Aquí están los balones de oro. Ni Messi, ni Xavi, ni Iniesta. La Fifa nos dio coba con su gran hermano mundial. Echaron a pelear a los españolitos en la votación y pasó lo que pasó. En toda votación presuntamente democrática, al estilo operación triunfo, ocurre lo mismo, dividen voluntades y no siempre gana el más deseado. Estos dos no ganan tampoco pa disgustos, Felipe y Josemari, que han dado el pelotazo de la temporada. Grandes fichajes los suyos por sendos equipos butaneros y eléctricos. Asesores externos o algo así. Intermediarios en la América Latina. Los nuevos conquistadores de contratos suculentos. Los mejores contactos, embajadores de altos vuelos, qué arte, ío.
Aunque esté la cosa muy mal -no puedo, no puedo-, ya se sabe cómo se las gastan estas multinacionales en sus procesos de expansión, colonización, evangelización económica. Quedan todos ustedes reciclados, resucitados, despedidos.
Al tiempo, gente desagradable y desagradecida, que no sabe valorar el alcance de la misión divina que ambos prebostes desempeñan en momentos tan lindos, emprenden cruzadas para forzar a los políticos a bajarse el sueldo del tirón, a dar ejemplo, a reconvertir la palabrería en hechos concretos y a dejarse de pamplinas. Puede suceder entonces, todo es posible en domingo, que los políticos pasen a ejercer de asesores externos, los ejecutivos agresivos cambien la corbata por el micrófono y el plató, y las estrellas de la pantalla acaben gobernando nuestras vidas desde el púlpito multimedia. Si no está ocurriendo ya. Tiembla Latinoamérica.