Revista Deportes

Tigre y San Lorenzo: demasiada presión (y violencia)

Publicado el 09 junio 2012 por Marianofusco

Tigre y San Lorenzo: demasiada presión (y violencia)

Se habló mucho de este partido. Tigre y San Lorenzo se enfrentarán en Victoria, noventa minutos, con una carga emotiva extrema, con tanto palabrerío dando vueltas, una carga simbólica violenta profesada y exaltada por los propios protagonistas, fomentada a su vez por los medios de comunicación, deseosos de golpes de efecto, una táctica non santa pero eficaz en un marco que oler sangre forman parte del abecedario colectivo. Guerra, batalla, soldados, toda una jerga belicosa, reiterada, que circula nuestros tímpanos, que va y viene, se queda, que tiende a naturalizarse, y el caldo de cultivo se acrecienta, la olla a presión late y late a más no poder. Un arma de doble filo, supeditar a un encuentro de fútbol una trascendencia no correspondiente, puta, es un partido de fútbol, jodido, nervios, bisagra, con cosas por perder en el tablero, sí, claro que sí, pero tiene un límite, el cual se traspasó de sobremanera. Si la situación se desmadra, ya veremos pulular a los de siempre, a los que siempre dicen lo mismo. No digan que no les avisamos.

Los protagonistas, los futbolistas en pos de fomentar sus propias fuerzas, las grupales, encontraron al rival del domingo como un eje dialéctico para golpear. La quinta amarilla de Buffarini, con el reclamo de Tigre en los pasillos de Viamonte, las declaraciones de Migliore, acusando de “poco caballeros” a lo ejercido por los dirigentes del Matador, Carlos Luna y los dardos dirigidos hacia el entrenador azulgrana Ricardo Caruso Lombardi, éste último experto en papelones mediáticos, que hablo, que no, que renuncio si no juega Buffarini, que me arrepiento, una seguidilla de chicanas inadecuadas en tiempo y espacio, a minutos de resolverse la permanencia o no de estas instituciones en la primera división, y sí, todo esto en Argentina, con la esquizofrenia cotidiana que circunscribe al fútbol, a todo. Un manto de piedad era necesario.

Tigre y San Lorenzo se juegan mucho. Oración cierta, el cronograma dictó que, con tres fechas por disputarse, vayan a verse las caras. El atrás, el backstage, en vez de desdramatizar, al contrario, aumentó una rivalidad coyuntural, se trasladó aún más intranquilidad de adentro hacia afuera. La realidad futbolística argentina requiere grandeza e inteligencia por parte de dirigentes, jugadores y entrenadores, un compromiso que pocos, dignos, toman y desarrollan como tal. En la previa, el mensaje fue erróneo. En la cancha, mejor poner las patitas en el césped y jugar al fútbol. Y evitar giladas, por favor.


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