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La cámara sigue como si fuera uno más, a tres niños durante sus vacaciones de verano. Sus familias viven a duras penas en un motel a las afueras de Disneylandia. Son las lindes del paraíso pero los padres de esos niños no pueden permitirse ni pagarles una entrada, viven en un barrio marginal con casas de colores. Cine independiente, descriptivo más que narrativo, que cuenta más una situación que una historia y que habla de las desigualdades sociales, de la infancia, de los anhelos vitales y lo sueños frustrados y de un mundo adulto donde es complicado no dejarse ir pues uno queda acogotado por falta de oportunidades. Me gusta cómo lo cuenta, cómo está filmada, la luminosidad de sus escenas y que el drama queda aliviado por la perspectiva de los chavales, que juegan en la calle y ven su mundo aún con inocencia; pero se me hace larga y hecho en falta que me conmueva aún más. Willem Dafoe, que está magnífico como gerente del hotel hace un papel inolvidable y fue nominado al óscar como mejor actor secundario.