Apenas queda ya tiempo para continuar agarrados a este filo de la navaja que nos desangra la palma y los dedos de la mano. Abajo, el precipicio. Arriba, un grupo de derribo que nos promete salvación eterna si nos dejamos caer. Los ajustes, reajustes y recortes sólo están acelerando este proceso demacrante que se emite en directo en tiempo real como un reality show macabro. El suicidio de Europa, con España a la cabeza como no podía ser de otra forma en esta singular carrera hacia la nada, seguido en vivo y en directo y en horario de máxima audiencia por el resto del mundo. La Encuesta de Población Activa (EPA), a punto de publicarse, avanza un paro de alrededor del 24 por ciento ¡24! en un país en plena depresión económica, con un producto interior bruto en claro retroceso, ya sin disimulos ni posibilidad de maquillajes o segundas lecturas, siguiendo la estela también descendente de los derechos sociales. Dice el ministro de Exteriores que la economía crecerá tímidamente en 2013. Ni esa mentira piadosa sirve: está demostrado que, para crear empleo, la economía española necesita un crecimiento mínimo del 2%. Crecer tímidamente no será suficiente y el tiempo se agota.
Acabo de tirar a la papelera del mail una oferta de trabajo por 450 euros mensuales brutos en Terrassa. Tipo de contrato: otros. No he querido profundizar más en el tema y lo he zanjado con un también tímido movimiento de ratón. Dentro de un año, quizá consideraré este acto una excentricidad y una superficialidad por mi parte.