Tinta Secuencial (36): El Hematocrítico de arte, tomándose a cachondeo cosas muy serias

Portada del volumen recopilatorio

El mundo del arte, máxime si es anterior al siglo XIX, es una cosa muy seria. Algo lleno de cultura, con grandes autores sesudos, importantes críticos y marchantes que han dedicado por completo su vida a estas expresiones de autores ya fallecidos. El arte es, como diría Julián López, “una movida mu gorda”. Y el Hematocrítico se lo toma todo a coña.

Pues desde aquí me gustaría decir que, no sé muy bien vosotros, bien amados lectores, pero yo estoy más que harto de tanta sesudez, tanta trascendencia y tanta tontería con respecto al arte, concretamente los cuadros, que parecen ser un pináculo de la cultura intocable. Especialmente sangrante es el caso de esa estafa llamada “arte moderno”, pero ese tema daría para un libro entero.

Por eso, la llegada a las librerías de esta recopilación – pues las andanzas del autor se iniciaron en Internet, donde consiguió convertirse en todo un fenómeno – de las mejores tontadas ideadas por este seño, gracias a la publicación a mano de ¡Caramba!, supone un soplo de aire fresco que alivia, a base de tonterías, todas las estupideces que algunos grandes catedráticos sueltan.

Muestra del interior

Una vez tuve un profesor de Historia del Arte que le encontraba un subcontexto homosexual a todo. Incluso a Los Girasoles de Van Gogh. Y su opinión debía tenerse en cuenta, pues era un profesional docente investigador de la universidad, un tipo con estudios, formado, con argumentos de peso. Y yo me preguntaba, ¿de verdad tengo que creerme a este señor?

Supongo que gracias a estas ocurrencias tan pintorescas que nacen en el seno de los grandes entendidos y reconocidos autores contemporáneos, surgió la idea – incluso la necesidad – de que alguien se les riese en la cara – incluso que se les mease, qué narices -, y ese alguien es, cómo no, el Hematocrítico. Sr. Hematocrítico a partir de ahora, pues le han publicado un libro, y si esa es razón de sobra en la universidad para otorgarle credibilidad a alguien, también lo es para mí.

Realmente sorprenden mucho este tipo de iniciativas, y es que en el mercado actual es difícil ver algo que no consista en musculosos hombres en mallas, o que no sea una novela gráfica de tintes pretenciosos. Por ello, me gustaría pedir un aplauso para ¡Caramba!, y eso que ni los conozco en persona, ni mucho menos ellos a mí, ni voy a cobrar por escribir estas líneas a su favor.

Muestra del interior

El gamberrismo se está perdiendo, la capacidad para reírse de todo se difumina en aras de la llama “corrección política”, y viendo casos como el de Krahe, no me extraña tampoco que muchos autores recurran a la autocensura, no vaya a ser que dentro de varios lustros cojan y los juzguen por hacer un chiste. De hecho, si yo mismo fuera valiente, colaría aquí mismo algún chiste sobre el Holocausto, alguna tontería respecto a los juicios de Núremberg, pero no me atrevo.

Si dentro de treinta años veo que nadie juzga al Sr. Hematocrítico, os prometo que publicaré un libro sobre chistes de judíos y nazis. Hasta entonces, dejaré que se arriesguen otros y disfrutaré enormemente de las perlitas que vayan ofreciendo a todo público que quiera verlas.

Carcayú

Hola, soy Borja Prieto, y soy una bellísima persona, como Ramón Langa.

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