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Tirar la casa por la ventana.

Publicado el 15 julio 2024 por Bypils @bypils

ventana

La tele acababa de estrellarse contra el patio de luces creando un extraño mosaico con las astillas del  cabezal de la cama. Odiaba aquel cabezal, “tapizado con flores a lo Marta Stewart” .

Sacó toda la ropa que tenía en el armario,

Abrió la ventana y lo dejó caer todo. El jersey rosa que tenía la mancha de lejía, planeó graciosamente hasta caer en la cabeza de una mujer que pasaba por allí.

-.Tenga cuidado, oiga! – Gritó alzando la cabeza- Al final, vamos a tener un disgusto. ¡Qué hace tirando las cosas por la ventana, hombre!– Se quedó mirando el jersey rosa y con disimulo, se lo guardó en el bolso.

Cuando llegó la ambulancia, ya no quedaba nada en el salón, ni en la cocina, ni en el dormitorio.

Lo cogieron entre dos enfermeros. Tenía la adrenalina por los cielos y era incapaz de generar más sonido que un extraño hipido. Había entrado en estado de shock eufórico.

Cuando se le pasara, les diría que le había tocado la Lotería. Más de cien millones de euros. Por la mañana, había ingresado el dinero en el banco. Después, al llegar a casa, la  había tirado toda por la ventana…

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Figura en la ventana. Salvador Dalí, 1925. Una ventana magistral.

Tirar la casa por la ventana

Curiosamente, si esto hubiera ocurrido allá por el año 1763 en España, nadie hubiera llamado a los servicios de emergencia. Al pasar por esa calle, hubiesen sabido que aquel tipo le había tocado la Lotería Nacional. Los favorecidos por la suerte,  tomaron la costumbre de tirar por la ventana todos sus viejos enseres: ropa, muebles, libros, adornos. Se hacía para marcar el comienzo de una nueva vida, en la que no quedaban rastros de la anterior. La pobreza se descartaba y dejaba paso a un período de prosperidad.

En lugares como Nápoles, Sicilia y Calabria, se sigue manteniendo esta costumbre durante la noche de fin de año. Se cree que al arrojar objetos como platos, vasos o muebles en desuso, se liberan de todo lo malo que les pudo suceder en el año que termina. Es por eso que en los sitios donde se lleva a cabo esta práctica, deben vaciar las calles previamente y establecer un horario fijo para arrojar los muebles, sobre todo para que los  transeúntes sepan en que momento salir de sus casas, sin temor a ser alcanzados por un sofá o un candelabro. Estáis avisados.


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