Revista En Femenino

Todas las niñas tienen derecho a la EDUCACIÓN

Por Hijosmanual @hijosmanualdee1

Todas las niñas tienen derecho a la EDUCACIÓN

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, me gustaría escribiros una reflexión sobre el derecho a la educación de las niñas . Éstas que en un futuro serán mujeres y que la educación les dará la c apacidad de elegir, de ser fuertes, de ser independientes, las desarrollará como personas íntegras en todas sus facetas .

En España por suerte, la educación es un derecho fundamental, e incluso está protegida, por la LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo), siendo obligatoria en las etapas de Educación Primaria (6 a 12 años) y Educación Secundaria (12 a 16 años).

Aunque no significa que en nuestro país las niñas tengan todo el trabajo hecho, es decir, aún quedan muchos derechos e incluso pensamientos que difieren si naces niño o niña.

Pero hoy quiero reflexionar sobre el papel de la educación y como hay países donde la educación aún no es algo básico en ciertos colectivos muy vulnerables, y en este sentido aún queda mucho por cambiar.

He pensado que la mejor manera de que conozcáis esta situación, es meteros en la piel de un personaje, hoy seremos una niña nacida en India. Y elijo India porque hace muchos años leí un libro que jamás olvidaré por la dureza de lo que cuenta "La Ciudad de la Alegría", un libro que me dejó sabor agridulce, porque es un libro maravilloso, pero a la vez el dolor de sus personajes me inundaba en una profunda tristeza.

Además, porque también os hablaré un poco de la Fundación Vicente Ferrer, la cual trabaja desde hace muchos años en este país, para garantizar el pleno desarrollo de sus comunidades más vulnerables, y entre sus proyectos está por supuesto, el acceso a la educación.

En primer lugar, aclarar que el personaje es ficticio, pero la realidad si puede responder a la que viven muchas niñas en aquel país.

"Diya es la tercera hija de la familia Nehru, sus hermanos mayores son niños. Todos han nacido en Madhya Pradesh, uno de los estados más pobres de la India.

Cuando nació Diya su familia se sintió enormemente triste, ya que no sabían cómo conseguirían reunir una dote suficiente para poder casar a su hija.

Ella ajena a todo ésto crecía, con una más que clara malnutrición, por la falta de alimentación, ya que su familia no podía mantener a tres hijos, y si tenían que elegir a quien sacar adelante, por supuesto que lo harían con sus hijos varones, que podrían traerles en un futuro una buena dote de su boda con alguna chica de una familia con más recursos que la suya.

Pero Diya, nació para sobrevivir, nació fuerte y llegó a la edad para ir a la escuela, pero nadie nunca jamás se planteó escolarizar a Diya, porque realmente para su familia, la verdadera misión de Diya era casarse cuanto antes con el hombre que sus padres elegirían, aunque éste fuera mucho mayor que ella, pero su familia había aceptado la poca dote que la familia Nehru había conseguido reunir.

Cuando Diya cumplió los 15 años era una muchacha preciosa de ojos negros y pelo oscuro, con rasgos delicados y cuerpo excesivamente delgado.

Sus padres estaban convencidos que era la hora de casar a Diya, y por supuesto la familia de su futuro marido estaba completamente de acuerdo.

Diya después de su boda no volvió a saber nada de su familia, ya que al casarse se fue a vivir a casa de sus suegros con su marido, como es tradición.

La familia de su marido, aunque mantenían las tradiciones al igual que la familia de Diya, decidieron darle la oportunidad de estudiar, siempre que ésta trabajara para ellos en el negocio familiar y tuviera atendida la casa.

Diya nunca se rindió, siguió estudiando y formándose mientras atendía sin descanso a las otras tareas diarias que tenía encomendadas.

Cuando consiguió superar con éxito las dos primeras etapas educativas, ya era una mujer, y quiso cambiar su suerte.

Habló con su marido que al principio fue mi reticente, ya que en su opinión nadie haría caso a una mujer y menos aún para montar una empresa.

Pero Diya siempre se mantuvo fuerte y decidida, la educación le había demostrado que podía hacer todo lo que quisiera, buscó, se informó, y al final consiguió lo que pretendía, y cuando le mostró a su marido lo que había conseguido, éste la apoyó y emprendió el camino con ella.

Su negocio aunque modesto funcionaba, y permitió a Diya seguir sus estudios superiores, porque realmente su sueño era montar una escuela, principalmente para niñas.

Ella había comprendido, que gracias a la educación que le regalaron sus suegros, ella había conseguido llegar hasta donde estaba y quería que otras niñas de donde ella había nacido tuvieran oportunidades de elegir quién ser en su propia vida".

La educación nos da la capacidad de conocer, elegir, de darnos cuenta que tenemos derechos, que somos iguales que los demás y que por tanto debemos exigir que se nos trate como tal.

La ignorancia es el arma que usan los dictadores, para mantener a la gente mansa sin pedir más de lo poco que les proporcionan, porque así creen que son felices.

Por último como mencioné antes, poner de relieve el trabajo de la Fundación Vicente Ferrer en India, concretamente con el proyecto actual #Bicicletasconpoder para que la educación de las niñas vaya sobre ruedas.

Todas las niñas tienen derecho a la EDUCACIÓN

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