The Good Wife, nueva serie dramática para esta temporada de la cadena CBS, cuenta la historia de Alicia Florrick (la galardonada con el Emmy por E.R., Julianna Margulies), la esposa de Peter Florrick, Fiscal General del Condado de Cook (Chris Noth, muy recordado por ser Mr. Big en Sex and The City), quien es encarcelado por corrupción y puesto en la palestra pública por escándalo sexual. La secuencia inicial donde se enfrentan a los medios de comunicación es casi idéntica a la de un caso real: Eliot Spitzer, Gobernador demócrata del Estado de Nueva York, envuelto en un escándalo relacionado con la contratación de prostitutas de lujo, por si alguien quiere buscar en YouTube. Con el marido en la cárcel, la serie nos muestra 6 meses más adelante a una Alicia que trabaja en un bufete de abogados al que llega por el apoyo de su amigo Will (Josh Charles) y sus intentos por recuperar su carrera y mantener a sus hijos, pero sin haber pisado en más de una década un juzgado y con la reputación de su esposo a cuestas. La de su esposo y la suya, porque todos la ven como la mujer que posa junto a él para las fotos, la pobre que sostiene un matrimonio de mentiras.
Todos insisten en decir que es una serie sin pretensiones, que va oculta detrás del género procedimental, que no es nada espectacular, pero a mí sí me lo parece. Porque, tal vez por mi formación, el guión, las actuaciones, el montaje, la dirección de cámaras y una delicada musicalización son como fuegos artificiales. Provocan en mí la misma emoción y aplausos que el accidente de un avión en una enigmática isla. Y la incertidumbre sobre las decisiones humanas y el futuro de una pareja o una familia, y lo que ello representará ante una hipócrita sociedad, es tan desafiante como la de viajar entre universos paralelos. A veces no quiero que una serie me hable sobre la vida después de la muerte, sino de la vida después de la humillación, por ejemplo. El orgullo por salir adelante y sobreponerse a los prejuicios que los demás tienen sobre tu persona es algo que considero nos toca a todos. The Good Wife no es solo un show más sobre abogados, como parece por los casos autoconclusivos de cada semana, es una serie sobre la recuperación de la autoestima y de la confianza perdida. Es de las buenas, con buenos escritores, y sobrepasa los 12 millones de espectadores en audiencia en Estados Unidos, paquete completo.
Y es que la eficacia de los guionistas se nota desde el piloto, redondo como una buena película. El guión no solo son los diálogos, excelentes por cierto, sino las sutilezas de la trama, los giros dramáticos, los arcos de transformación de los personajes y las relaciones entre ellos. El casting es muy importante y en The Good Wife no han escatimado en esto, el reparto es reconocible por otros trabajos y todos son muy buenos actores, pero creo que tienen entre manos un buen libreto que hace que puedan encarnar sus papeles de forma convincente. Por otro lado, su actuación no está únicamente reducida a las palabras y el vestuario, sino que va más allá, a la alzada de una ceja cuando hay sorpresa, a la cruzada de unos brazos cuando hay rechazo. Es que da gusto en verdad.
Impecable montaje de la primera escena de toda la serie donde vemos a una Alicia Florrick aún desconcertada, al lado de su marido pero sin saber cuál realmente es su lugar, demacrada, como si hubiera muerto un ser querido, porque en parte eso es lo que ha pasado: el derrumbamiento de su unidad familiar, al menos como la conoce, con la particularidad de estarlo viviendo no solo ante los ojos de sus conocidos sino de toda la sociedad. Un público que juzga más como si fueras un espectáculo televisivo, que seres de carne y hueso.
Todos los capítulos han estado interesantes, bien ejecutados, sin que caiga el ritmo de la temporada y con unos casos que de alguna forma están relacionados con la trama principal y, esencialmente, con el sentir y la encrucijada de la protagonista. La delgada línea entre lo público y lo privado aquí cobra un papel muy importante, porque constantemente a Alicia tratarán de humillarla y reducirla mediante lo personal cuando se les acaben los argumentos intelectuales ante ella.
A partir de aquí es posible que no pueda explicarme sin spoilers de episodios vistos hasta el capítulo 1x09.
La amistad entre Alicia y Kalinda (la belleza exótica, Archie Panjabi) es fundamental en el desarrollo de su trabajo, pero también es la piedra angular de su confianza con el resto del mundo, por el respeto que tuvo que ganarse Alicia de ella y la admiración que vino con él una vez ganado. Veo a Kelinda jugando un papel muy importante en la demostración de la inocencia de Peter y algunas cosas tendrán que pasar antes de que ellas dos entren en su defensa, pero las veo allí. La puntada fue dada cuando Stern, el tercer socio de la firma, le dijo a Alicia que a Peter le tendieron una trampa. ¿El señor Stern también resultará implicado en el bando defensor de Florrick?
Christine Baranski (quien interpretaba a Maryanne, la borracha amiga de Cybill en la serie del mismo nombre), está arrolladora en el papel de Diane, una de las socias del bufete. Sus pocos minutos en pantalla se llevan toda nuestra atención, sobre todo porque no está en un único bando. Aunque apoya a su pupilo (Matt Czuchry, el Logan de The Gilmore Girls) de vez en cuando alza la ceja ante algún acierto de Alicia y siempre reconoce de una forma justa sus victorias y derrotas. Esta decisión en su personaje de no hacerla mala o buena es lo que le da a The Good Wife el escenario perfecto para que Alicia se desarrolle: nada le será regalado ni negado, porque todo tiene que probarlo y ganárselo. Pero como le dice la misma Diane cuando señala el retrato de Hillary Clinton: “Si ella pudo, tú también puedes”.
Alicia tiene dos hijos adolescentes que representan bien el pensamiento que el público tiene sobre ella, pues la sobreprotegen y tratan de evitarle el disgusto de ver las fotografías y videos que un anónimo envía a su casa. La confianza entre estos tres personajes está sufriendo grietas, ahora imperceptibles, pero que se harán más notorias según la relación de los esposos vaya cambiando. Además está la abuela, la madre de Peter (Mary Beth Peil, la abuela de Jen en Dawson’s Creek), quien se interpondrá en la educación de los chicos y creará ciertos malentendidos que harán más tensa la relación.
Por último, está la relación entre ellos dos, entre Alicia y Peter, una pareja que se quiere, que se complementa, que se divirtió, que se disfrutó, que se amó intensamente. Pero una pareja que se enfrenta a un problema grave de desconfianza. Puedo ver la química entre estos dos seres cuando se miran, cuando se celan y no hago más que pensar en todas las parejas que superan una infidelidad o una traición, que no se convierten en extraños de la noche a la mañana y ellos, ciertamente, no lo son. Alicia tal vez podrá superar el tema de la infidelidad y ver más allá donde hay algo oculto relacionado con los cargos de corrupción que le endosan a Peter. Hasta ahora está a su lado, dejando clara su posición de esposa ofendida pero constante en las cosas que importan. Tal vez Peter pase la prueba más importante ante sus ojos y pueda defender con los dientes a su familia y de esa forma serle leal de la forma que a ella más le vale.
A lo largo de estos nueve episodios, a Alicia la hemos visto lograr pequeñas victorias, la hemos visto reír, derrumbarse y llorar, enojarse, sonrojarse, dudar y recordar a su amor. En el primer episodio abofetea a su marido porque se siente burlada aunque dé la cara a su lado ante los medios; en el último capítulo que vimos, lo besa en privado aunque afuera el escándalo esté en su mayor esplendor. La diferencia entre apoyarlo y perdonarlo. El tiempo tiene la respuesta. Y los escritores, claro.
¿No es una gran serie porque no es novedosa? Novedosa una prostituta distinta cada noche, pero yo me quedo con la fiel y amante buena esposa.
Y que además está guapísima
¿Y tú qué piensas? Déjame un comentario en el blog.