No eran tan caras las renovables
Como siempre que sube el precio del petróleo, los medios de comunicación venían hoy llenos de información sobre el impacto de esta subida en la economía española. En esta ocasión las noticias venían aderezadas por los comentarios sobre la medida del gobierno de reducir el límite de velocidad a 110 kms/hora. Mucha alarma, mucha preocupación, y alguna medida puntual. Lo habitual en estos casos. Es ya tiempo de exigir algo más: el petróleo escasea y la demanda crece, la atmósfera acumula cantidades crecientes de CO2 y se calienta a un ritmo sin precedentes. ¿A qué estamos esperando?De todos los datos que se han publicado, el más relvante lo daba el Presidente de la Fundación de Energías Renovables en una carta publicada en El País. Según Javier García Breva:
"en 2010 las importaciones de gas y petróleo han supuesto más de 34.000 millones de euros, el 50% de nuestro déficit comercial, y la desviación de los presupuestos del estado por el incremento de sus precios van a suponer 7.000 millones de euros más para 2010 y otro tanto para 2011. Y solo la subida del petróleo de esta última semana es muy superior al coste de 6.000 millones de las renovables para todo un año."
Estos datos son una carga de profundidad que deja en evidencia la política energética que ha seguido el gobierno. Pero, lo que es más importante, evidencian la necesidad de cambiar el rumbo de esa política energética. El departamento dirigido por Miguel Sebastián ha acusado a las energías renovables de todos los descalabros tarifarios. Ahora queda en evidencia que el problema no son las renovables. El problema es el petróleo.
Más allá de medidas puntuales como la moderación en la velocidad máxima, es necesaria una estrategia a medio plazo que analice las posibilidades de ir reduciendo por sectores el consumo del petróleo, y ponga en marcha medidas ambiciosas para eliminar esa dependencia tan enfermiza y tan onerosa.
¿Podemos vivir sin petróleo? Seguramente si, pero para conseguir ese objetivo hay que trabajar para llegar a él. Y más vale que empecemos pronto