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Tiempos modernos es un largometraje de 1936 dirigido, escrito y protagonizado por el célebre actor Charles Chaplin. La película constituye un retrato de las condiciones desesperadas de empleo que la clase obrera tuvo que soportar en la época de la Gran depresión, condiciones promovidas, en la visión dada por la película, por la eficiencia de la industrialización y la producción en cadena. En la película también intervienen Paulette Goddard, Henry Bergman, Stanley Sandford y Chester Conklin. La película muestra escenas de corte futurista de la factoría en la que trabaja Charlot que podrían haber sido influenciadas por el film Metrópolis de Fritz Lang.
Tiempos modernos fue un filme a caballo entre el cine mudo y sonoro. Se incluyeron algunos efectos sonoros en la película, como música, cantantes y voces provenientes de radios y altavoces así como la sonorización de la actividad de las máquinas. Al final del film puede escucharse brevemente la voz de Charles Chaplin, que canta una versión de la canción de Léo Daniderff, Je cherche après Titine, pero con una letra sin sentido, conocida como "Charabia", cuyos sonidos tratan de asemejarse a una mezcla de francés e italiano, con alguna palabra reconocible en inglés.
Considerado como un ejemplo de filme de crítica social, el mismo Chaplin negó la relevancia que muchos han querido darle a su trabajo en este largometraje
Comentarios y Argumentos de la Pelicula
Puede decirse que Modern Times (Tiempos modernos, 1936) fue la película que cambió por completo la imagen que hasta ese momento todo el mundo tenía de su creador, el genial Charles Chaplin. Casi se diría que un nuevo Chaplin estaba aflorando: si bien se mantenían su brillo, su encanto y su gracia, afloraba un perfil más bien abrupto y conciso. Sin duda, esto se debía a que el artista se sentía profundamente en desacuerdo con el curso que las cosas estaban tomando a medida que la “modernidad” avanzaba; y Chaplin estaba ansioso de compartir sus reflexiones acerca de esta temática con su público fiel.
En Modern Times, encontramos a un Chaplin identificado específicamente con los años de la Depresión, y con los alarmantes efectos que el industrialismo causaba en la humanidad. Y la manera más adecuada (acorde a su pensamiento) de dar a conocer sus reflexiones, fue rescatando del pasado a su famoso personaje del “Carlitos vagabundo”, y lanzándolo a un mundo ultramecanizado, donde hasta las cosas aparentemente simples se tornan difíciles, si no se cuenta con la experiencia y entrenamiento adecuados para hacerles frente.
Desde todo punto de vista, Chaplin creó un argumento en el cual su personaje podría, una vez más, dar rienda suelta a todo su carisma y atropello, con la diferencia de que en este caso la película no trataría de ser un simple entretenimiento, sino una feroz crítica al avance industrial no controlado.
El film comienza mostrando un día de trabajo en una fábrica, llevándonos enseguida a conocer los percances que un obrero (aparentemente inepto para hacer algo bien) sufre al no poder adaptarse a una maquinaria a la cual ha sido afectado. Su incapacidad de manejar una cinta transportadora desencadena risibles consecuencias: no sólo paraliza la cadena de montaje al descentrar un tornillo que supuestamente debía ajustar, sino que él mismo queda atrapado dentro de una máquina a la que debía alimentar, amén de terminar el día laboral totalmente enloquecido, luego de pasar largas horas alivianando tuercas.
Lógicamente es despedido, y vuelve a causar alboroto cuando en su nuevo empleo cae de un camión agitando una bandera roja que señaliza “peligro”, y se ve de repente liderando una manifestación comunista que lo toma por líder, terminando sus huesos en la cárcel.
Al salir de prisión, conoce por casualidad a una pobre trotacalles (Paulette Goddard, actriz con la que se casó durante la producción), y luego de ayudarla a escaparse de la policía y las autoridades de minoridad que la persiguen, se muda con ella a un tugurio cerca del puerto. Consigue trabajo como guardia de un gran almacén, y allí él y la muchachita disfrutan divirtiéndose inocentemente. Pero unos rufianes que advierten que el custodio no es tan “despierto” como debería entran a robar, y nuevamente Chaplin termina tras las rejas, responsabilizado de todo.
Cuando finaliza su condena y sale en libertad, el desdichado hombre se amarga al enterarse que su joven protegida, apremiada por la necesidad, está trabajando en un cabaret. Sin dudarlo, se emplea allí como mozo y cantor (y es aquí donde por primera y única vez en toda la película se escucha sonido, en la forma de una maravillosa canción que Chaplin creó utilizando diferentes dialectos y que él mismo entona), obteniendo singular acogida.
Pero la felicidad para los pobres vagabundos es efímera, ya que la policía y las ligas de defensa juvenil llegan al lugar, teniendo ambos que escapar tan rápido como pueden. Y la última escena que podemos ver de la película nos muestra a la pareja, sin dinero ni futuro pero felices de estar juntos, caminando hacia ningún lado, con rumbo incierto...
Esta es una de las imágenes inolvidables que el séptimo arte nos ha legado. Nos “disculpamos” en este caso por haber contado todo el argumento de la película, algo que no solemos hacer en MOMENTOS INOLVIDABLES, pero era necesario para que pudieran apreciar la importancia del momento dentro del film. De todas formas, la escena en que Chaplin “enloquece” al ritmo de la máquina infernal podría bien encajar en esta sección.
Muchos estudiosos de la vida de Charles Chaplin consideran que con esta película el director se alejó por completo del molde conceptual (la comedia simplona) que le había dado fama, y que los valores aquí existentes estaban totalmente cambiados. Pero si analizamos el film a fondo, observaremos que los ingredientes reinantes son los mismos de los tantos cortos que Chaplin realizó: el vagabundo sigue siendo el mismo, con su carácter tragicómico en extremo, y su compañía también, una pobre huérfana de la calle que se aferra a él contra viento y marea. Y el entorno que los rodea se repite: las frías calles, el sórdido submundillo de la pobreza, y las fuerzas incomprensivas de la ley, siempre dispuestas a terminar de un manotazo las ilusiones alcanzadas por los desvalidos protagonistas.
Además, la lucha desigual que Chaplin tiene con la inmensa maquinaria que debe manejar es un paralelismo con todas aquella dificultades que el actor tenía que sortear en cientos de sus películas anteriores, proyectada aquí en escala gigantesca. De igual manera, la alocada coreografía que montó para dar vida a la escena en que Carlitos huye despavorido de decenas de grises operarios y supervisores en la fábrica posee la misma agilidad y ritmo constantes que Chaplin utilizó en películas anteriores, cuando escapaba de la policía que lo perseguía.
En lo que sí innovó el genio fue en la utilización por vez primera de sonido en la película, aunque se trate solamente de una canción. Audaz como siempre, Chaplin se animó a filmar una película en la que prácticamente no hay diálogo, ocho años después de haberse universalizado el cine sonoro. Pero, para asegurarse el suceso, Chaplin trabajó por primera vez con un guión escrito, con el objeto de lograr continuidad en un campo desconocido para él, y recuperar su inversión de un millón y medio de dólares.
El contenido social y político de Modern Times fue (y es) considerado controvertido en extremo: unos alabando sus “virtudes proletarias”, y otros condenando su “propagandismo comunista”. Pero en lo que sí todos concuerdan es que la intención de Chaplin fue satirizar la deshumanización ocasionadas por los avances de la tecnología y de la industrialización, y no ponderar el capitalismo.
Del mismo modo y con la misma crítica social que esgrimiría con la maestría de su estilo habitual cuatro años más tarde para atacar al Nazismo, en su primer film totalmente sonoro, The Great Dictator (El gran dictador, 1940). Lejos de embanderarse en cualquier ideología política, el mensaje que Chaplin nos deja en la película es claro, y lo plasma fehacientemente en la maravillosa escena final: el héroe y la heroína solamente ansían escaparse de estos “tiempos modernos”, y abrazar una vida promisoria de aventuras, amor y simplicidades.
(Por Fabián Cepeda (www.hollywoodclasico.com))
Ficha técnica
Dirección Charles Chaplin
Producción Charles Chaplin - Regent (United Artists)
Guión Charles Chaplin
Música Charles Chaplin
Fotografía Rollie Totheroh - Ira Morgan
Reparto Charles Chaplin - Paulette Goddard - Henry Bergman - Chester Conklin - Lloyd Ingraham
País Estados Unidos
Año 1936
Género Comedia/Romance
Duración 87 minutos
Productora United Artists
Ver un trozo de la Pelicula Tiempos Modernos (1936)