Tlazoltéotl era una diosa de la tierra en el panteón de los aztecas, aunque su área de influencia es un poco más amplia y menos habitual que la de la mayoría de las diosas de la tierra y la fertilidad. La inmundicia era su dominio, y alentaba el comportamiento inmoral al mismo tiempo que ayudaba a " purificarlo ".
Parece que Tlazoltéotl era originalmente una diosa de los huastecas, pero había algo que la hacía diferente, por lo que más tarde fue adoptada por los aztecas. Se animaba a aquellos que estaban cerca de la muerte, como los ancianos y los enfermos, a confesarle sus pecados para que ella devorase sus malas acciones, purificándolos y preparándolos para la vida futura. Aparte de esto, Tlazoltéotl también estaba asociada con la fertilidad y el nacimiento.
Diosa de la inmundicia
El nombre 'Tlazoltéotl' puede traducirse con el significado de ' Diosa de la inmundicia', y esta diosa era también conocida como Ixcuina o Tlaelquani. Como su nombre indica, Tlazoltéotl era una diosa de la inmundicia, y podía manifestarse bajo cuatro formas, cada una de ellas asociada a una etapa particular de la vida.
En su primera forma, que corresponde a la diosa en su juventud, Tlazoltéotl era una despreocupada y tentadora mujer. Al ir madurando, Tlazoltéotl adoptaba su segundo aspecto como diosa del azar y la incertidumbre. Siendo ya una mujer madura, Tlazoltéotl se convertía en la diosa que tenía el poder de absorber los pecados de los seres humanos. Por último, en su vejez, Tlazoltéotl era una bruja cuya presa favorita eran los muchachos jóvenes.
Tlazoltéotl es conocida por inspirar comportamientos inmorales en hombres y mujeres, llevándoles a participar en actos sexuales ilícitos. Sin embargo, ella también era capaz de perdonar a aquellos que cometían estos actos. Se ha señalado que el adulterio era castigado con la muerte en la sociedad azteca, aunque el adúltero (o adúltera) podía escapar a este destino confesando sus pecados a la diosa. Cabe añadir, sin embargo, que tales confesiones funcionaban solamente una vez a lo largo de la vida de una persona, así que los aztecas procuraban posponer este recurso tanto como les era posible.
Tlazoltéotl: la diosa de los labios ennegrecidos
Parece que el ritual necesario para obtener el perdón de Tlazoltéotl era largo y complejo. En primer lugar, un sacerdote de la diosa debía consultar sus libros y calendarios para determinar el día adecuado para ir a la casa de aquél o aquélla que se quería confesar. Cuando el sacerdote llegaba a la casa, el/la penitente se desnudaba y confesaba sus pecados con sinceridad y arrepentimiento, después de lo cual el sacerdote le prescribía un ayuno para la purificación del cuerpo. El pecador (o pecadora) también elegía el sacrificio que debía llevar a cabo. Una vez hecho esto, el/la penitente iba al templo de Tlazoltéotl, donde oraba y permanecía desnudo (o desnuda) en el suelo sobre un papel pintado de negro durante toda una noche.
El ritual finalizaba a la mañana siguiente, cuando el/la penitente se despertaba renacido/a y purificado/a, ya que sus pecados habían sido consumidos por la diosa. Debido a la creencia de que la diosa se alimentaba de inmundicia, Tlazoltéotl era a menudo representada con los labios ennegrecidos.
Algodón y nueva vida
Además de permitir la purificación de los pecados, Tlazoltéotl estaba también conectada con el parto, y era considerada la patrona de las comadronas. En algunas representaciones artísticas de la diosa, Tlazoltéotl es representada como una mujer dando a luz a un bebé. El rol de Tlazoltéotl como diosa de la tierra o de la fertilidad también tiene sentido cuando se interpreta la inmundicia asociada a ella como materia orgánica en descomposición, y su conexión con el parto es un símbolo de nueva vida.
Por último, Tlazoltéotl estaba también asociada a un determinado producto agrícola, el algodón, así como a las actividades que se desarrollaban en torno a él. En algunas representaciones de Tlazoltéotl la diosa lleva un tocado que incluye dos husos de algodón sin hilar.
Esta conexión con el algodón está basada en el hecho de que este producto era cultivado en grandes cantidades por los huastecas. Por otra parte, las telas de algodón tejido eran importantes como producto para las transacciones comerciales, y por lo tanto el hilado del algodón y el tejido de telas de este material eran actividades importantes (por cierto, realizadas principalmente por mujeres) que requerían de la supervisión de una diosa.
Referencias: