Os dejo la reseña de The Duff, de Kody Keplinger, publicada por Plataforma Neo.
Con diecisiete años de edad, Bianca Piper es cínica y leal, y no cree, ni de lejos, ser la más guapa de entre todas sus amigas. También es demasiado inteligente para caer en las redes del mujeriego y viscoso chico guapo del instituto, Wesley. De hecho, Bianca lo odia. Y cuando sus apodos "The Duff," ella le tira a la cara una Coca-Cola. Pero las cosas no le van muy bien en casa en este momento, y Bianca busca desesperadamente una distracción. Termina besando a Wesley y, lo que es peor, le acaba gustando. Ansiosa por escapar, Bianca empieza una relación con él de amigos con derecho a roce. Hasta que todo sale horriblemente mal. Resulta que a Wesley se le da muy bien escuchar y su vida también es bastante complicada. De pronto Bianca se da cuenta de que se está enamorando del chico que odiaba más que a nadie.
Bianca está pasando por una mala época a nivel familiar, y la gota que colma el vaso se personifica en el egocéntrico y popular Wesley Rush, que sorprende a la pobre chica llamándole Duff. Designated Ugly Fat Friend - la amiga fea y gorda. Como bien explica él, al hacerle caso a la Duff del grupo, las -digamos- agraciadas se sentirán atraídas por su bondad.
Esta tensión y un cúmulo de problemas más explotan, y Bianca, sin darse casi cuenta, encuentra el mejor medio para desahogarse y ser libre. El medio más inimaginable por su parte. Empieza a acostarse con Wesley, atentando contra cualquier principio existente que quedase en su cuerda cabeza.
Sin embargo, y como bien suele pasar en las simples historias de amigos con derecho a roce, esta relación se convertirá en algo más. Porque de hecho, el señor Rush tiene oídos y sabe utilizarlos.
Opinión Personal (sin spoilers)
Así visto, parece una forzada historia al puro estilo americano. Es verdad que en un principio me pregunté qué era lo que tenía este libro para haber enganchado a tanta gente incluso antes de haber sido publicado en España. Estaba claro que esta impresión que hace tiempo, supongo que será ya un par de años, tuve al leer la sinopsis, poco a poco se fue disipando para atraer mi curiosidad. Así pues, cuando me llegó el ejemplar, empecé a devorarlo.
Y me encantó.
Señoras, señores, bienvenido al cruel mundo en el cual no todas las chicas son preciosas. No todas las chicas son perfecta. No todas las chicas que van a un instituto americano cuyo nombre acaba en "High" tienen un par de melones bien puestos, son rubias y comen en una mesa redonda con el resto del equipo de animadoras. Existen las Duff, por ejemplo. Y por mucho que le duela, Bianca es una de ellas.
Si algo me encantó desde un principio es cómo le afecta un simple mote a alguien aparentemente inteligente. Esto consiguió una sonrisa por mi parte: siempre fui la chica gordita del curso en primaria y parte de secundaria, y por muy buenas notas que sacase o muy lista que fuese, seamos francos, me afectaban los insultos. La profunda psicología de Bianca presentada por Keplinger me ha convencido. He entendido en todo momento por qué sufría, qué sentía, y qué era lo que le empujaba a hacer lo que hacía.
Sí, el libro ha sido realista, de principio a fin. Puede que no haya vivido lo que Bianca vive, pero su narración en primera persona me ha convertido en parte de su vida por unos instantes. ¿Qué es ese impulso físico e inmediato que le atrae a Wesley? ¿Por qué reacciona de esta manera? Lo que a primera vista parecen preguntas imposibles para un lector externo de hecho se convierten en puro sentido común para el que está viviendo la historia.
¿Y qué decir sobre Wesley? Pues que con él, la autora nos presenta un claro ejemplo de por qué juzgar sin base ni razón no es bueno. Muchas veces, las cosas que parecen más claras y obvias en realidad nos convierten en completos inútiles al abrir la boca para comentar sobre ellas.
Y el sexo. EL elemento del libro. Querría declarar mi amor eterno hacia esta autora, que ha sabido levantarse y oponerse a los convencionalismos de la mustia literatura juvenil en la cual temas como este son tabú. Que sí. Que el sexo entre adolescentes de 17 años es una realidad, por mucho que pueda doler a padres y madres. Ya basta de evitar un tema así incluso en los libros. Hablar de estas cosas debería de ser algo natural en la literatura juvenil; un medio que ayudase a los jóvenes a comprender más. Sin embargo, parece algún tipo de pecado sobre el cual no se puede comentar apenas, a no ser que lo hagas utilizando eufemismos o alusiones.
Así pues, una novela juvenil que, aunque sea lo que es a primera vista -una historia bastante básica- se ha ganado un trocito de mi corazón por su estilo desenfadado, sus lecciones morales y los pocos tapujos a la hora de comentar cosas que deberían de ser triviales.