¿Hay alguien ahí que siga viendo The Walking Dead? ¿Estoy solo? Atrás han quedado los tiempos en que la serie estrella de AMC reventaba audímetros y era seguida y comentada por todos. Ahora somos cuatro gatos los que nos mantenemos fieles, queriendo a The Walking Dead de esa manera leal pero cansada en que se quiere a un hijo tonto. ¿Nos hemos convertido nosotros, después de todo, en los muertos vivientes?
Y, sin embargo, cómo son las cosas, y cuántas vueltas da la vida, que The Walking Dead se ha marcado una decente décima temporada. A falta de ver el season finale, retrasado por la pandemia (la del coronavirus, no la zombi), tengo que decir que esta temporada ha sido bastante resultona. Interesante, mejor trazada que las anteriores, con algunos momentos bastante potentes. Podríamos sacarle mil y una pegas -eso siempre-, pero como ya sabemos todos de qué pie cojea The Walking Dead, creo que resulta más productivo resaltar sus méritos, que han sido bastantes.
Daryl, Carol y Negan salvan la temporada
Sin tener en plantilla a Rick ni a Maggie -de momento-, y sabiendo que Michonne iba a abandonar el barco próximamente, esta temporada ha dado un protagonismo mucho mayor a personajes como Daryl y Carol. Ellos son los dos grandes "clásicos", los que se mantienen desde el principio de los tiempos, y The Walking Dead sabe que la mitad de los que aún aguantamos lo hacemos, sobre todo, por ellos. Por sus momentos. Porque su amistad sigue siendo una de las relaciones más "puras", más auténticas y emocionantes que ha logrado escribir una serie que, precisamente, sufre de problemas serios para lograr que gusten la mayoría de sus personajes.
Pero si un personaje ha brillado en especial, ese ha sido el de Carol. The Walking Dead la ha llevado más lejos que nunca, haciéndola orbitar peligrosamente en torno a las ideas de suicidio y la locura. Pero ¿cómo culparla? ¿Qué desgracias no ha vivido esa señora? Ese enfrentamiento entre ella y Alfa, con infiltramiento clandestino de Negan, han sido de lo mejor de la temporada. A falta de Rick, Carol se ha alzado como una "anti-heroína" bastante potente que ha dado la talla, siendo una de las pocas por quienes todavía realmente me preocupo -y, creedme, que son pocos-.
Tampoco quería quedarme sin mencionar el genial trabajo de Samantha Morton como Alfa, que ha sido una villana magnética y a la altura de las circunstancias. Esa química que ha tenido con Jeffrey Dean Morgan, nuestro Negan, ha sido de lo mejor de la temporada. Es increíble, echando la vista atrás, que Negan haya terminado "redimiéndose" de esta manera, aunque también lógico -era la única manera coherente de seguir manteniéndolo-. Y es de alegrar que siga en escena, porque Negan es uno de los personajes más complejos y con más chispa; sus líneas de diálogo son oro. Por lo que a mí respecta, que hagan un barrido brutal de personajes y dejen solo a Negan y cuatro más.
El camino de la nostalgia
Parece que The Walking Dead se ha dado cuenta de que necesitan mirar atrás, a su "época dorada", para reconectar con sus audiencias. El capítulo especial centrado en Michonne, que servía de despedida para Danai Gurira, fue un facilón aunque efectivo "viaje por los recuerdos" que sirvió para reencontrarnos con algunos personajes muy queridos del pasado, como los Grimes y mi bella, estupenda, injustamente vilipendiada, espectacular, nunca la misma, etc, Andrea (la primera en mi lista de muertes que han sido grandes cagadas de la serie). Y lo cierto es que, aunque nada tenga demasiado sentido, la "búsqueda de Rick" era uno de los pocos motivos de peso que tenían para justificar la salida de Michonne sin matarla.
¿Y qué nos queda ahora? La promesa de que Maggie regresa en el season finale de la serie a poner un poco de orden. De nuevo, nostalgia por el pasado. Pero es increíblemente chapucero, de mal gusto, que los personajes protagonistas vayan yendo y viniendo con una arbitrariedad que parece solo justificada por los caprichos de los actores. A nivel narrativo, es un auténtico lastre que los protagonistas, los personajes más queridos, desaparezcan de un momento a otro. The Walking Dead tiene, como decía, un serio problema para construir personajes atractivos, y no puede permitirse estas idas y venidas de sus personajes "potentes" (ahora, es Michonne quien se va), si no da a cambio nuevos personajes carismáticos. Hoy por hoy, Daryl, Carol, Judith y Negan, y si me apuráis Connie y su hermana (y si me apuráis aun más, Eugene y Rosita), son los pocos que merecen la pena.
El season finale promete la enésima guerra cutre por la que es físicamente imposible que nos puedan generar más hype. Ya han sido demasiadas estafas, y no vamos a picar otra vez. No obstante, como decía, mi intención era centrarme en los méritos de The Walking Dead, porque lo cierto es que la décima temporada ha sido una de las mejores que recuerdo. Más oscura, mejor escrita, retorcida, con algún giro de la trama que no vimos venir, como ese memorable asesinato de Siddiq por el "susurrador" infiltrado. Le sigue faltando mucho, bien lo sabemos los que resistimos viéndola, pero The Walking Dead está en buena forma, y es justo reconocérselo.
Isidro López (@Drolope)