Revista Ciencia

Tocada!!!,…pero no hundida.

Por Educandonaturaleza @educando_ntza

Tocada!!!,…pero no hundida.Hace 65 millones de años la tierra fue herida de muerte. Un asteroide de 10 km impactó con nuestro planeta provocando la extinción masiva de finales del Cretácico. La Tierra entonces fue “Tocada”, pero no “Hundida”, una vez más nos demostró su innato instinto de supervivencia. De aquella gran batalla disputada entre el gran asteroide y nuestro planeta nos queda una gran cicatriz aún sin borrar que se encuentra en la península de Yucatán, Méjico. Aquel gran asteroide, con la intención de salir triunfador, no vino sólo, llegó acompañado de otros pequeños combatientes.

En la siguiente imagen podéis ver la localización del cratér que resultó de este impacto, el cráter de Chicxulub, localizado en tierras mejicanas.

Tocada!!!,…pero no hundida.

Al encontrarse la península de Yucatán sobre una placa tectónica estable la huella del impacto ha logrado permanecer a lo largo del tiempo.

Tocada!!!,…pero no hundida.

En esta imagen podéis ver cómo la mitad del cráter se encuentra sumergido en el mar. Al tener unas dimensiones tan grandes, 180 km, su descubrimiento no fue fácil.

El hallazgo se hizo a finales de los 70 cuando dos geofísicos trabajaban en la zona en busca de yacimientos petrolíferos. En aquella época no encontraron pruebas que evidenciaran que efectivamente aquella gran estructura geológica con forma de anillo se trataba de un cráter de impacto. No fue hasta años más tarde, cuando estos dos geofísicos se pusieron en contacto con Alan Hildebrand, cuando se descubrió que ese anillo efectivamete correspondía a un cráter de imapacto. Alan Hildebrand, geólogo canadiense, se encontraba entonces en busca de un gran cráter que hubiera provocado algún asteroide. Esta búsqueda estaba basada en una capa de sedimento descubierta en varios lugares del planeta con una alta concentración de Iridio, su formación sólo se podía explicar por un aporte extraterreste. La concentración normal de Iridio en la corteza es del orden de 0,1 partes por billón, y en esta capa la proporción es 90 veces superior a la normal. Alguno ya sabrá de la existencia de esta capa, puesto que hablé de ella en el post anterior (“Abracadabra, Flysch de Zumaia”), y no es otra que el famoso límite K-T.

En esta pequeña capa, que apenas llega a los 5 mm de espesor, también se han encontrado gran número de esférulas vítreas producidas al fundirse las rocas. Normalmente se producen en las proximidades de los volcanes, pero también a causa de impactos de meteoritos. El análisis químico de las muestras estudiadas descartó el origen volcánico.

Tocada!!!,…pero no hundida.
Alrededor del cráter se han encontrado extensísimos yacimientos de tectitas, indicando claramente la zona del impacto. Las tectitas, pese a su apariencia de meteorito, son fragmentos de rocas terrestres fundidas tras el impacto de un gran meteorito, no en vano su nombre proviene del griego “tektos” que significa “fundido”.

En zonas más distantes al cráter, en Texas y distintas localidades del caribe, se han encontrado Tsunamitas, que son unos depósitos caracterizados por una sedimentación caótica, causadas por el gran Tsunami que se originaría tras el impacto del proyectil (así se le llama al objeto impactor), de hecho éste fue otro de los indicios que llevó a Hildebrand a iniciar la búsqueda del enorme cráter.

Otro de los indicios que nos hace pensar que estamos ante un crater de impacto es que se ha encontrado cuarzo chocado o cuarzo de impacto. Este tipo de mineral se forma bajo condiciones de altísimas presiones, capaces de ser generadas sólo por el impacto de algún meteorito.

Una vez que el ejército de asteroides con el goliat de 10 km al frente, impactaron con la Tierra, comenzaron a desencadenarse una serie de acontecimientos que marcaron un antes y un despúes en la historia del planeta. Este gran monstruo chocó con en el que entonces era un océano causando incendios, poderosos terremotos, erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra y gigantescos tsunamis. Además se liberaron a la atmósfera nubes de gas y polvo que bloquearon la luz solar, dando paso al inicio de la extinción. Las plantas al no poder realizar la fotosíntesis murieron, los herbívoros que se alimentaban de ellas también, y los carnívoros que encontraban un plato esquisito en estos comedores de plantas siguieron este mismo trágico final. En tan poco tiempo y con la sucesión de tan rápidos acontecimientos, los que fueran testigos de esta colisión no tuvieron tiempo de adaptarse, y desaparecieron para siempre de la superficie del planeta. Sin embargo, lo que éstos feroces asteroides no pudieron evitar fue que nos dejaran alguna pista en el registro fósil de su existencia en el pasado.

La morfología de este cráter, con una cuenca multianillos y un pico en el centro nos indica que aquel impacto fue brutal. En función del tamaño del impactor, su velocidad, angulo de impacto, densidad y composición, formará un tipo de cráter u otro.

Tocada!!!,…pero no hundida.

En el caso del meteorito de Chicxulub el cráter que nos ha dejado es de tipo complejo, representado en la letra (b) en el siguiene esquema. El (a) es un crater simple que como veis deja una sencilla forma de cuenca.

Tocada!!!,…pero no hundida.

La clave de todo esto es que este impacto acabó con una serie de grupos, pero puso en marcha nuevos mecanismos evoloutivos para dar la bienvenida a nuevas especies. Surgieron entonces los primeros mamíferos.

Terminando con la lectura de este post os surgirá una pregunta bastante lógica, ¿es posible que otro asteroide de estas características vuelva a impactar en un futuro con la tierra?

Un estudio de la revista New Scientist reveló que la probabilidad de fallecer por el impacto de un asteroide es mínima. Los científicos estimaron que cada 500.000 años se da una colisión fatal que acabaria con una de cada cuatro personas. Las estadísticas demuestran que es mucho más probable fallecer en accidente de coche que hacerlo por el impacto de un asteroide.

Tras el hallazgo del crater de Chicxulub y otros que se han encontrado a lo largo de todo el planeta se puso en marcha un programa, el Near Earth Object Program, con la finalidad de detectar y seguir la trayectoria de los objetos potencialmente peligrosos, y preveer con antelación su aproximación a la Tierra.

Gracias a este programa se han catalogado 6292 objetos, de los cuales 1062 tienen un diámtero estimado de 1 km o más, y 145 se han etiquetado como “asteroides potencialmente peligrosos” (PHA, Potentially Hazardous Asteriods).

Para ser un PHA, el asteroide debe cumplir dos condiciones: que su órbita corte con la nuestra a menos de 0.05 UA (UA: Unidades astronómicas. Aproximadamente unos 7.500.000 km) y que mida 150 m de diámetro o más.

Por el momento podéis estar tranquilos porque no hay nada previsto en el próximo siglo. El riesgo de impacto se expresa sintéticamente en la llamada escala Torino, que va de 0 a 10. Los valores 8, 9 y 10 se aplican a impactos seguros y el valor depende del daño causado. Al día de hoy sólo hay un objeto por encima de cero, el llamado 2007 VK184, de unos 130 m de diámetro. El máximo acercamiento se producirá en algún momento entre  los años 2048 y 2057. La probabilidad de impacto es, por suerte, de sólo 0.00034. Y no, no hay nada para el 2012 ni nada se está acercando desde los confines del Sistema Solar, eso sólo está en la imaginación de algunos apocalípticos.

Tocada!!!,…pero no hundida.

DEP, criaturas del pasado


Archivado en: Universo
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