Título original: The Loved Ones Género: Terror
Duración: minutos País: Australia
Dirección: Sean Byrne Guión: Sean Byrne
Intérpretes: Xavier Samuel, Robin McLeavy, Victoria Thaine, Jessica McNamee, Richard Wilson
Música: Ollie Olsen Web: thelovedonesmovie.com/
Lola es la chica buena del instituto que invita a Brent, el macarra de turno al baile de fin de curso, declinando éste la invitación. A partir de ahí, Lola decidirá prepararle a Brent un fiesta privada y muy particular...
A esto le llamo yo debutar a lo grande. Es la primera vez que el australiano Sean Byrne (nacido en Hobart, Tasmania) se pone tras las cámaras para dirigir un largometraje y ha conseguido un film bastante redondo, lleno de virtudes y con apenas defectos, convirtiéndole en un director muy a tener en cuenta para los próximos años. Además, The Loved Ones fue seleccionada en su día para multitud de certámenes como el Festival de Cine Internacional de Toronto, donde ganó el premio a la Mejor Película dentro de la sección Midnight Madness en la edición de 2009, o en nuestro Sitges, donde también causó sensación.
El film es una efectiva y acertada amalgama de subgéneros encuadrados dentro del cine de terror no exenta de frescura y desparpajo, lo que la convierte en una historia sorprendente a pesar de que ciertos pasajes nos pueden llegar a recordar a otras películas. Así, es inevitable echar la vista atrás y tener presente a La Matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), todo un clásico dentro del cine de terror, cuya esencia está presente en el film de Sean Byrne en forma de familia extremadamente demente, incluyendo un paralelismo entre el Abuelo Sawyer del film de 1974 y "Ojos Claros" (Bright Eyes), un personaje similar presente en The Loved Ones. Además, la historia acontece durante un evento muy socorrido a lo largo de la historia del cine, tanto dentro del cine de terror como en otro tipo de géneros: la noche o baile de graduación en el instituto, momento y lugar prolíficos para que se sucedan todo tipo de situaciones. Por último, la violencia exhibida en el film puede llegar a recordar a producciones modernas encuadradas dentro de ese nuevo subgénero denominado "torture porn", del que Hostel (2005) y Hostel 2 (2007) son dos buenos ejemplos de violencia y tortura no exentos de éxito en taquilla.
Pero nada de lo anterior asegura el éxito en una película de género, y Sean Byrne se saca de la manga varios recursos que multiplican la valía del film y lo catapultan hasta colocarlo bastante alto, quizás no en la categoría de película de culto instantánea, pero sí hasta convertirla en una de las apuestas más originales y efectistas de los últimos años. Para empezar, la descripción psicológica de los personajes y el retrato que el director/guionista hace de cada uno de ellos es uno de sus puntos fuertes. Pocas veces se suele profundizar de esta manera en la psique de los protagonistas y, cuando eso ocurre, la propia historia lo agradece. Brent (Xavier Samuel) es un muchacho atormentado por la culpabilidad después de la muerte de su padre en un accidente de tráfico e inmerso por completo en un camino de autodestrucción que le está corroyendo por dentro. Tendrá la mala suerte de rehusar la invitación para ir al baile de graduación que le hace una estudiante bastante tímida y apocada, lo que tendrá consecuencias fatales para él. Y aquí es cuando hay que hacer una parada obligatoria en el personaje de Lola Stone, interpretado por Robin McLeavy, auténtica estrella de la función e inmediato psychokiller icónico desde la primera vez que da rienda suelta a su sádico desequilibrio en pantalla. Su actuación es impecable, haciendo que la fina línea que separa la inocencia de la locura sea prácticamente imperceptible. Lola es un personaje tan inestable y con un potencial psicópata tan grande que realmente resulta inquietante y turbador. Un aplauso enorme para Robin McLeavy, prácticamente una desconocida hasta ahora.
Pero la cosa no queda ahí, aunque sí en familia, porque el otro gran personaje de la película es el padre de la criatura, el señor Stone o simplemente Daddy, interpretado por John Brumpton y demostrando que de tal palo, tal astilla. Borda el personaje de marido psicópata y padre totalmente sumiso y rendido a la voluntad destructiva de su hija Lola. Además, queda claro en varias ocasiones que entre ellos parece haber algo más aparte de una simple y tradicional relación paterno-filial.
Básicamente, ellos tres contituyen los pilares interpretativos de una historia con grandes dosis de violencia y tortura física, aderezada prácticamente en todo momento con pinceladas de humor negro. Además, el maltrato psicológico va totalmente ligado a la tortura que nuestra joven y desquiciada princesa inflinge a su víctima. Sin duda, escenas como la del taladro forman ya parte de mi subconsciente cinéfilo de género, además de otras muchas en las que la psicopatía de Lola queda perfectamente reflejada, con sangre e incluso algo de gore presentes en dosis ajustadas pero efectivas. Y por si fuera poco y justo cuando ya atisbamos un supuesto desenlace en la historia, el guión de Sean Byrne nos agarra por el cuello y da un salto hacia un lado, resultando una disposición totalmente nueva en una historia de elementos de corte tradicional sin aparentemente capacidad de sorpresa. Quizás adolezca de un final ligeramente anticlimático y convencional y de algunos pasajes narrativos algo lentos y desubicados en apariencia, pero constituyen pequeños defectos que paso totalmente por alto después de la intensidad y el "buen rato" que The Loved Ones me hizo pasar. Totalmente imprescindible, un pequeño clásico del cine de terror de los últimos años, muy necesitado de valentía y gente dispuesta a arriesgarse con ideas frescas e innovadoras.
Por cierto, podeís echar un vistazo a lo que opina sobre esta película Perse (Angel de Alas Negras), que la vió en su día y me la estaba recomendando a base de bien...