The incredible shirnking man (1957) El increible hombre menguanteJack Arnold
Jack Arnold
La mayoría de las personas seguramente se alegran cuando la ropa de repente le va grande, pero ¿Qué pasaría si las mangas y las perneras cada vez nos quedaran más y más largas? . A Scott Carey (Grant Williams), su desconcertado médico trata de convencerlo de que la gente no empieza a menguar de repente, y sin embargo Scott cada día es un poco más pequeño.Puesto que en los 50', la década de la fe en el progreso, no puede quedar nada sin explicación, los científicos encuentran al final la causa del fenómeno: Scott mengua sin parar por la desafortunada combinación de un insecticida y una exposición a una radiación radioactiva. Pronto se encuentra un antídoto, pero sólo se consigue ralentizar un poco el proceso. Así pues Scott , que en un prinicipio todavía se acomodaba al mobiliario infantil, acaba teniendo que instalarse en el salón de una casa de muñecas. Un día que su esposa (Randy Stwart) se va de compras, el destino de Scott da otro vuelco trágico: perseguido por el gato de la familia que se ha colado por una puerta entreabierta, nuestro hombrecito protagonista cae al sótano. Un pedazo de ropa empapado en sangre hace creer a todo el mundo que ha muerto tras el ataque doméstico. Atrapado en su nuevo entorno, que para el se ha transformado en un paisaje amenazador lleno de precipicios insalvables y monstruos horripilantes. Scott empieza a conformarse con su suerte....Una aventura fantástica, sólo superficialmente, El increíble hombre menguante de Mahteson/Guión y Arnold/Dirección es una paradoja sobre la alineación del hombre moderno. En un universo en apariencia seguro, con casa propia y un futuro tranquilo, todos los parámetros considerados incontestables pierden validez a causa de los sucesos casuales y el mundo se desmorona. La simple disminución de tamaño de su cuerpo basta para que Scott, por lo demás física y psiquicamente sano, quede excluido para siempre de la sociedad y de sus semejantes. Contemplando con asombro por la opinión pública como una monstruosidad extravagante,. Scott va perdiendo poco a poco el contacto con el mundo exterior y la casa de muñecas se convierte en su concha de caracol, donde se recluye incluso de su esposa porque ya no puede ser un hombre. Así la caída al sótano y por lo tanto en el olvido, es solo la consecuencia final de una involución imparable.Al principio , Jack Arnold, pone en escena su historia como sise tratara del retrato semidocumental de un matrimonio de clase media bien situado.No se debe impedir bajo ningún concepto que los espectadores se identifiquen con él, como cuando está en un sillón cuyo respaldo le oculta de la vista de los espectadores. Solo cuando la cámara gira 180º y muestra la butaca de frente, queda clara la magnitud de la metamorfosis: ha menguado al tamaño de un niño pequeños. El espacio vital , que en otro tiempo le transmitía seguridad se va convirtiendo poco a poco en una amenaza.Lo que antes parecía familiar se convierte ahora en un planeta extraño en el que las relaciones de poder entre el hombre y el animal, así como las diferencias usuales entre cosas accesorias y vitales se invierten en forma dramática. Así Scott tienen que defenderse con una aguja de coser de una araña que se ha mutado en un monstruo gigantesco, y un desagüe empozado casi le cuesta la vida. Solo gracias a su superioridad intelectual, el ser humano también puede afirmarse en ese nuevo entorno. Pero ¿No es ése un consuelo ínfimo teniendo en cuenta que ese nuevo mundo incluso el propio gato atenta contra la existencia del protagonista, quién , olvidado por el resto de la humanidad, acaba vegetando en un oscuro sótano? Junto a la idea de que la importancia de la propia persona es un supuesto frágil que siempre se puede relativizar, Arnold transmite al final un mensaje esperanzador: mientras el ser humano sea capaz de reflexionar sobres si mismo y no se someta a ciegas a su destino, a su integridad y su dignidad serán indestructibles.