La despoblación de los años sesenta trajo el abandono de los campos y la proliferación de plantas trepadoras que parasitan, ahogan y matan la vegetación autóctona.
Olivos, viñas, fresnos, chopos y edificios (puente medieval de Valdesotos, Monasterio de Bonaval… ) son presa fácil. En la Sierra Norte estas imágenes resultan habituales y ya no sorprenden a nadie. Y como no molestan …
¿Cuál es su secreto? Aunque no soy botánico, probablemente se deba a que saben aprovechar las oportunidades y se adaptan a cualquier entorno. Sus frutos, que los tienen, aparecen en lo mas crudo del invierno, como una prueba más de esa capacidad de adaptación.
Lar-ami
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