible en temas como Wish I Was Skinny, Barney o ese Lazarus que es la cumbre del disco. Además, les gustaba experimentar con cosas nuevas, y la verdad es que en muchos casos les salia bastante bien: ahí tenemos esa especie de shoegaze-dub llamado Upon 9th and Fairchild, y ese Rodney King (titulo muy acorde con la época), en el que coqueteaban con la electrónica, eso si, siempre tras un muro de guitarras distorsionadas.
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