Revista Coaching

¿Tiene sucesor Steve Jobs?

Por Falcaide @falcaide
¿Tiene sucesor Steve Jobs?El otro día saltaba la noticia: "Steve Jobs vuelve a tomar baja médica" o "Siete años luchando contra el cáncer". En el diaro El País, en el artículo ¿Cuánto vale la salud de Steve Jobs? se decía: "Steve Jobs es el alma de Apple. Pocas empresas están tan ligadas a su primer ejecutivo como el gigante tecnológico de la manzana. Por eso, la primera reacción del mercado ante la nueva baja médica de Jobs fue de miedo, esto es, de ventas". Los títulos llegaron a caer un 6,5% perdiendo casi 20.000 millones de dólares de capitalización bursátil.

Entre la literatura del management hay poco escrito sobre el tema de la sucesión de los máximos ejecutivos –al igual que sobre otros temas cómo las desvinculaciones–, tal vez porque todo lo que suene a fin es menos grato de investigar y escribir. Merece destacar el libro La sucesión del líder: un ejemplo de coaching ejecutivo, de Carlos Herreros de las Cuevas y alguno otro más.Javier Fernández Aguado, Presidente de MindValue que recientemente ha estrenado su blog Bitácora para Nicómacos y con quien hice el libro Patologías en las organizaciones (2ª edic., 2010), escribía una vez: "Una de las realidades que el hombre intenta autoocultarse con más frecuencia es el de la temporalidad de su paso por la tierra. Nada hay que vea el hombre con más frecuencia que la muerte; y nada que olvide con más facilidad. Se empeñan los hombres –y las mujeres– en soslayar no sólo que son mortalis –es decir, que pueden morir–, sino que son esencialmente moriturus: a saber, que han nacido con un sello marcado en la frente: necesariamente falleceré. Ir dando lugar a otros, prepararles para que sepan luego continuar con lo comenzado, debería ser un reto para cualquiera que tenga algo que decir o haya recibido algún tipo de gobierno. Crear escuela es, en cierto sentido, el mejor modo de inmortalizarse. No lo es, desde luego, el empeñarse en resistir en el puesto de mando hasta el último aliento. Quien eso pretenda, en realidad está dañándose a sí mismo y a la entidad para la que trabaja. Aprender a ceder poder, dar oportunidades, enseñar a asumir responsabilidades, son retos no indiferentes, porque implican aceptar activamente lo transitorio de la personal existencia. Ese proceso de debilitación de fuerzas físicas e intelectuales no habría de ser ocasión de rebeldía, de malos humores, de enfados inconsiderados con aquellos que vienen empujando fuerte... Si se asume con generosidad esa progresiva incapacitación, se está en mejores condiciones de transmitir experiencia a las nuevas generaciones".Y añadía en otra ocasión: "Retirarse a tiempo es una de las ciencias más difíciles de captar, porque quién más quién menos considera que a él no le tiene por qué llegar lo que sin embargo contempla a diario a su alrededor. Por carencia de profundidad antropológica, pocos son capaces de verse ellos mismos dentro del ataud que quedará bajo tierra acabada la ceremonia. ¡Qué solos se quedan los muertos!, clamaba el literato español. ¡Qué solos y que alegremente olvidados si no supieron dar lo mejor que tenían: su experiencia, su saber hacer¡ Por el contrario, qué acompañados quedan si sus ideas, sus ideales, sus proyectos siguen adelante empujados por otros".Amancio Ortega anunciaba hace unos días su sucesión en Inditex a cargo de Pablo Isla (ver artículo: La decisión de Ortega, una lección de liderazgo). No es ésta una cuestión baladí que se pueda improvisar de un día para otro sino que conviene prepararla cuidadosamente porque lo que ha llevado construir muchos años puede venirse abajo en poco tiempo. Uno de los grandes defectos de los altos directivos es que no saben buscar un sucesor a su puesto y grandes proyectos ven truncados. Por eso, una vez le preguntaba a Francisco Muro, Presidente para España y Portugal de Otto Walter, a qué se debía que gente que está en la cúspide no sea consciente de esto y no busque un sustituto. Y me decía: "Porque es muy difícil. Cada directivo tiene su estilo y forma de hacer las cosas, algo que está mucho más arraigado si esa persona ha sido el creador y el desarrollador de un proyecto. Crear cantera es una solución pero en casos de sucesión es más complicado dejar de hacer que hacer. Al que ha hecho mucho decirle que haga menos no es sencillo. Esto sucede mucho en las empresas familiares, en las que el fundador tiene un peso enorme. El gran problema en muchas de ellas es: ¿Quién jubila a papá?. Técnicamente habría que planificar y preparar la sucesión de manera adecuada, y así debería exigirlo el propio Consejo, pero luego no resulta nada de sencillo".


Como recoge
Juan Carlos Cubeiro en su obra El triunfo del humanismo en la empresa, en relación a Carlos V que entendió que había llegado su momento y decide dejar el poder a su hijo Felipe: "La última grandeza del líder es abandonar el poder antes de que el destino le obligue a ello. Ha de tener la suficiente previsión, generosidad y humildad como para preparar a la siguiente generación y cederle el testigo cuando las circunstancias lo aconsejen".
* Cuando se retiró el futbolista Zinedine Zidane adelantándose un año a su contrato, escribí un artículo en Cinco Días titulado: Zinedine Zidane y el adiós del directivo que dejo aquí.
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