Tiranía de Maximino, Rebelión, Guerras civiles, Muerte de Maximino. Parte I, Edward Gibbon

De las diversas formas de gobierno que han prevalecido en el mundo, una monarquía hereditaria parece presentar el ámbito más justo para el ridículo. ¿Es posible relatar sin una sonrisa indignada que, en el fallecimiento del padre, la propiedad de una nación, como la de una manada de bueyes, desciende a su hijo pequeño, aún desconocido para la humanidad y para sí mismo; y que los guerreros más valientes y los estadistas más sabios, renunciando a su derecho natural al imperio, se acercan a la cuna real con las rodillas dobladas y las protestas de fidelidad inviolable? La sátira y la declamación pueden pintar estos temas obvios en los colores más deslumbrantes, pero nuestros pensamientos más serios respetarán un prejuicio útil, que establece una regla de sucesión, independiente de las pasiones de la humanidad;
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