Revista Ciencia
• De mantenimiento: Se efectúa en todas las plantas. Es la típica poda de jardinería que se repite regularmente cada año. Consiste en suprimir y distribuir las ramas para otorgarle una forma definitiva y mantener su desarrollo armónico. A la hora de realizar los cortes, se debe considerar el grosor de las partes a modificar y el tipo de crecimiento.
• De limpieza: Se realiza en todas las plantas con flor y de mucho crecimiento. Se eliminan los trozos de ramas que no tienen brotes y que están secos; los rebrotes que hayan podido surgir de la raíz, que se denominan chupones; los rebrotes del pie del arbusto que sean débiles o que estén mal situados, y que no nos interese que se desarrollen como rama; las ramas que sobresalen por su exceso de vigor; las ramas cruzadas, mal orientadas o que enmarañan al arbusto; las flores y frutos marchitos que afean y consumen sus energías. Este tipo de poda también sirve para corregir la asimetría y mejorar la apariencia del ejemplar. Pero, además de mantener el aspecto estético y sanitario, ayuda a airear la planta.
• De rejuvenecimiento: Se realiza en las plantas viejas, de escaso desarrollo. Consiste en un corte drástico de una considerable parte de la copa con la finalidad de renovarla.
• De reversión: En los arbustos con hojas variegadas en amarillo o blanco surgen algunos brotes cuyas hojas son completamente verdes. En los arbustos de foliación variegada en amarillo o blanco, surgen algunos brotes de hojas completamente verdes que conviene eliminar. Se realiza también en las especies persistentes injertadas que, por mutaciones o por el desarrollo del pie de injerto, forman ramas distintas de las de la especie que queremos cultivar.
• De raíces: Aunque rara vez se practica en arbustos ornamentales, puede resultar útil para limitar el excesivo crecimiento en altura, y en especial para preparar el trasplante de los grandes arbustos.