Revista Deportes

¡Todavía quedan toros bravos!

Por Malagatoro

Celoso

“Celoso” arrancándose al caballo


Ayer por los chiqueros de la Malagueta salió un toro bravo, que fue un oasis entre la mansedumbre de un encierro de Victoriano del Río desigualmente presentado, con varios cinqueños avanzados que iban para correr calles y otros ejemplares anovillados impropios de una plaza que se dice, aunque nunca me lo creí, de primera categoría. Otro saldo de última hora.

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Volvió  la esperanza para muchos aficionados, ¡todavía quedan algunos toros bravos en la dehesa! “Celoso” se llamaba el burel, de 512 kilos de peso, de buena presencia y hechuras, que fue bravo en todos los tercios. Salió en cuarto lugar y le correspondió en suerte a Antonio Ferrera. Acudió presto y como un rayo al capote eléctrico de Ferrera que lo lanceó de forma acelerada y con esa antiestética forma de encorvar el cuerpo que le caracteriza. Cumplió de sobra en varas, metiendo los riñones y empujando con clase en los dos puyazos que recibió. En banderillas asistimos a los mejores momentos de la tarde. El toro iba con alegría y Ferrera ofreció un tercio cargado de emoción. El primer par fue a toro pasado. El segundo, de mucho riesgo, propio del diestro, citando de espaldas para realizar el quiebro en un salto muy cerca de los pitones y luego clavar en la cara fue vibrante. El tercer par al quiebro por dentro y en la cara fue extraordinario y de gran riesgo, como lo fue la carrera para parar al burel que galopaba con brío y codicia. Muy bien Ferrera, todo un portento de facultades y de valor con los garapullos.

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En la muleta “Celoso” se desplazaba largo, con acometividad y humillando. Ferrera comenzó bien la faena, pero no fue capaz capaz de cogerle el aire a las embestidas del bravo animal. Sin temple, sin bajarle la mano, citando encorvado fuera de cacho, sin llevarle toreado, rematando los muletazos por arriba aliviándose, y sin conseguir dominarle, el toro le fue ganando la batalla. Se quitó las zapatillas sin venir a cuento y siguió perdido en el final de faena propinando algunos banderazos. Estuvo por debajo de la bravura y calidad del cornúpeta. Mató de una estocada trasera y atravesada, y fue premiado con una oreja pedida por el público que no se enteró que en el ruedo hubo un toro bravo que había ganado la partida a su lidiador. Hasta hubo fuerte petición del segundo despojo que el presidente, esta vez acertadamente, no concedió. Recibió aplausos el toro en el arrastre.

El primero de la tarde, bien presentado, fue un cinqueño con casi seis años, fue manso, soso y con apenas recorrido. Le puso dos pares de banderillas a toro pasado y un buen tercer par por los adentros. Con la muleta el toro se quedaba muy corto y se defendía. Tras propinarle algunos trapazos a modo con el cuerpo encorvado, lo finiquitó de una estocada baja. Saludos.

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Juli, conocido por estos lares por su cariño por los gatos, lidió en primer lugar, a un novillote impresentable, manso, que apretaba para los adentros y que sembró el pánico entre los banderilleros, acostumbrados a lidiar animalitos dóciles, que suelen llevar del brazo a plazas que se lo consienten, como ésta, don Julián y su apoderado Roberto Domínguez. No voy a decir que Juli no estuviera decidido, en absoluto, y más teniendo en cuenta las condiciones del toro, que no teniendo calidad se dejó con la franela. Pero en su faena hubo pasajes iniciales de pases ligados y ajustados, de mano baja y hondura, para acabar con su toreo ventajista, sin exponer un ápice retrasando la pierna de salida, abusando de pico muleteril y desplazando hacia fuera la embestida. Finalizó con circulares invertidos y algún mantazo. Pinchazo, cinco descabellos y aviso. Saludos.

Con el manso y terciado quinto, que se tapaba por la cara, Juli lo intentó, se esforzó, no lo dudo, pero muy al hilo, metiendo pico y dando su vueltecita característica. Tras pasaportarlo de un pinchazo y una estocada casi entera, mostró su enfado. ¡Pero de qué se queja, don Julián, si estos animalejos son los que usted escoge y trae su apoderado bajo el brazo!

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Manzanares no dio una a derechas. Cierto que le tocó el peor lote, pero se le vio desganado, como ausente. El cinqueño felino o roedor, no sé en que especie incluirle, que hacía tercero fue manso, soso y flojo. Al burel de condición para cantar la gallina y rajarse, lo toreó en terrenos cercanos a chiqueros, metiendo pico, desplazándolo hacia fuera y sufriendo varios desarmes. En lugar de taparle con la muleta en terrenos alejados de la querencia, lo que hizo fue facilitarle el que se rajara muy pronto. Volvió a demostrar que anda muy escasito de técnica y que su tauromaquia se basa en la estética ante el toro dócil y repetidor. Pinchazo hondo y estocada. El sexto, justo de presentación, fue otro manso que se rajó pronto, tras intentarlo Manzanares, con su enorme pañosa metiendo pico con donosura y acompañado la pobre embestida. Acaba prolongando innecesariamente la faena en tablas, costándole cuadrar al bicho y propinando un mitin con su fuerte, la espada. Metisaca, dos pinchazos, estocada casi entera, y hasta ocho descabellos, recibiendo dos avisos del palco.

Manzanares se ha caído del cartel de esta tarde, por un esguince en el tobillo, que según el diestro alicantino, se produjo por el mal estado del ruedo. Yo no he dicho nada, que conste, si usted, amable lector, piensa mal, es cosa suya. Será sustituido por David Galván que hará el paseíllo junto a Finito de Córdoba, que sustituye a Jiménez Fortes, y Enrique Ponce.

Paz y salud

Pepe Pastor


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