Revista Cine
Director: Martin Scorsese
"The Color of Money" sigue siendo una historia de Eddie Felson, aquel buscavidas de ayer pero un cuarto de siglo después, ya maduro y acaso algo desencantado, aunque en su camino se cruce Tom Cruise, un joven talentoso, prodigio del pool, chico arrogante y que se las sabe todas (o eso piensa), deseoso de ganar y ganar aunque sean migajas de pan a pobres diablos con tal de demostrar su talento, y Eddie Felson, interpretado por Paul Newman nuevamente (no podía ser otro más que él, no señor), ve un fuego en él y se contagia de esa vitalidad, de esa pasión por el pool, el juego que debió dejar por razones ya más que conocidas. Se embarca, entonces, con el chico en un periplo por infinidad de tugurios, con destino a un gran torneo de pool en Atlantic City, camino durante el cual le irá enseñando los trucos para ser un verdadero ganador, para no tirar su talento por la borda, para ganar dinero y jugar en las grandes ligas, tarea nada de fácil porque al muchacho no le gustan mucho los pasos que hay que dar, menos cuando se trata de dejarse perder o contener ese impulso que, en primera instancia, lo impele a jugar por sobre todas las cosas. Pero esta historia no es sobre el muchacho ni sobre su proceso para ser un grande, quizás nunca llegue a ser un verdadero, un auténtico grande, no como Eddie Felson, quien, según yo, no le importa un pepino lo que suceda con Tom Cruise, tan sólo quería usarlo para comprobar si aún tiene el carácter y el talento para ser un grande del pool y de la vida. Más allá de lecturas más y lecturas menos, una cosa es cierta: Eddie Felson ha vuelto...
Si bien "The Color of Money" rescata la mística de Eddie Felson y le otorga un excelente tratamiento moral y humano (el arco dramático del protagonista es más sutil de lo que aparenta, pues cualquiera apuntaría los ojos hacia el cachetón de Cruise en tanto nuevo Eddie Felson, pero es que no puede existir otro Eddie Felson que no sea el verdadero, el original), la película de Scorsese propone que el mundo del pool sea el motor narrativo de este viaje, y que entre juego y juego (por cierto, brillantemente filmados, nuevamente con la enérgica cinematografía de Michael Ballhaus), se construya el duelo entre Newman y Cruise, ya a un nivel más bien personal e incluso filosófico, porque sólo uno de los dos está hecho para el pool o, mejor dicho, sólo uno de los dos sabe ser un ganador en el juego.
A mí me ha encantado "The Color of Money", me parece una gran película, digna secuela de "The Hustler", aquella maravilla de Robert Rossen.
Ambas imperdibles.