Con la llegada del buen tiempo y el cambio de estación los niños y una parte de los adultos comenzamos a tener más tiempo libre, bien porque se acaban las clases y se quedan sin su rutina formativa o bien porque en muchas empresas comienzan las jornadas intensivas lo que permite que se pueda disponer de gran parte de la tarde para nuestro uso y disfrute personal.
En el caso de los más pequeños esta falta de asistencia a clases les hace quedarse sin estructura en su día a día por lo que hay que cuidar que los niños puedan seguir manteniendo una rutina adecuada también en verano. No se trata de mantener horarios estrictos y madrugones sin piedad, sino de que pueda tener unos tiempos y actividades de referencia. Que se apunten a actividades que durante el año no han podido realizar puede ser una motivación añadida para ellos y esto hace que su tiempo libre sea de calidad. Si han tenido dificultades durante el curso escolar, no está de más que puedan recordar ciertos aprendizajes que se han ido produciendo, no como tareas escolares, sino introducirlos en forma de juego o con diferentes refuerzos, de forma que puedan ser premiados.
En el caso de los adultos el tiempo libre se estructura de manera muy diferente. Es importante tener claro a qué lo queremos dedicar, ya sea empleándolo en ocio o en otros temas que siempre dejamos pendientes para cuando tengamos más tiempo. De la misma manera que con los niños, no se trata de tener horarios inamovibles durante nuestro tiempo libre, sino de aprovechar este tiempo extra que del que estamos pudiendo disponer. En ocasiones, tenemos muchos planes e ideas para estos periodos, pero por falta de planificación no realizamos lo previsto.
El aprovechamiento de nuestro tiempo nos hace estar más satisfechos con nosotros mismos, tener objetivos y cumplirlos tiene que ver con nuestro bienestar. No olvidemos que la época de verano es un buen tiempo para descansar y estar más relajados, pero que no lleguemos al final del mismo con la sensación de pérdida de tiempo o de falta de calidad en nuestro día a día. Por eso podemos aconsejar el cumplir al menos unos mínimos, tareas o actividades que nos planteemos y que al final del verano podamos tachar de la lista de cosas pendientes. Sería necesario que dedicáramos un tiempo a pensar qué nos gustaría hacer este verano ya que supone más tiempo del que habitualmente tenemos.