Nada nuevo bajo el sol, en realidad, sino más bien todo lo contrario: algo viejo, muy viejo, y condenadamente bien rematado. La propuesta de Temples viene a marcar el pico más alto de esa última ola de revivalistas del psych-rock sesentero, algo que les ha valido más de una comparación (justificadísima) con Tame Impala. En lo esencial, la referencia a los australianos es acertada, aunque encuentro a Temples mucho más ortodoxos (para lo bueno y para lo malo) que la banda liderada por Kevin Karker: menos experimentales -no creo que un tema como “Be Above It” encontrara su lugar en el “Sun Structures” de los británicos- pero infalibles en el brillante ejercicio de estilo que calca con enorme exactitud todos y cada uno de los tics de la época.
El hype en torno al grupo que lidera James Edward Bagshaw, en realidad, no es nada reciente: se lleva cocinando desde 2012, momento en el que empezó el goteo de singles (“Shelter Song“, “Mesmerise“, etc) de rutilante estribillo y aires psicodélicos con el que se ha ido alimentando el monstruo. Por faltar, no faltan ni los oportunos sitares (Kula Shaker no están tan lejos, en el fondo), ni la estudiadísima imagen -¿qué le ha pasado a su peluquero?- que les presenta como los antepasados caleidoscópicos de The Horrors, pero que en ningún caso logra desvíar la atención de la cuestión principal: lo archifantástico de sus canciones.
Así que, lo que son las cosas, me sumo al entusiasmo manifestado por su vecino Noel Gallagher (segunda vez que coincido con él últimamente ¿debería empezar a preocuparme?), que ya se declaró en su momento “demasiado ocupado hablando de Temples y Jagwar Ma como para ponerse a pensar en reunificar a Oasis”, y abrazo el hype con el entusiasmo de un nuevo converso: se les podrá reprochar un cierto abuso en alguno de los truquillos,sobre todo en lo que se refiere a la sección rítmica, y en algunos de los temas menores del disco queda una leve sensación de déjà vu , pero pese a ello, el resultado supera el notable.
La primera en la frente: “Shelter Song” es un temazo de evidente filiación beatleniana que muestra en la primera mano por donde van a ir los tiros, y explica tanto interés por parte de Gallagher (ojo: también han encandilado a Johnny Marr o Suede, a quienes han acabado teloneando), pero -aquí empiezan las buenas noticias- no es ni mucho menos la mejor del álbum. La pista titular lanza a continuación guiños nada disimulados a las 12 cuerdas de Roger McGuinn, y nos planta en nada y menos ante “The Golden Throne“, definida -con bastante gracejo- por la gente de RadioDuoMusica como un tour turísitico por Transilvania, pero engalanada con uno de esos estribillos perfectos que podrían haber firmado Miles Kane y Alex Turner. Las dos siguientes canciones fueron sencillos de adelanto, y vaya si lo merecen, pero reconozco que no las disfruto como debiera porque mi corazón lo que está es ansiando la llegada de “Move With The Season“.
Primera parada (otra vez me siento como Willy Wonka, pasando a toda velocidad delante de puertas identificadas con excitantes nombres, para detenermse en un impulso irracional pero de sustento claramente emocional ante alguna de ellas): estamos ante una de las cimas del álbum. “Move With The Season” se abandona a la ensoñación lisérgica, rompiendo un poco con el búm-cachabúm que se traían los Temples hasta el momento, y evocando maravillosas visiones de campos floreados y cielos azules, a las que es imposible no rendirse. Quizá a partir de ahí baje un poco el nivel general (sobre todo en las dos últimas pistas, las más flojitas del lote, pese a su intento de distinguirse vía folk u exotismo oriental), pero aún nos quedan por delante dos canciones-cordillera: una “Test Of Time” que pasa con nota la, ejem, difícil prueba del tiempo, y -a esta canción va dedicado este post- la fabulosa “The Guesser“.
Porque… ¿Cómo? ¿Qué oyen mis oídos? ¿No es esa la dulcísima voz de Colin Blunstone, líder de los inconmensurables The Zombies? ¿Acaso estoy soñando? ¿De dónde salen estas hermosas melodías, oh Euterpe? ¿Qué ese este mágico estribillo, girando en una perfecta espiral? Y sí, puede que a los tameipalamistas más acérrimos (los que se entusiasmarán con los riff -mazacote de “Keep In The Dark” y “A Question Isn’t Answered” o los efluvios pinkfloydianos de “Mesmerise“) esto les sepa a poco, pero a mí, que soy muy de las sutilezas tipo Jacco Gardner y del Alex Turner más melódico, me sabe a gloria: “The Guesser” es un hermoso laberinto del que uno no querría salir.
Pues nada, lo dicho: que “Sun Structures” se publica hoy, diez de febrero, y que, como su nombre indica, ha conseguido algo tan dificil como atrapar el sol de los 60 y los 70 en esas canciones. Más vale que les vayais cogiendo el gusto, que no nos vamos a librar de ellas en todo 2014: visto lo visto, y escuchado lo escuchado, tenemos Temples para rato.
Publicado en: RevelacionesEtiquetado: 2014, Heavenly, Jacco Gardner, Psych-Rock, Sun Structures, Tame Impala, Temples, The Beatles, The Last Shadow PuppetsEnlace permanenteDeja un comentario