Vista desde el refugio de La Caballera
De nuevo buscamos al protagonista de la comarca de Los Serranos, el río Turia, para descubrir nuevos paisajes cincelados por su transitar. Vamos contracorriente y circulamos por la CV-35 en dirección a Ademúz.A una hora de la ciudad de Valencia, Titaguas es uno de los enclaves con mayor patrimonio natural del Alto Turia. A 832 metros de altitud, su masa forestal sobrepasa el setenta por ciento de su superficie. Un gran legado que debemos conservar. Barrancos abruptos, numerosas fuentes de agua fresca y cristalina, piscinas naturales, áreas recreativas, cuevas, zona de acampada, bosques de ribera…
Y ya no hablamos de aquellos refugios de madera y piedra situados en entornos ensoñadores porque muchos de ellos están destruidos, han desaparecido o se encuentran abiertos expuestos al vandalismo…. Ya no funcionan como tales. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que la lista de espera era interminable y nunca te seleccionaban para poder disfrutarlos. Actualmente solo quedan tres en la Comunidad Valenciana y se centran en la provincia de Castellón.Aquí, en Titaguas, el paisaje lo diseña el río Turia junto a cerrados bosques de pinos cubriendo las montañas y un bosque de ribera que, como vamos a ver, aún no se ha despertado del letargo invernal. La naturaleza acompaña a estos tres rincones por los que vamos a disfrutar: el área recreativa de la Caballera; la zona de acampada y área recreativa del Molinico y la fuente Juncanilla. Los tres pertenecientes al PRV-220.
Dejamos atrás Titaguas y circulamos en dirección hacia Aras de Alpuente. Una pista asfaltada a la izquierda con la señalización de La Caballera nos obliga a desviarnos. Y ante el nuevo cruce, giramos a la izquierda por la pista de tierra. Unos nueve kilómetros nos separan de la entrada al área recreativa de la Caballera. Si circulamos con tranquilidad podemos observar el paisaje cambiante. Al principio, y en llano, campos de almendros. Y cuando la ruta nos obligue a circular por al borde de los barrancos, un paisaje estremecedor. Allí bajo quedan los cruces de pistas hacia otros pequeños recorridos que esta vez no podemos hacer.
Con dos fuentes hechas con piedra y que están tapizadas de musgo; una piscina con tobogán que se alimenta del agua fresca del manantial; mesas y bancos de madera, barbacoas, extensas zonas de hierba, y el río Turia que hoy baja veloz y con su característico tono rojizo que adquiere cuando, aguas arriba, ha estallado la tormenta.
Por cierto, llama la atención que las barbacoas no estén precintadas, quizá sea porque todavía no hemos entrado en el período estival. Pero puede ser muy interesante informarse antes de acudir con la intención de utilizarlas… Dos pequeños senderos desde La Caballera nos llevan a los extremos de este rincón. Si seguimos el cauce en contradirección enseguida encontraremos el refugio de piedra y madera. Está abierto y podemos cotillear su interior. Se encuentra en bastante buen estado. El senderillo sigue unos metros más al lado del Turia hasta que desaparece.
El otro sendero termina en una gran gruta excavada en la montaña y al lado del Turia, metros antes que desaparezca en una de sus revueltas. Lo seguimos desde la misma área recreativa después de cruzar el riachuelo que viene de las fuentes. Está declarada como zona de microreserva por eso llevamos mucho cuidado para no pisar plantas ni mucho menos arrancarlas.
El Molinico, además de tener las barbacoas, fuentes, aseos y bancos de madera es una de las zonas de acampada controlada. No podemos llegar y plantar la tienda de campaña con la idea de pasar la noche porque está prohibido en toda la Comunidad Valenciana. Si queremos vivir en plena naturaleza durante unos días tendremos que solicitar un permiso especial. En este enlace te dejo la información necesaria para que lo puedas tramitar.Desde aquí, podemos seguir la senda de la madera que utilizaban para extraer los pinos cortados o juguetear con un sendero tapizado de verde y en espiral que asciende a un montículo con una casa en ruinas. Las vistas desde lo alto son muy especiales.
Y dejamos los paseos para realizar una ruta de senderismo a un rincón donde la paz y el sosiego se respira por todos los ángulos: la fuente Juncanilla.Fuente JuncanillaLos otros dos rincones los conocía, pero éste, no. Y... ha resultado ser un lugar muy especial...
Al entrar en el Molinico seguro que hemos visto el cartel de madera que nos indica el pequeño recorrido de la fuente. Así que comenzamos a bajar hacia el riachuelo. Como ha llovido días antes, la pista está inundada y no podemos cruzarla. Algo que no debe importarnos mucho porque vamos a buscar algún tramo donde podamos saltar a la otra parte del riachuelo. ¡Y lo encontramos entre el matorral!Andamos por una pista muy ancha que va zigzagueando entre subidas y bajadas. Unos dos kilómetros nos separan de un entorno lleno de encanto. En una pequeña explanada y abierta a barrancos y rodeada de montañas, el agua de la Juncanilla brota muy fría y cristalina.
Una fuente que era un manantial que llegaba a una poza por un pequeño canal. Agua que era aprovechada por aquellos que vivían por los alrededores para regar sus cultivos, dar beber al ganado y para el consumo propio. Más tarde, construyeron una fuente y cerraron, o casi, el depósito que almacenaba el agua…
La belleza de este rincón y el correteo del agua por el abrevadero nos invitan a sentarnos en la hierba y admirar el poder de la naturaleza. Sol de media tarde que viste de colores especiales las cimas de las montañas, los bosques tan densos que tapizan por completo sus laderas y el olor a tomillo y romero recién brotado que dejan ver sus pequeñas floraciones… Un pequeño gran lujo en la naturaleza.
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