En vista de que aquella variación “en corto” que dí en llamar el rellume (el relámpago en español de España) me he decidido por revisar las bases del contrato y hacer exactamente lo contario. En principio mi idea con esto era ofrecer artículos de mayor brevedad e inmediatez, lecturas ágiles con una periodicidad de cierta constancia que se alternasen con los cada vez más extensos textos habituales que así podrían centrase en revisiones, filmografías o recopilaciones de diverso pelaje ya que ese es el camino que de forma natural ha ido tomando el blog, el del largo recorrido. En la declaración de intenciones que inauguraba con la extraña La notte dei serpenti prometía que estos relámpagos sería inéditos e independientes del material que solía (o suelo aunque cada vez de manera más espaciada) poner en Filmaffinity y que sirven en muchas ocasiones como bosquejos de lo que voy trayendo por aquí (cada vez en menos ocasiones también). Precisamente este alejamiento me hace ahora darme cuenta del error, al escribir sobre algo nuevo tengo cada vez mayor tendencia a la digresión y la ampliación, a tira de hilos que llevan a sitios insospechados y que convierten esos textos nuevos en puertas de múlti
ples sentidos. Por otra parte la idea de las microreseñas, de formato aún más sintético que las guardadas en Filmaffinity parece haber cristalizado con fluidez en “la versión Facebook” prestándose, además, a un agradecido trabajo de recopilación que es como meter todas las píldoras sueltas en una caja. El resultado es que esas antiguallas encuentran mala salida. Solución: el rellume muta para acoger todos esos juguetes almacenados en un trastero lleno, que ya casi ni uso y en el cual poca gente se para a mirar. No serán, por supuesto, las mismas versiones, sino reescrituras, ampliaciones desde esa base preexistente que permitirá una segunda vida a películas extraordinariamente variadas que bien merecen que les de algo más el aire.
Para empezar a relampaguear de nuevo nada mejor que hacerlo con algo especial y por un motivo especial. ¿El qué? La mano de un hombre muerto de Jesús Franco ¿Por qué? Porque Carlos Aguilar le dedica un libro, editado nada menos que en Cátedra. En cuanto lo lea será convenientemente desarmado por aquí para ver que tiene dentro.
Jesús Franco
España
1962
95 min.
Fotografía: Godofredo Pacheco
Música: Daniel White
Montaje: Ángel serrano
Guión: Jesús Franco, Pío Ballesteros, Juan Cobos y Gonzalo Sebastián de Erice
Reparto: Howard Vernon, Hugo Blanco, Gogó Rojo, Fernando Delgado, Paula Martel, Ana Castor, Turia Nelson, Georges Rollin, Serafín García Vázquez, Ángel Menéndez
La mano de un hombre muerto,(dobles parejas de ases y ochos, la jugada que llevaba el legendario Wild Bill Hickok cuando Jack McCall lo asesinó por la espalda en Deadwood) es uno/otro de entre ese puñado de trabajos a rescatar directamente desde la primera y probablemente mejor (o al menos más sólida) parte de la abigarrada filmografía de Jesús Franco que pese a no apurar hasta el fondo todas sus posibilidades y a decantarse por el tratamiento menos estimulante en ocasiones, termina, en conjunto, por resultar tan agradable como rebosante de detalles, malsanos o geniales, y sugerencias que anticipan sus mejores logros, es decir los de la electrizante Miss Muerte en 1965.
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Puede hablarse con cierta propiedad de una reconfiguración del goticismo que había animado su fundacional Gritos en la noche en 1961, donde se aparca el casticismo cercano al Neville de La torre de los siete jorobados y las ficciones pulp de comienzos de siglo, e incluso parcialmente la pertenencia expresionista, para buscar nuevos referentes/parentescos en otros dos fenómenos europeos contemporáneos: por un lado el krimi alemán sobre la narrativa de Edgard Wallace que en aquel mismo momento ya había puesto en funcionamiento la Rialto -explotándolo a conciencia entre finales de los 50 y principios de los 70 en base al trabajo destajista de profesionales como Alfred Vohrer o Harald Reinl (encargado también de la saga Winnetou/Old Shatterhand según Karl May) y entronizando en el imaginario popular bis a figuras tan entrañables como Joachim Fuchsberger o Heinz Drache en el lado de los buenos y el jovencito aunque ya perpetuamente maligno Klaus Kinski en el contrario, amén
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Album Jesús Franco