Revista Música

They were expendable

Publicado el 21 enero 2013 por Ganarseunacre @ganarseunacre
He pensado para este año, compartir la bitácora con amigos, colegas y conocidos que no tienen blog propio pero en cambio tienen y comparten el mismo amor por el cine que nosotros, además tienen  "palabra", y  vaya si la tienen.Todos los meses tendré un invitado con una reseña de su gusto, o a petición mía. Para abrir fuego nadie mejor que alguien que conoce las entrañas del cine por dentro, debido a su trabajo,  fue distribuidor de cine durante muchos años, llegando incluso a comercializar films tan archiconocidos como "La diligencia". Se trata de Juan Carlos Vinuesa Jaca , Bilbaino de pro y que comparte pasiones Fordianas con un servidor, entre otras cosas. Espero que os guste esta iniciativa. Y si alguien que lee el blog  tiene algún tipo de inquietud , sólo tiene que decirlo, aquí estamos para compartirlo.

   The Pacific- Varios Compositores


The were expendable (1945) No eran imprescindibles


John Ford

They were expendable


They were expendable
They were expendable Reparto (imdb)

Robert Montgomery... Lt. John Brickley (as Robert Montgomery Comdr. U.S.N.R. also)

John Wayne... Lt. (J.G.) 'Rusty' Ryan

Donna Reed... Lt. Sandy Davyss

Jack Holt... General Martin

Ward Bond... 'Boats' Mulcahey C.B.M.

Marshall Thompson... Ens. 'Snake' Gardner



Una buena parte de las películas que se rodaron durante los años de la guerra estuvieron ambientadas en el Pacífico, como Battan (1943) de Tay Garnnet o Diario de Guadacanal (Guadalcanal diary, 1943). Así, el indomable Raoul Walsh, director hoy olvidado, pero que rodó títulos tan emblemáticos como Murieron con las botas puestas o las obras maestras de cine negro: El último refugio y Al rojo vivo, dirigió Objetivo Birmania (Objetive Burma, 1944), excepcional narración bélica donde se da un papel al cuerpo de paracaídas. Raoul Walsh, consiguió los suficientes toques de realismo, apareciendo por primera vez las acciones de guerra de guerrillas de forma casi veraz. A pesar de este realismo, la película no gustó en Inglaterra ya que Raoul Walsh omitió al ejército británico, lo que supuso un incidente diplomático. Cabe decir de Objetivo Birmania que, en el momento de su rodaje, Europa estaba prácticamente liberada, y probablemente sea uno de los últimos títulos de enardecimiento patriótico. El Departamento de Guerra de USA encargó a John Ford, un documental sobre la legendaria escuadrilla del teniente John Bulkeley y sus lanchas torpederas. Este encargo hizo posible que rodará No eran imprescindibles[1] (They were expendable, 1945),
Película que supuso más de un quebradero de cabeza al director por sus devaneos con el Estado Mayor Naval. El guión fue escrito por Frank W. Wead, militar del que Ford rodó un biopic Escrito bajo el sol (The wings of Eagles, 1957). Esta película nunca fue estrenada comercialmente en España. Cuenta la historia de un grupo de lanchas torpederas estacionadas en el Pacífico Sur en el momento en que Japón estaba a un paso de invadir las Islas Filipinas y los combates desiguales que tienen éstas contra una fuerza superior. Relato amargo, la película posee escenas magníficas como en el momento en que John Wayne y Donna Reed están hablando por teléfono, el contacto es bruscamente interrumpido cuando los militares arrancan de las manos de Donna Redd el teléfono que ella está usando.                                                Ford, que luchó en la Segunda Guerra Mundial y ha construido grandes obras maestras sobre la vida militar (desde "Cuna de Héroes" hasta una buena parte de sus western) sólo dirigió un film bélico: este particular monumento al soldado desconocido. Y lo hace desviando el objetivo de su cámara en cada momento precisamente de donde se supone que debemos mirar, de las grandes gestas épicas a las que Hollywood nos tiene acostumbrados y enfocando precisamente allí donde menos pasa. Declaración de principios. Experimento que en otro sería recordado y analizado pero que en un director considerado comercial, un "profesional" y no "un autor", pasa desapercibido. La absurda historia de amor que la productora exige meter con calzador en la historia es zanjada sin contemplaciones. Hay algo de protesta en ese liquidarla en unos pocos minutos y como quien cumple (con disciplina militar) una orden absurda. Y, sin embargo, el talento de Ford es tanto que hasta ese pegote sentimental al que le obligan tiene algo diferente.
Toda la historia, las vidas de esos soldados anónimos que se dedican a manejar y reparar pequeñas lanchas, el desarrollo posterior de la guerra en el Pacífico y todo lo que eso implica para el futuro de la guerra en su conjunto, las medallas de los generales y sus sonrisas, dependen de esa batalla que Ford -incatalogable y complejo patriota americano- decide contarnos en elipsis. Ni un sólo plano de ese heroísmo. Los héroes de Ford en esta historia son otros. Y ,despreciando el espectáculo, "derrocha" su talento descomunal para la composición de planos y la puesta en escena filmando con mimo la reparación de una lancha cuyo motor no arranca. La vida gris, cotidiana, de unos soldados cuya labor nunca pasará a la historia; que son prescindibles para todos menos para ellos mismos.
Ford elige contar lo que nunca se cuenta acerca de aquellos de los que siempre se prescinde y logra una especie de estremecimiento extraño, gris también, cotidiano; porque, sin que se subraye ni se repita, tanto los personajes como nosotros sabemos que esa monotonía esconde en realidad una agonía; que esos soldados desconocidos y prescindibles serán sacrificados, y sólo les quedará su monumento algún día en algún sitio. Cuando su biógrafo Lindsay Anderson dijo a Ford que ésta era una de las obras del genio irlandés que más le gustaban Ford dijo que no recordaba de qué película se trataba. ¿Clásica travesura fordiana o es que realmente consideraba a esta película tan prescindible como la guerra a sus protagonistas? Pocos días después le mandó una nota escueta: "Por cierto, he visto esa película y sí, no quedó nada mal". O algo así.

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