Publicado originalmente el 30.08.2015 en http://www.saltoalreverso.com
A veces el tiempo no pasa. Esta maldita enfermedad nos tiene aburridos e inquietos a partes iguales. Y, por supuesto, aterrados. Por suerte, ella se ocupa de mí hasta en los detalles más insignificantes y es quien conserva la calma y propicia la sonrisa: “tengo que ser la mejor versión de mí porque te lo mereces”, me dijo hace unos meses. Y lo está siendo, desde luego que sí.
Ayer mismo, aburridos como ostras, soportando el dolor y los infinitos mareos de la quimioterapia, le hice notar lo maravillosa que era la luz que reflejaba su cuerpo desnudo: “Hazme una foto” -me dijo- “¿De verdad? Mira que si te la hago luego la voy a querer publicar” -respondí con la repentina ilusión de un niño- “Sí, hazla”.
Y así estuvimos un rato, haciendo fotos a su maravilloso cuerpo. Todo con tal de apaciguar mi aburrimiento. Todo con tal de verme un poquito mejor.
Todo con tal de amarme y todo porque me ama.