Mientras que ellos en sus apariciones públicas suelen poner de manifiesto pobreza intelectual y argumental, cinismo y desvergüenza, nosotros, los damnificados, procedemos con indolencia y dispuestos a repetir los mismos errores cada vez que se nos convoca a las urnas.
Más allá de la mercadotecnia, la pose y la búsqueda de un titular; más allá del afán por ser portada de periódicos y noticia de apertura de los noticieros ¿dónde quedan las palabras razonadas, la exposición didáctica o el debate ordenado y construido con el argumento como hilo conductor? ¿Dónde la escucha atenta, la lectura inteligente y reflexiva?
Perorata, arenga, proclama, alegato, soflama. ¿Algo más cuando habla el líder? Hay quien, sacudiéndose las pulgas, aplaude al muñeco del ventrílocuo, quien señala al árbitro para eludir responsabilidades y quien apunta a los grandes medios de comunicación por el sesgo ideológico que rezuman. Pero, siendo cierta y reiterada la orientación unidireccional de la mayoría de editoriales, nunca como ahora la ciudadanía contó con tantas posibilidades para llegar a las noticias, contrastarlas e interpretarlas. Por ello, cuando observamos el panorama político como si no nos afectara, cuando descargamos nuestras responsabilidades en otros, ¿qué estamos haciendo?
¿Acaso no se dan las circunstancias necesarias para apostar por otras políticas, para repudiar ciertos cambios cosméticos o generacionales? Es el momento de cambios profundos y de más democracia. Es tiempo para apoyar opciones que no actúen como lacayos de intereses bastardos. Aunque las tropelías han sido tan grandes y los abusos tan evidentes, los sondeos electorales publicados, vaticinan unos resultados frustrantes.
¿La telepatía goza de buena salud? De acuerdo, las encuestas en ocasiones son utilizadas como método de vaticinio interesado y propaganda partidaria. Ya conocen eso de quien paga manda. A nadie sorprende que determinadas encuestas, en vez de reflejar las intenciones de los encuestados publiquen los deseos de quienes las encargan. Pero hay una constante en todas ellas: la derecha, encarnada en distintas opciones, avanza.
Como aquí se da más relevancia a los símbolos que a las ideas y la unidad territorial resulta más urgente que las necesidades de los ciudadanos, aunque parezca paradójico, las elecciones españolas de diciembre ya están condicionadas por el ansia independentista de buena parte del pueblo catalán. Si el proceso continúa por los derroteros anunciados ya tenemos claros ganadores en la convocatoria electoral de diciembre.
El rescate bancario y el abandono de los ciudadanos; el copago sanitario, la reforma laboral, la LOMCE y la l ey mordaza, caerán en el olvido. Todo está dispuesto para que el elector sufra amnesia sobre la financiación del PP, el mensaje de Rajoy a Bárcenas, el destrozo de los discos duros reclamados por la justicia, los asuntos Rato, Gürtell y Púnica. No influirá para nada el insulto desde su escaño de la diputada Fabra, ni la insolencia del diputado . ¿Quién se acordará del abandono de los dependientes? Si los derechos sociales menguaron y aumentó la desigualdad social, carecerá de importancia. Todo, absolutamente todo quedará supeditado a la unidad nacional, los valores patrios y la bandera.
El relato del poder parece dictado. Con nuestra colaboración, los electores quedamos relegados al papel de simples figurantes necesarios para dotar al sistema de apariencia democrática. Y sin embargo, la democracia requiere ciudadanos comprometidos, tolerantes y exigentes.
Es lunes, escucho a Xavier Dotras Trio:
La república independiente de Catalunya Encuestas de destrucción masiva Luz de la Esperanza La falsa democracia: un kratos inaccesible al demos De Simone de Beauvoir a la identidad española El avispero de España El poder y los medios La derecha no existe Prieta las filas