Empecé en esto de Internet con el blog Jon Kepa. Como gran aficionado e interesado en la vida política empecé a traer a este blog diversas noticias que se trataban en medios no habituales.
Cuando ya tuve una cierta experiencia, no demasiada, pues cada día se aprenden cosas de otras personas, me decidí por abrir un blog dedicado a temas náuticos, en principio era solo para tratar los temas de formación para la obtención de títulos náutico-deportivos pero se fue ampliando hacia todo lo que tuviera relación de modo directo o indirecto con el mundo de la mar, los barcos y sus gentes; a este blog le llamé Enseñanzas Náuticas y ya para rematar la faena abrí uno con textos propios, eso sí, con referencias a mis fuentes de inspiración. Le llame Mis Opiniones en Libertad.
José Antonio
"Jon Kepa"
Corría el año 1.967 y se estaba produciendo una guerra en Oriente Medio, Israel se estaba peleando con sus vecinos árabes. A esa guerra se la conoció como la “guerra de los seis días” y en ella destacó un gran estratega, se llamaba Moshe Dayan y le recordamos por ese parche en el ojo como un buen pirata.
Digamos que ese fue el punto de inflexión en aquello a lo que me dedicaría años después. Era a principios de junio, el curso escolar llegaba a su fin y yo ya me estaba planteando qué estudiar en el futuro. Por un lado me atraían las estrategias en la guerra de Moshe Dayan pero a mi nunca acabó de gustarme eso de ser militar, no me iban, ni me van, esos temas por lo que decidí que para conocer mundo lo mejor era viajar pero, ¿cómo hacerlo sin que te costara un duro?. Mis padres no eran precisamente ricos. En la mar vi la luz, me haría marino mercante, tenía algunos precedentes familiares. Mis padres me dieron su VºBº, sólo me pidieron que acabara el bachiller superior para entrar directamente en los estudios. Les hice caso y esperé un par de cursos más, acabé el bachiller superior y me marché a Cádiz a estudiar náutica. Marchar a Cádiz fue otra decisión familiar consensuada, no conocíamos los otros lugares donde se realizaban estos estudios, por aquello tiempos sólo existían cinco escuelas en España (Cádiz, Barcelona, La Coruña, Bilbao y Santa Cruz de Tenerife). Cádiz fue la elegida dado que habíamos pasado varios años en Marruecos y la mayoría de españoles que estaban allí eran andaluces y guardábamos un buen recuerdo de ellos.
Era la primera vez que salía de casa y allí, en Cádiz, pasé dos años maravillosos. Hice buenos amigos, Paco de Almería, Juan de Jaén y Antonio de Melilla se convirtieron en mis mejores amigos. Hoy apenas mantengo contacto con ellos. Paco dejó la mar y se dedicó a la agricultura; le vi hace años a raíz de la boda de un amigo de la mili que se celebró en Almería. A Antonio le vi varias veces cuando hacía la ruta entre el Mediterráneo español y Canarias y a Juan le perdí la pista por completo, le he buscado en las redes sociales pero no le he encontrado. Pasé dos años en Cádiz pero me veía un poco fuera de lugar, ya me había hecho al carácter valenciano y los andaluces eran y son muy diferentes así que cuando acabó el curso decidí pedir el traslado a Barcelona; quedaba más cerca de casa y compartíamos una lengua, con sus variantes, y una cultura. En Barcelona acabé mis estudios y también allí hice buenos amigos. Tras los estudios tocaba realizar las prácticas de navegación, debían ser 400 días de mar de los que al menos 100 debían de ser de más de 24 horas, se trataba de que las 24 horas de un mismo día fueran completas en alta mar. Esas prácticas se realizaron en varios buques. La mayoría de nosotros optaba por hacerlas en distintos buques de distintas características con objeto de tener una formación más amplia. Mi primer buque fue un buque de carga refrigerada, era de una empresa de Valencia, mi ciudad de origen y residencia, hoy desaparecida y el embarque fue en Rotterdam. Fue la primera vez que salí de España, eso si no contamos mi niñez pues yo me crié en otro país. Hicimos un vuelo de Valencia a Londres y de ahí a Rotterdam. Mi embarque fue breve pero aprendí algo muy importante y del que hice bandera a lo largo de los varios años que pasé embarcado y es que en asuntos de trabajo no se puede bromear ni hacer chanza; nuestra profesión es muy seria y tanto el barco como las personas que en el trabajan dependen de una buena decisión tomada. Eso me lo enseñó un primer oficial de Alicante al que conocí años antes en Barcelona. También en ese barco conocí a un capitán que abusaba un poco de la bebida, llevaba toda una vida navegando y eso es muy duro. También conocí a un engrasador que se zampaba una caja de cervezas diaria, se bebía casi los 24 botellines, estaba alcoholizado pero no se emborrachaba. Hice varios viajes llevando naranjas (Valencia late) desde Marruecos a Francia. No estaba acostumbrado a ese ambiente, tenía novia y se acercaban las Fallas por lo que aguanté poco y desembarqué en Francia en Port Vendres, muy cerca de la frontera española. Después de descansar unos días y pasar las fallas volví a embarcarme, esta vez lo hice en un bulkarrier de una empresa de Barcelona que también desapareció. Con ese buque hice varios viajes a América, en concreto a la Argentina. Tampoco guardo buenos recuerdos de ese capitán ni de su primer oficial y eso que estos no eran ningunos borrachos precisamente.
El capitán era diabético y embarcaron media tonelada de espinacas solo para él; en las comidas servían los filetes más grandes primero al capitán, luego al jefe de máquinas y luego iban disminuyendo de tamaño a medida que bajaba la graduación del oficial de tal modo que a los alumnos nos tocaban unas miserias de bistec. Un día me cabreé y protesté por esa discriminación hacia nosotros, les faltó tiempo para tildarnos de comunistas en plan despectivo. Hay que hacer notar que en esa época aún vivía Franco y el PCE era ilegal. Meses después me encontraría a ese capitán y a su primer oficial en la Escuela en Barcelona, iban más perdidos que un pulpo en un garage y me pidieron ayuda para solventar sus problemas; menos mal que no soy como vosotros y os ayudaré porque no os lo merecéis, les dije.Normalmente el viaje hacia América lo hacíamos de vacío por lo que llenábamos de agua una de las bodegas centrales, por cuestiones de estabilidad, esa bodega la usábamos como piscina cuando nos encontrábamos por zonas tropicales. No veáis como impone saber que tienes 12 metros de agua debajo de tus pies. Una de las condiciones que nos exigían cuando nos matriculábamos en Náutica es la de saber nadar y nos hacían una prueba en piscina para comprobarlo, teníamos un tiempo limitado y hubo quien las pasó canutas para superar esa prueba. También nos exigían una vista determinada mejor para los de puente y algo menor para los de máquinas. La vista es muy importante en el puente, la vista y el inglés entre otras cosas. Después de un par de viajes decidí cambiar de buque y estuve una temporada en uno de Transmediterránea, hoy Acciona. Hacíamos una ruta a la que se conocía como el triángulo y que consistía en ir de Valencia a Ibiza, de Ibiza a Alicante, de Alicante a Ibiza y de Ibiza vuelta a Valencia y una vez al mes nos desplazábamos a Barcelona a hacer consumo (llenar los depósitos de combustible, fuel oil y gas oil). Ahí estuve unos tres meses junto con otro alumno, también de Valencia, compañero de estudios y uno de los pocos con los que aún guardo una buena relación de amistad y también de los pocos que aún siguen navegando. Ambos nos desembarcamos aprovechando que el buque entraba en astillero para una de las revisiones reglamentarias que deben pasar todos los buques; sería algo parecido a lo de las ITV de los coches pero en plan serio. Como era Navidad decidí pasarlas en casa con la familia y uno de esos días llamé a un amigo para felicitarle las fiestas, también es marino, pero no estaba en casa. Su madre me dijo que estaba embarcado y que se encontraba en La Coruña, me dijo que era un barco frigorífico, que era de una empresa Canaria, que también ha desaparecido, me dio el teléfono de la empresa por si quería mandarle un mensaje (por aquellos tiempos aún no se habían inventado los móviles). Total que después de meditarlo decidí llamarles, les dije que sabía que tenían el barco en La Coruña que no tenían alumno y que si me daban plaza y sí, me la dieron, embarqué un 28 de diciembre, menuda inocentada. Fue mi embarque más largo, donde mejor me lo pasé y donde más aprendí. Sigo conservando una muy buena amistad con el primer oficial al que conocí en Cádiz en mi segundo año. Venía huyendo de un hueso de Barcelona; Teoría del Buque era el hueso y aunque en Cádiz no era fácil al menos el profesor de la misma, que fue práctico en Sevilla y al que vi años después cuando fue nuestro práctico en un viaje a aquella ciudad, no era tan duro como el de Barcelona. Después de este proceso de 400 días de prácticas de mar que fueron muchos más ya que no cuentan todos como es lógico marché a Barcelona nuevamente. Después de presentar la documentación que demostraba que había hecho las prácticas reglamentarias y después de que me las visaran me matriculé para hacer el curso de piloto de la marina mercante. Fue un curso intenso y duro, especialmente en las asignaturas claves como la Astronomía y navegación, la maniobra o el inglés. Finalizado el curso y obtenido el título de piloto de 2ª clase de la marina mercante empecé a buscar embarque y encontré trabajo en una empresa asturiana, de Gijón. Allí pase siete años. Hubo momentos buenos y momentos menos buenos, incluso malos, temporales de mar duros de narices y buenos tiempos, de todo, tuvimos de todo pero un día empezaron los problemas económicos y al final acabamos todos en la calle. Tras el primer embarque en esta empresa no me tocó más remedio que incorporarme al Servicio Militar, entonces aún era obligatorio y sino te presentabas podían meterte en la cárcel, eran otros tiempos. Llevaba demasiadas prórrogas por estudios y no me quedó otra salida. Nos quejamos ahora del alto índice de paro que hay en España pero esto no es nada comparado proporcionalmente con lo que tuvimos aquellos años en la marina mercante española. Decía en algún comentario anterior que si la empresa ya desapareció y lo dije varias veces, TRAFRUME, la empresa valenciana, desapareció; la TAC, la empresa catalana, también desapareció y NAVICASA, la empresa canaria, también desapareció. Estas tres junto a otras muchas, entre ellas Gijonesa de Navegación S.A. acabaron desapareciendo y es que eso de los despilfarros no es algo nuevo. En tiempos de Franco se dieron grandes préstamos a los armadores, préstamos que emplearon para la construcción de sus buques y que nunca devolvieron hasta que llegó el primer gobierno socialista de Felipe González y exigió o la devolución de los préstamos o la entrega de los buques Muchos optaron por esto último y esa fue la puntilla a nuestra marina mercante. Se intentó negociar con el gobierno para que no se desprendiera de los buques nuevos, que crearan una empresa nacional y así mantener los puestos de trabajo, pero no se bajaron del burro, ellos también tenían mayoría absoluta y no hicieron caso a nadie. Durante unos años funcionó la S.G.B. (Sociedad Gestión de Buques) manejando esa gran flota y dando trabajo a varios miles de marinos hasta que se deshicieron de toda la flota. Se hablaba de entre un 75 y un 80% de paro.
Tras este desastre cada uno de nosotros procuró buscarse la vida lo mejor que pudo. Yo tuve bastante suerte ya que encontré un par de empresas entre las que repartí la mayor parte de mi tiempo.
En un momento determinado la cosa se puso bastante difícil por lo que decidí acabar mis estudios por completo presentándome a los exámenes de Capitán de la marina mercante, también obtuve este título en Barcelona. Luego tuve el mando de buque durante unos meses para acabar cogiendo una baja por enfermedad, enfermedad que acabó por retirarme del mundo de la mar.
La verdad es que no tengo quejas de mi paso por los barcos y por la mar. He conocido mucho mundo, he conocido y compartido vivencias con personas de casi toda España y de casi todas he aprendido cosas. He visitado tres continentes, varias decenas de países y lugares hermosos. He conocido la Sudáfrica del apartheid, la Argentina de Videla y Galtieri, Nueva York antes del atentado, Venecia, los Grandes Lagos y tantos y tantos lugares...
Desde que dejé de navegar pasé mi tiempo dando clases para quienes querían sacarse las titulaciones deportivas, iba a la Escuela de Idiomas para repasar alguna lengua, como el francés, o aprender otras como el árabe y desde hace unos años me metí en esto de los blogs.
Este fue un repaso a vuela pluma, sin profundizar demasiado pues son infinitas las anécdotas que tengo en mi cabeza y que aún cuento a amigos que me lo piden.
Lo malo de esto es que muchos de los amigos que hice viven tan alejados que apenas tengo contacto con ellos, a pesar de ello sigo conservando algunos buenos amigos y eso sin contar a las muchas personas que he conocido gracias a los blogs.
Quizá en otra ocasión os pueda contar alguna anécdota más.
José Antonio, "Jon Kepa", nació en la ciudad de Valencia, en Russafa, a mediados del siglo pasado. Pasó toda su infancia en el Protectorado español de Marruecos, donde su padre estaba destinado como maestro.
En 1.962 regresó a España y continuó sus estudios de bachillerato en la ciudad de Valencia. Comienza los estudios de náutica en Cádiz aunque posteriormente se traslada a Barcelona donde los termina. Entre septiembre del 80 y febrero del 82 cumple el servicio militar, entonces obligatorio.
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