Revista Ciencia

The Flash: El problema de la supervelocidad

Publicado el 07 noviembre 2014 por Alf
The Flash: El problema de la supervelocidad

Hace pocas semanas estrenaron en EEUU una nueva serie de superhéroes, The Flash, basada en el personaje de DC (concretamente en la encarnación de Barry Allen) y spin-off de la serie Arrow (a su vez basada en el superhéroe Flecha Verde). No es la primera vez que el hombre más rápido del mundo tiene su propia serie en TV, ya que en los 90 disfrutó de otra (como curiosidad, el protagonista de aquella serie, interpreta ahora al padre del protagonista de la nueva).

Una situación recurrente en la serie, es que el héroe salve a una persona con su supervelocidad, apartándola de un peligro inminente. En el primer episodio, por ejemplo, vemos cómo un ciclista es atropellado por un taxista, y cuando el pobre hombre es lanzado al aire por la fuerza del impacto, Flash lo agarra a supervelocidad y lo deposita en el suelo. Todo ello mostrado en «bullet time» para que veamos lo rápido que es el protagonista. La escena en cuestión aparece en la introducción de cada episodio, y podéis verla en Youtube.

The Flash: El problema de la supervelocidad

El problema es que, en realidad, sería peor el remedio que la enfermedad. Como ya expliqué hace algunos años, lo que mata (o lesiona) son las aceleraciones (o deceleraciones) elevadas. Cuando un coche golpea a un peatón (vamos a centrarnos en el golpe en sí, e ignorar otros efectos dañinos como que las ruedas pasen por encima), parte del cuerpo de éste se ve sometido a una aceleración muy grande. Pasa de una velocidad muy pequeña (la que tuviera el peatón) a una muy elevada (la del coche) en un instante. Es esta repentina aceleración la que hace que huesos y otros órganos se rompan. Es como si el cuerpo fuera sometido a una fuerza repentina de mucha intensidad (de hecho, como sabéis, la fuerza es el producto de la masa por la aceleración).

Otro detalle importante es la superficie de contacto en el momento de la colisión. Se define la presión como el cociente entre la fuerza aplicada y la superficie sobre la que se aplica. Para una misma fuerza, cuanto menor superficie, más presión. Y es esta magnitud la que determina si un objeto que choque o ejerza fuerza sobre otro, rompe su superficie y penetra o no. Es decir, si se clava o no. Así, con la misma fuerza un cuchillo afilado puede cortar un tomate, mientras que otro romo no. O con la misma velocidad, si nos golpea un coche normal, nos embiste y lanza, pero si tiene un espolón en el morro, nos atraviesa.

En la escena de la serie, Flash se mueve a una velocidad muchísimo mayor que el taxi, y agarra al ciclista sin frenar, dejándole en un lado. En realidad, el mero hecho de intentar empujar al ciclista a esa velocidad, le habría producido unas lesiones muchísimo mayores que las que hubiera sufrido con el atropello.

The Flash: El problema de la supervelocidad

En el cuarto episodio, se produce una situación aún más complicada. Un tren descarrila, y Flash saca a los pasajeros uno a uno, mientras el vagón da vueltas de campana (podéis ver ese fragmento en Youtube). En los planos bullet time, vemos el interior del vagón con cientos de cristales rotos cubriendo todo el espacio. No parece que Flash tenga especial cuidado en evitarlos, por lo que el efecto sería equivalente a ser acribillado por balas de cristal (que seguro que se clavan y desgarran tejidos).

Podemos pensar que uno de los poderes de Flash sea una especie de inmunidad propia a estos efectos (si no, no podría usar nunca su supervelocidad), pero a menos que dicho superpoder se propague por contacto a las personas a las que toca, el pobre Barry en realidad mataría a los que intenta salvar.


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