Director: Walter Hill
La mayor parte de lo que llevo de vida me la pasé jugando videojuegos, lo cual no hace sino traerme hermosos recuerdos y un gran orgullo: cuántas horas introduciéndome en vastos y alocados mundos, viviendo aventuras que abrieron mi imaginación de maneras que todavía sigo agradeciendo. Tiempos más simples, tiempos que de tanto en tanto me causan añoranza. Pero como todo en la vida, las cosas pasan de una estación a otra, y con la llegada de las consolas de nueva generación -de aquel entonces-, sus respectivos videojuegos y lo caro que todo ello resultaba y sigue resultando ser, además de que justo en mi casa pusieron internet -casi como si de un intercambio se tratase-, ver películas se convirtió en mi nueva afición gracias a la gratuidad del amigo torrent. Y, triste decirlo, yo no puedo compatibilizar cinco o seis horas de videojuegos -a veces más- con otras cuantas de películas más un par de nado en un sólo día. Y traje todo esto a colación porque la genial Rockstar Games sacó un videojuego para mi queridísima PlayStation 2 titulado "The Warriors", basado en la película que ahora les comento; desde luego, en aquel entonces yo no tenía idea de eso, y cuando supe que "The Warriors" era una película, corrí a abrir el Ares -¿alguien lo sigue usando? Me ayudó mucho a culturizarme- y descargarla. Quedé emocionado, y como ahora me dio por ver "películas de pandilleros", pues pensé que era algo natural volver a esta cinta de culto. El tiempo no pasa en vano y ya no me parece tan perfecta como antes, pero por dios que me encanta esta película. Me siento feliz.
Los Warriors acuden al llamado que Cyrus, líder de los Riffs, la pandilla más poderosa de la ciudad, le extiende a las otras de la ciudad. El poderoso Cyrus hace notar que los pandilleros reunidos suman 60 mil hombres versus los 20 mil de la policía, sugiriendo que todos se unan con tal de dominar de cabo a rabo la ciudad de New York. Pero un lamentable incidente hace que los Warriors -culpados injustamente de ello- se conviertan en los sujetos más odiados y buscados de la ciudad. Ahora, imagínense tener a tremenda cantidad de policías y pandilleros buscándote para darte y no consejos... El regreso a casa no será nada bonito, eso es seguro.
Como ha sido la tónica con estas últimas tres películas que he comentado, es imposible eludir la polémica que rodeó a "The Warriors", a la cual se le achacaron varios crímenes -entre ellos algunos asesinatos- que supuestamente encontraron inspiración en los acontecimientos que describe. Que incita a la violencia, que promueve el caos social, que alimenta el ánimo de sublevación hacia las autoridades... ni la razón ni la imaginación son capaces de determinar el número exacto de barbaridades que se han dicho en contra de este tipo de cintas con mala fama entre los próceres de las buenas costumbres. Pero, nuevamente, quienes protestan en contra de esta película -y otras más- equivocan la mirada a la hora de
Ahora bien, cualquiera que haya visto las películas que nacen de algún guión de Walter Hill -como "The getaway" de Sam Peckinpah o "The MacKintosh Man" de John Huston- sabrá que al hombre le gustan las historias en constante movimiento, no sólo de los personajes sino también de otros líos que se cuecen alrededor de los mismos. "The Warriors" no es diferente, ni siquiera en las reproches que se pueden apuntar, aunque está claro que cada uno responde a la naturaleza de cada película. De esta forma, aunque "The Warriors" comienza con todo a un ritmo trepidante -considerando la cantidad de acontecimientos y la ejecución de Hill como director-, luego cae víctima de su propia fórmula de ir etapa por etapa -Rockstar le atinó al convertir esta cinta en videojuego-, perdiendo la intensidad y el peligro inicial, y por ende el interés. Aunque la simplicidad de la premisa -un grupo de hombres debe cruzar la ciudad entera para llegar a su hogar, teniendo que enfrentar a toda clase de rivales en el camino- a priori sea atrayente y prometedora, a medida que el metraje avanza le pasa la cuenta: el conflicto se banaliza y no combate su poca profundidad argumental: mucha huida y poca intención de tomar al toro por las astas. Podría parecer que se estuviera incurriendo en una contradicción argumental el que los Warriors decidieran hacer frente a la situación y demostrar su inocencia cueste lo que cueste -tomando en cuenta que la meta sólo es llegar sanos y salvos a un lugar-, pero la lucha habría dado más sabor y emoción a una película que se torna algo repetitiva y que a los cincuenta minutos agota la fórmula mencionada.
Primero los Turnbull AC's, luego los Orphans, luego los Baseball Furies, de vez en cuando los policías, luego las Lizzies, luego los Punks, luego los Rogues... aunque las peleas estén rodadas con maestría y mucha seguridad, además de causar adrenalina, no se alcanza a levantar por completo la intensidad perdida pues al fin y al cabo éstas son una muletilla que responde al simple hecho de que el conflicto de los Warriors es circunstancial, impresión que se acentúa cada vez más. Y puede que me respondan que el conflicto de los Warriors no es la huida sino la falsa culpabilidad, pero dicha injusticia no se aprovecha correctamente con tal de dar forma a un desarrollo narrativo menos rígido... simplemente se usó como un as bajo la manga para, eventualmente, dar por terminado todo. A fin de cuentas, huir no era suficiente: había que luchar.
Y otro pequeño reproche, relacionado a ese as bajo la manga que es la falsa acusación, es la rapidez con que se soluciona el entuerto -ya lo verán: llega un fulanito que tiene que decir tal o cual cosa, y ¡zás!, el milagro se hizo-, con tal facilidad que casi da la impresión que lo anterior fue en balde.
Pero la falta de una narrativa más sólida e intrépida se ve compensada por la estupenda realización de Walter Hill, un director al que no le falta iniciativa ni inventiva. Sólo la inolvidable secuencia inicial te demuestra que Hill no es cualquier novato sin personalidad: la fuerza estética de "The Warriors" es incuestionable y logra darle encanto a las escenas. Además, me ha gustado mucho el tono que Hill le otorga a su película desde aquel silencioso y no tan inofensivo cara a cara entre unos fiesteros y los Warriors hasta el final de la película. Se percibe una energía elegíaca y redentora que genera una nueva perspectiva desde la que posicionarse, perspectiva que levanta una dimensión a priori difícil de calificar, como si este viaje o huida tuviese un valor más profundo del inicialmente percibido. Es muy interesante ese tramo final de 15 minutos. Todavía me sigue dando vueltas por qué es así y no tan desenfadado como el resto de la película. Pero no me quejo, ha quedado muy bien y ha hecho que la sensación final sea más agradable de lo que se podía presagiar: un buen cierra en todo sentido.
En fin, "The Warriors" no es la genialidad absoluta que recordaba, pero me sigue pareciendo una cinta de aventuras muy efectiva: entretenida, estilizada, bien realizada, y extrañamente... mmm... ¿nostálgica? Viejo, lo sigo pensando. Y ha pasado algo todavía más raro: en esta ocasión me ha caído mejor Swan por sobre Ajax, Mercy no me parece tan inútil y Luther luce algo más carismático y solvente -eso sí, su "Warriors, come out to play" resiste cualquier embate temporal-; aunque lo que no cambia ni cambiará nunca es que mis favoritos son los Baseball Furies... algún día me gustaría hacer un cosplay de ellos.
Pero bueno, de entre las tres últimas que he comentado estos días, me sigo quedando con "Over the edge" -qué pedazo de película-. De todas formas, no se engañen, vean "The Warriors", la pasarán muy bien. Yo, a pesar de las observaciones expuestas, sigo feliz de haberla visto.