Podría hablarles sobre la tercer película de los Indestructibles, después de todo la vi este fin de semana, y ahí bastante que comentar, pero hace tanto rato que tenía curiosidad por esta entrega. Había tantas críticas positivas hacia ella e incluso varios críticos de internet la colocaban como una de las mejores películas del 2013.
Y así, he revisado esta película con la mejor predisposición y me he encontrado con una película bastante irregular sinceramente. No digo que sea una mala entrega, pero para el tema que trata de abordar no siento que lo haga bien; y que todo su fuerte existe gracias al buen desempeño de sus protagonistas. Pero bueno, empecemos con esto.
La historia nos habla de Sutter Keely (Miles Teller), un chico que solo vive el presente, quiere ignorar el pasado (pese a que sus problemas se relacionan con un evento anterior) y no piensa en el futuro, para el solo existe el hoy y nada más importa. Pero todo cambia cuando conoce a una chica llamada Aimee Finecky (Shailene Woodley), con quien empieza a relacionarse y empieza a desarrollar una perspectiva muy diferente sobre cómo está llevando su vida. O al menos es lo que la historia dice contar.
A mi gusto lo que hace esta película llevadera son las actuaciones de los personajes principales: tanto Teller como Woodley se ven bien en pantalla y hasta demuestran buena química; uno mostrándose como el independiente pero inmaduro Keely y la otra como la sumisa (o eso nos quiere decir la historia) Finecky. Ambos lucen naturales y puedo aceptarlos en su papel sin ningún problema.
El problema que esta película tiene es con la historia: se quiere centrar en el proceso de madurez de Sutter, para que empiece a preocuparse por su futuro principalmente, y arregle los problemas que aparentemente acarrea con su familia, pero el progreso en resolver estos problemas parece muy rápido: no comparte muchas escenas con su madre o su hermana (una desaprovechada Mary Elizabeth Winstead) y el cambio de actitud sobre el futuro luce muy apresurado.
Los problemas del personaje de Woodley tampoco están bien resueltos que digamos: la historia aparentemente nos cuenta que se deja mangonear por todos aquellos que lo conocen (su madre, su amiga, etc.), y Teller va a trata de cambiar esto; pero si con el personaje de Teller el detalle fue que tardo en mostrarse ese cambio, con Woodley ocurre casi instantáneo: en una escena se deja ordenar, y en la siguiente ya es más independiente; y para acabarla, fuera de pantalla.
En cuanto a lo demás, no hay mucho que decir: el resto de los actores cumplen (a pesar de lo desaprovechados), bonitas escenas, canciones agradables. Si hay un punto más que poner, es que hay escenas que me parecen innecesarias (las escenas con la ex novia de Sutter se pudieron cortar sin ningún problema). Tal y como me paso con “Bajo la misma estrella” y “Un invierno en la playa”, no recomendaría a todos esta película, y no porque sea mala; es solo que me parece algo sobrevalorada. O será que hubo algún detalle en que no me fije. Ustedes díganme.