TIC para cafeteros

Por estos días se celebra en Las Vegas, el CES, la feria de tecnología más grande del mundo. Muchos de los 175.000 asistentes están engolosinados con los carros autónomos; drones; televisores con resolución de 8K; computadores con pantallas que se doblan y duchas con parlantes y micrófonos, y muchísimas maravillas más de la electrónica de consumo.

No obstante, me ha llamado la atención una aplicación que podría ser menos glamurosa, pero de más impacto para miles de personas, muchas de ellas en los campos de Colombia.  

Esta semana se anunció que cerca de 540.000 caficultores colombianos de la Federación Nacional de Cafeteros se beneficiarán con la aplicación móvil Thank My Farmer, de la empresa Farmer Connect. Con esta app, los consumidores pueden ver el origen y calidad de su café e incluso apoyar al agricultor que cultivó los granos.

Si bien inicialmente no está disponible en nuestro país, la app permite a los productores locales una visibilidad de sus producciones en el ámbito internacional y recibir ayuda económica (si los ‘tomadores de café’ así lo deciden).

Esto significa una gran oportunidad para agricultores en toda Colombia porque en la actualidad se consume más de 500 millones de tazas de café al año, y 66% de los consumidores entre 19 y 24 años dice que prefiere café cultivado de manera sostenible y responsable. ¿Se imaginan lo que podrían lograr los productores colombianos encontrados en la app por consumidores europeos o japoneses con ese perfil de conciencia?

Esta aplicación usa una tecnología muy en boga: Blockchain, que algunos de ustedes han oído mencionar porque hace parte de los intestinos de criptodivisas como Bitcoin, pero esta tecnología va más allá. Con el apoyo de IBM, la app reunirá a todas las partes en la cadena de suministro del café, simplificará el intercambio, hará seguimiento de la información y los pagos, y permitirá que la industria trabaje en conjunto con más confianza.

Por supuesto no están solo los cafés de Colombia, pero lo importante es que no dejarán de estar junto a los mejores de todo el mundo ¿La ventaja? Los nuestros son buenos.

Nota: Columna publicada originalmente en Vanguardia el día 9 de enero de 2020