En su investigación actual sobre la obra maestra del (controversialmente) denominado “primer Wittgenstein”, el profesor G. Vallejos intenta vislumbrar la posibilidad de que, aún tratándose de una paradoja, el Tractatus Lógico-Philosophicus tenga la virtud de invocar la comprensión de verdades metafísicas.
Para Witt, lenguaje, pensamiento y hechos del mundo comparten una misma condición de existencia, a saber, la FORMA LÓGICA. En otras palabras, el lenguaje tiene la capacidad de representar el mundo a través del pensamiento porque lo que subyace a los hechos del mundo, al pensamiento y al lenguaje tiene una estructura lógica, y tal estructuración es la que posibilita, por un lado, la existencia del primero, y por otro, el carácter representacional de los otros dos.
Tal como lo explica el filósofo Chileno, la paradoja surge cuando, a través del lenguaje se pretende representar no sólo el pensamiento y los hechos del mundo, sino también aquella forma lógica que constituye, precisamente, la condición de posibilidad tanto de la representación como de lo representado. Esta paradoja se hace ostensible cuando se considera la concepción metafísica que Witt tiene del mundo, del pensamiento y del lenguaje, como se ilustra en la siguiente figura:
Según Witt, los pensamientos son intencionales porque “se tocan” (de alguna manera garantizada por una misma estructuración lógica) con los objetos de los hechos del mundo. Esta relación entre pensamientos, en tanto figuras lógicas, y los objetos que pertenecen a un hecho del mundo con igual estructura lógica, es lo permite la representación de genuina de lo que se denomina el sentido de la figura lógica. Dicho sentido no es otra cosa que la proyección no mediada de la estructura de algún determinado hecho del mundo. Dada esta concepción, el filósofo del Tractatus sostiene que el lenguaje puede representar el pensamiento en tanto figuras lógicas, y de manera mediada por estas figuras lógicas, el lenguaje puede representar también los hechos del mundo. Sin embargo, no puede representar la FORMA LÓGICA, porque ese el punto que define el límite de los sentidos.
Considerando la visión que Witt tenía acerca de la filosofía, según la cual el objetivo no sería proporcionar teorías, sino más bien dilucidar confusiones respecto de cualquier tesis filosófica que pretenda (explícita o implícitamente) sobrepasar los límites de los sentidos, uno puede concluir que sería imposible ir más allá de las elucidaciones que Witt muestra como sinsentidos. Si se logra llegar el límite de lo que puede decirse, lo inefable tendría que ser o bien el ámbito de lo que no puede representarse (en tanto estructura lógica), o bien una especie de ámbito ficticio de la filosofía (…quizás donde habitan los zombis y los inconscientes cognitivos que algunos teorizan en el campo de la filosofía experimental, quién sabe). En definitiva, la cuestión de fondo tiene que ver con la posibilidad de que las elucidaciones, siendo sólo un conjunto de sinsentidos, puedan no sólo mostrar el límite del lenguaje, sino que también ayudar al que filosofa (o a los que tiene inclinaciones filosóficas) a trascender los límites de los sentidos.
Una muestra del trabajo en curso del profesor G. Vallejo se puede revisar en: http://www.mindbriefings.blogspot.com/
.http://urbanguyb.blogspot.com/